30 de diciembre de 2010

filosofía mundana (fin de año y otras soledades)

Querido jueves,

Estamos a 30 de diciembre y por estas fechas parece que haya la obligación de hacer un resumen casi mes por mes de lo que ha sido una docena de fascículos que se vendían del capítulo 1 al 30 diariamente, sin interrupciones.

Éste no ha sido mi año. Lo reconozco y no pasa nada. Llevo bastante tiempo dando vueltas por la vida y hay momentos en que se tienen que reconocer los errores, las malas rachas y bajar algun escalón para subir con más fuerza después.

Ha sido el año de las dudas, de la recuperación, de los peces, del desmadre antiboda de Noa, del decidir qué hacer con mi vida, del aceptar nuevos retos, de médicos y embarazos fantasmas, de la aparición de Laura, de tardes con Pol, de reuniones inhumanas, de Inglaterra, de mi cumpleaños por Berlin con Al, de reencuentros, de despidos.


Lo empecé sola y lo terminaré sola. Ya tengo cuatro cosas para subsistir mañana por la noche y, el día 1 será otro día más, será otro principio, será otro volumen con 12 fascículos más.

24 de diciembre de 2010

filosofía mundana (Navidades y otras farsas)

Querido 24 de diciembre,

Vuelven "LAS FECHAS" de cada año. Esta vez no he tenido tiempo ni ganas para buscarme ningún vuelo lejos así que me voy a sentar en la mesa, voy a sonreír a todo el mundo, voy a comer y voy a intentar repartir amor. Lo voy a intentar porque se me hace realmente difícil en fechas como estas.

Este año, y no se el porqué, llevo más días de lo normal pensando en mi padre y en mi abuelo. Supongo que todo vino de una crónica que leí la semana pasada sobre los referentes en la vida.
Yo perdí mi gran héroe demasiado temprano, pasé más de 5 navidades pidiéndole a los reyes que, aunque fuera un suspiro, pudiera saber que estaba conmigo. Luego empecé a pedir que mi madre nunca me dejara sola y a maldecir el día en que él desapareció dejándola con poco más que lo puesto. Giré todo mi centro de admiración hacia mi abuelo, él era el único hombre de la familia. Desapareció también aunque yo ya tenía suficiente cordura para no pedir nada a los reyes y, simplemente, dejar que el curso de la vida siguiera. Empezamos una vida nueva. Mi abuela, mi madre, mi tía, mis hermanas y yo. 6 mujeres apaleadas por la vida, 6 mujeres que no dudaron en atarse con cuerdas a la vida y seguir contra oleaje por muchos, muchísimos años. Y aquí seguimos aunque los echemos de menos.

4 de diciembre de 2010

filosofía mundana (felicidades Kiara)

Querido sábado,

Hoy es el cumpleaños de Kiara y como buena perfeccionista que es, se ha organizado su fiesta de cumpleaños en casa de San, sin ningún miramiento.

Haremos un pica pica y espaguetis a la carbonara. A mi me toca llevar las patatas y las olivas, no me dejan ni cocinar unos tristes espaguetis. Supongo que tienen miedo de que les queme la olla, rompa la cuchara de madera y ralle la vitrocerámica como la última vez, pero es que son unos exagerados.

Estará bien, será un reencuentro con Ádam que ha vuelto de su viaje de 3 meses al Nepal, veré a Ágatha, Carlos, Jan y todos los que no vi por mi cumpleaños. Volveré a ver a Elena y la abrazaré con todas mis fuerzas después de dos semanas en que ha perdido todos sus orígenes.Me gustará volver a ver caras sonrientes después de todos estos fríos días.

Volveré a ver a Al que lleva una semana trabajando en un proyecto que le recluye 24 horas al día en su habitación. Cuando no es uno es el otro. Estoy pensando en dejar el trabajo e irnos a montar un chiringuito en la playa. Así de claro.

29 de noviembre de 2010

filosofía mundana (nohaymanera)

Querido lunes,

El miércoles de la semana pasada salí pronto de una reunión y decidí pasarme por la tienda de segunda mano. En la puerta titubeé un momento pero la curiosidad mató al gato y entré. No disimulé, me daba absolutamente igual todo lo que se vendía, simplemente quería verle a él y le vi. Invariante, como si se hubiese estado toda la semana, todas las horas, cada minuto sin mover un simple músculo. Seguía con el mando en la mano, mirando la tele que ahora no hablaban de física sinó de la contaminación de los ríos tanzánicos. Me miró y yo, disimuladamente, cogí lo primero que encontré y fui a pagar.

- Hola. Vinilo de Elvis. 2€.Gracias.
No me dió tiempo a decirle casi nada a parte de "hola" y "gracias a ti". Cuando pagué miró la caja, metió el dinero y siguió mirando la televisión. Me quedé allí plantada formando parte de la nada.

Me largué con el corazón encogido y con ganas de dar la vuelta, cogerle por el brazo y decirle "¡mírame, háblame, quiero saber más de ti!!!". Paré un par de segundos pero seguí, esta vez, hasta la tienda dónde me compré la sudadera.


Aun hoy le doy vueltas al tema pero no si será mejor seguir por mi camino, recordando que se cruzó un día esa mirada que me habló y que luego, con palabras, fue incapaz de seguir.

14 de noviembre de 2010

filosofía mundana (cuántica y drogas)

Querido domingo,

Me merezco las broncas de mis amigos, me merezco las llamadas de atención de mi madre, me merezco el "tú misma" de Al, el "tú te lo has buscado" de Yago y el "si quieres llámame" de todos. Últimamente mi vida se ha reducido a una obsesión cíclica que gira entorno a mi trabajo. He sido totalmente absorbida por una fuerza más fuerte que la gravedad hacia un centro de equilibrio inestable, incansable e impetuosamente enfermizo. No tengo vida más allá de los informes, los proyectos, las comidas/cenas/convenciones/estupideces empresariales en las que, sin tener la culpa ni la necesidad, me veo involucrada más por impulsos naturales que profesionales.

Ayer, después de más de 13 horas frente a la pantalla del ordenador decidí hacer un "guardar como-salir-apagar", me puse mis cascos mágicos con los cuales parece que la vida pasa a otro ritmo, me saludó Sugar de los Tonic con esos acordes acústicos que ya te hacen ver todo un poco menos negro, me enfundé en unas Converse más rotas que enteras, en unos tejanos más enteros que rotos y en un jersey más de Al que mío y me eché a andar.

Pasé por un montón de calles con nombres curiosos, recordé rincones escondidos de amor, me reí con alguna que otra barbaridad humana y descubrí algo maravilloso lejos y a la vez enmedio del irrespetuoso murmullo de la ciudad.
Iba andando con el objetivo de llegar a una tienda conocida para comprarme una sudadera de la marca Michael Jordan que hacía tiempo tenía en mente pero no tenía el dinero en cartilla cuando pasé por delante de un local viejo, con la persiana de hierro oxidada y la puerta de madera y cristal abierta. Me tuve que parar para contemplar la belleza de ese roble pulido a mano. Eché un vistazo dentro y vi ropa, collares, bolsos, libros. Era una tienda de segunda mano. Entré a curiosear, me recordaba demasiado a mis días por Berlin y no pude resistirme. Me quité los cascos mientras tocaba las camisas de franela, estudiaba los zapatos de charol y leía los títulos de obras rusas sin traducir. Sin saber de dónde empecé a oir una televisión y una frase " la teoría de cuerdas no es más que el principio de un largo camino". Me sorprendieron 2 cosas: la tele encendida y el programa de cuántica. Al oir eso me hizo pensar que, como era lógico, habría alguien atendiendo en la tienda así que me giré y le vi. No pasaría de los 25, moreno con los ojos negros y excepcionalmente profundos. Me estaba mirando con el mando de la tele en la mano. Me ruboricé, sonreí y salí casi corriendo girándome en la puerta para ver como sus ojos seguían allí. Era increíble la personalidad que me había transmitido con tan solo una mirada.

No pude llegar a la tienda. Me volví a casa en estado de schock. Solamente tenía esos malditos ojos clavados, cerraba los ojos y lo veía allí inmóvil.
Había quedado con Al para cenar y le comenté lo de la tienda, no el chico sino la tienda en sí. Me comentó, sin hacer hincapié, que esa tienda era parte de una fundación para ayudar a los ex drogadictos a la integración y que todos sus empleados, un par de chicos que él recordaba, estaban en vías de desintoxicación o lo habían logrado.
Aún me sorprendió más, desvié el tema pero por mi interior habían 3 palabras: él, cuántica, drogas. Quería volverlo a ver.

Quiero volver a verle.

31 de octubre de 2010

filosofía mundana (entrenamiento)

Querido domingo,
Son las diez menos cuarto de la noche y lo más divertido que he hecho hoy ha sido barrer el piso al ritmo de "The Gaslight Anthem" y leer un trozo más de "On the Road".

Hace una semana que fui a cenar a casa de Yago. No estuvo mal, la presencia de Yago Jr. relajó el ambiente lo suficiente como para poder mantener conversaciones distendidas sin miedo al error. Cuando el pequeño se fue a dormir y después de tomarme una copa, decidí volverme a casa. Quedamos para el martes y así empezar mis primeras clases de kárate. Llevo toda la semana molida. Su teoría es que no puedo tratar de defenderme sin estar en forma así que cada tarde, después del trabajo, se me lleva a correr hasta que la lengua me llega a los tobillos, entonces venimos a casa y hago 100 abdominales y 5 flexiones (sí, 5, no sé doblar bien los brazos y me como el suelo en cada intento). Dice que en un par de meses notaré mejora, yo solo sé que llevo una semana yéndome a dormir a las 10 con agujetas hasta en las pestañas.

Cuando corremos él me habla, me cuenta que ha dejado de ir y venir a NY, que se discutió con su exmujer y logró traerse a Yago que va a una escuela privada inglesa, que ha decidido vender la casa del lago Como y comprarse una más pequeña en algún otro sitio, etc. Yo solamente sé escuchar, soy incapaz de hablar sin morderme la lengua al respirar.

Me gusta pensar que, cuando yo lo creía todo perdido, hemos sido capaces de retomar una amistad basada en la madurez de los dos. Es gratificante y, a la vez, me enorgullece pensar que ya soy más adulta.

23 de octubre de 2010

filosofía mundana (4 calles más allá)

Querido sábado,

Esta tarde he hecho el corazón fuerte y he decidido ir a ver a Yago. En la nevera tengo impreso el mail que me envió la empresa a la cual iré a trabajar a finales del año que viene con todos los requisitos que ya mencioné. Como uno de ellos era tener conocimientos de defensa personal y Yago era profesor de karate he pensado que sería una buena manera de volver a hablar con él, sin reproches, retomando la vieja costumbre de las charlas con cafés en su casa.

Así que al llegar a casa me he cambiado, me he puesto cómodamente informal y he ido a su piso vestida con una sonrisa nerviosa. No me abría el portal así que he llamado a su vecina y me ha abierto. He subido hasta su piso y he llamado al timbre. No ha salido nadie. Lo he intentado 4 veces. A la quinta ha salido la vecina. "No está" me ha dicho seguramente cabreada por el ringring impasible del timbre. "¿Está trabajando?" le he preguntado, a lo que ella me ha contestado "no, simplemente ya no vive aquí". Anonadada me he quedado. Se ha largado y ni siquiera me ha dicho adiós. Frustrada y aún sin reaccionar le he preguntado si sabía dónde se había largado. "No, desapareció de un día para el otro, solo sé que las últimas semanas rondaba mucho por aquí un crío".

Me he vuelto a casa y le he llamado, sin pensármelo dos veces por si acaso me arrepentía. Por suerte me ha cogido el teléfono y hemos estado hablando de banalidades, como si no fuese importante volver a escucharnos la voz después de tantos meses. Le he comentado mi idea y mi infructuosa visita a su casa, su respuesta ha sido "Sí, he conseguido la custodia de Yago y nos hemos mudado a otro piso con más habitaciones, no es cuestión de dormir los dos en la misma cama jajaja, nada, estamos 4 calles más allá de la parada de metro". Me he alegrado por él porque ahora puede tener al pequeño cerca. Me ha invitado a cenar a su casa esta noche, los tres.

He aceptado.

13 de octubre de 2010

filosofía mundana (cumpleaños)

Querido miércoles,

Ayer por la noche llegué de celebrar mi cumpleaños. ¿Aún? Sí.
El sábado, como ya había comentado, me fui de excursión, a buscar ese nosequé que mucha gente dice que llevo dentro y que yo no se ver, esa conexión con el alma más profunda, ese silencio que llena solo tu respiración y tus pensamientos. Sigo sin verlo pero yo lo intenté. Me sirvió para superar algunos retos personales y autosatisfacerme sin necesidad de nada material.
Volví a casa sobre las 8. A las 10 había quedado con mi madre, Al, mi abuela, mis hermanas, Kiara, San, Carlos, Jan, Mario y las vecinas para cenar en mi casa. Como no sé cocinar (y todos lo saben) les pedí a cada uno que trajeran un plato que yo ponía la bebida. Estuvieron de acuerdo sin pensárselo. La alternativa era la posibilidad de que incendiara la casa.

Paré la mesa, me cambié y como me sobraba tiempo me senté a ver la tele.
Las 10. No llegó nadie.
Las 10:10. Nadie, ni mi madre ni mi abuela que siempre son demasiado puntuales.
Las 10:30. Llamé a mi madre. No me cogió el teléfono. Llamé a Noa. Tampoco. Empecé a sospechar de alguna estúpida sorpresa y me cabreé.
Las 11. Harta de esperar subí a ver si las vecinas estaban en casa. Encontré un post-it pegado en su puerta. "Llámale" ponía en letras rojas con un corazón mal hecho al lateral. Me cagué en todo, ya empezaban a ser todos compinches.
Llamé a Al mientras bajaba hacia mi casa. Me saltó el contestador. "Hola, soy Al y ahora no puedo hablar contigo. Si estás en casa coje la chaqueta, baja al portal y llama a Mario".
Ya se me había pasado el cabreo y empezaba a estar un poco alucinada. Cogí la chaqueta, el bolso y bajé por las escaleras. Llamé a Mario. Saltó el contestador. "Hola, soy Mario y ahora no puedo hablar contigo. Si estás en el portal coge el taxi que tienes delante y dile la palabra fraséame. Cuando te conteste dile de quien es la frase. Nos vemos pronto".

Me encontré un taxi en doble fila, subí y con más vergüenza que miedo le dije al conductor "fraséame". Sin girarse me contestó "los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero". No lo dudé, sonreí segura de mi victoria y contesté con voz firme "William Shakespeare". El taxi arrancó. No había sido muy difícil hasta el momento, esta frase siempre la decía Jan cuando nos discutíamos entre todos. Cuando ya llevábamos un cuarto de hora cruzando la ciudad el taxista me dijo "Resultado del partido Lakers-Celtics, 18 de junio 2010", aquí ya veía la intervención de Al. Él es de los Lakers y yo de los Celtics y hay pocas cosas que le gusten más que hacerme reconocer que los Lakers ganaron su 16º anillo. Tuve que reconocer "83 a 79", entonces el taxista cambió de dirección bruscamente (al estilo de taxista estresado) y paró ante una nave industrial que no me sonaba de nada. Me pidió que bajara y se largó. Me quedé enmedio de la noche en un polígono industrial un poco a las afueras. Me senté en la acera a esperar no sé el qué. Sonó un teléfono que no era el mío, estaba tirado en la acera unos metros más allá. Lo cogí. "Llama a Carlos" y colgó. Era la voz de Jan. Llamé a Carlos, como mínimo la voz era familiar. " Hola, soy Carlos y ahora no puedo hablar contigo. Si estás tirada en el polígono ve a la esquina de la farola y espérate allí". Otro maldito contestador. Fui a la esquina y vi acercarse un coche negro con los cristales tintados y una canción de Eminem sonando a toda hostia. Todo empezaba a ser un poco de película. Paró delante mío. Abrí la puerta y me metí. El chico que conducía no lo conocía de nada pero, si no fuera porque me lo acababa de decir Carlos, hubiese corrido en dirección contraria hasta romperme los tobillos. Daba francamente miedo. "Coge la caja de tu izquierda y ábrela". La abrí, había un anillo con un pedrusco de esos gordos que quedan muy de señora y que no me gustan pero aun así me emocioné. Había un sobre y lo abrí. "Sé que no te gustan estas cosas y por eso el anillo es falso y la piedra es un cristal, solamente quería demostrarte como hace todo el mundo que sería capaz de regalarte el anillo más precioso del mundo para que supieras que te quiero. Sería capaz de hacerte pasar miedo en un polígono para que supieras que quiero estar contigo siempre. Sería capaz de mover todo tu mundo solamente para que me concedieses el baile que nunca tuvimos o que estúpidamente nunca quise compartir. Si quieres concederme el placer de compartir tu cumpleaños di "sí quiero". Sonreí y hasta solté un suspiro de alivio. "si quiero" le dije al malaspintas que llevaba el coche. Él también sonrió y puso la canción 6, Lose yourself , una de mis favoritas. Llegamos a un hangar oscuro y me pidió que bajara. Yo ya solo sabía obedecer a todo el mundo. Me llamó mi madre. Eran las 12 y media de la noche y pensé que quizás ella no sabía de que iba todo.
-Mamá, ¿qué pasa?
- Tú escúchame, abre el maletero y coge lo que hay. Te quiero.
Abrí el maletero y había mi maleta azul. Pesaba. El coche se fue mientras el chico me gritaba "buena suerte hermana".
Volvía a estar a oscuras con una maleta en un hangar de a saber dónde. Empezó a sonar Seasons of love mientras se encendían una a una las luces del cobertizo. Apareció un avión privado que abrió la puerta. Yo estaba flipando. Salió Al vestido con traje y corbata y me invitó a subir. Yo iba rastrera, como siempre y me encontraba del todo desencajada en ese ambiente. Al subir vi el lujo con el que estaba decorado todo. No sabía de dónde podía haber salido semejante monstruo porque Al tenía dinero pero no tanto.
"bienvenida, ahora solamente te falta una cosa, ves a la parte trasera y ponte lo que hay allí". Fui y me encontré con el vestido más bonito del mundo. Siempre había creído que mi vestido rojo de Chanel era insuperable pero el Monique Lhuillier azul petróleo con escote palabra de honor lo superaba todo y los zapatos negros Givenchy que apenas sabía cómo me iba a mantener en pie eran del todo irreales.

Era francamente espectacular. Volví y Al me pidió que me sentara. "Nos vamos de viaje. Vamos a quitarnos todas esas tiritas malditas que nos hemos ido poniendo encima de cada herida". El avión arrancó y en tres horas y poco estábamos llegando a Berlin.

Le quiero.

9 de octubre de 2010

filosofía mundana (FELIZ y dades...)

Querido sábado,

Una vez más, vuelve a ser mi cumpleaños y, una vez más por estas fechas y desde que cumplí los 15, tengo la maldita sensación de sentirme absolutamente sola en el mundo.

Este año he tenido la suficiente convicción y poder para hacer lo que quiera sin depender absolutamente de nada ni nadie. Y lo estoy haciendo. Son las 8 de la mañana y voy a dar comienzo a mi plan de "escapismo" de la estúpida realidad.

Voy a regodearme en la soledad por propia voluntad.

Volviendo al oscurecer haré como si nada, compartiré cena con los míos, sonreiré, les querré con locura pero seguramente, en el fondo, pensaré que esto es inevitable.


¡Feliz demasiadogésimo cumpleaños!

29 de septiembre de 2010

filosofía mundana (reuniones)

Querido miércoles,

Tengo tantos proyectos entre manos que empiezo a saturarme. El móvil saca humo entre llamadas, reuniones y entradas en la agenda. Este año decidí que no me compraría una agenda de papel, de las de toda la vida, porque nunca me acuerdo de cogerla y la del año pasado se pudrió desde julio detrás de la mesilla del comedor. Así que tiro de alarmas, recordatorios, memorándums de politonos varios que suenan todo el día y que me hacen parecer el tenderete del tiro de la feria del pueblo.

Ayer recibí una carta, de correo convencional como los recibos, aceptándome una solicitud que pedí hace un año aproximadamente. Todo empezó cuando el verano pasado Kiara se fue de viaje de cooperación a Perú, a mi me entró esa inquietud de ayudar pero estoy harta de viajar todo el año así que decidí buscar algún proyecto gratuito de voluntariado por el país y lo encontré. Fue más por casualidad que por búsqueda. Cuando ya había desistido fui a la universidad donde había estudiado a dar una conferencia y en un tablón de anuncios vi una pequeña postal amarilla que, con unas grandes letras negras, ponía "Proyecto Nightingale". Me acerqué y vi tres palabras: voluntarios, niños, inmigración. Arranqué la postal y me la guardé. Cuando llegué a casa entré a la web y empecé a leer los proyectos que tenían en mente o que ya habían empezado a difundir. Me encantó la sencillez y encanto con el que transmitían sus ideales y me apunté para hacer de mentora de un menor inmigrante recién llegado a la ciudad. Sonaba divertido y me pareció una buena manera para ayudar a la integración e igualdad en esta enorme ciudad. Mandé una carta con mi currículum y mi inexperiencia en el mundo de la docencia o los niños. Lo vi como un gran punto en contra pero aún así lo probé.
Hasta ayer no había sabido nada. Abrí la carta y desesperé. "Ha sido preseleccionada para formar parte del proyecto. Tiene una entrevista personal el miércoles 29 de setiembre a las 16:00h en la facultad de Psicología de la Universidad". Eso era hoy. Era estúpido e irreal que me hubiesen seleccionado. No había peor momento en mi vida, no tenía tiempo de estar en la comida de las 2 en el centro de la ciudad con los de diseño y después a las 5 en la reunión con los de publicidad. Era casi imposible. Lo iba a dar por perdido hasta el momento en que he pensado que pocas veces se tiene una oportunidad cono ésta. Me he puesto un vestido de topos retro blanco con botines rojos de plataforma de esos que parecen sacados de un videoclip (yo que apenas me aguanto con las zapatillas de estar por casa) me he recogido el pelo a lo "despeinado", una bolsa con dos looks más y me he ido a la comida con los de diseño. Mi look era para ellos, yo no voy así por la calle, me da más vergüenza que otra cosa pero una manera de ganar puntos es integrándote. Si no puedes con ellos, confúndelos. A las 3 estaba saliendo de la comida, me he metido en el metro y he ido hasta la universidad. Después de 10 minutos buscando la maldita facultad y he entrado en el baño a cambiarme. Tejanos, camiseta con la foto de Lou Reed, coleta alta,bambas y fuera maquillaje. A las cuatro y media ya estaba fuera. Ha sido interesante pero tengo poco a comentar al respeto, me han que ya me llamarían pero que les parecía buena candidata para una de las plazas, sin dudarlo he aceptado todas la condiciones. Ahora empiezo a arrepentirme. He salido corriendo a coger otra vez el metro hacia mi trabajo. Me he metido en el baño de la planta de las reuniones y me he vuelto a cambiar con el tercer look en cuestión. Camisa blanca de manga larga, falda negra de tubo alta con un cinturón ancho y zapatos negros de talón ancho. Pelo recogido en un moño y labios rojos. Con la prisa se me ha caído el pintalabios y me he manchado toda la camisa. De arriba a bajo. En el punto de romper el espejo he respirado, me he sentado en la taza y he asumido lo que había. La única solución posible que he encontrado ha sido ponerme la camiseta de Lou Reed por dentro de la falda y hacer como si nada. Arreglada pero informal. Metí todo lo otro en el saco y he salido. Más por milagro que por suerte, me he cruzado con Eduardo, un compañero que llevaba una camisa blanca con un chaleco negro ceñido, lo he cogido por el brazo y lo he metido en el baño. Lo he desnudado y me he puesto su camisa y su chaleco, a cambio de mi camiseta. Creo que a estas horas aun está alucinando. He entrado a la reunión y para rematar las prisas se me ha caído un boli. Al agacharme a cogerlo se me ha petado un botón de la camisa. Nunca había tenido tantos aplausos al final de mi explicación.

Simplemente, lo conseguí. Todo.

20 de septiembre de 2010

filosofía mundana (comidas y pelotas)

Querido lunes,

Este fin de semana me tocaba comida de empresa. El caso era pasar toda la empresa y familias el domingo de comida en un merendero preparado con carpas, castillos hinchables para los niños, actividades variadas para todos. Un coñazo. Quería reconciliarme con Al antes del domingo porque, sin duda alguna, no pensaba ir sola a esa macro-convención de gilipollez y peloteo.

Nos reconciliamos. Fue fácil. El domingo al volverme a casa lo llamé. No le dije mucho. "Oye, mira que he visto una exposición en el museo nacional que traen algún cuadro de Van Gogh y Monet" y él (haciéndose el ofendido, el indiferente) dijo "ah, ¿y te ha gustado?" y yo "aún no he ido...". Se hizo el silencio. 3 segundos. "Venga vale, vamos mañana. Te recojo cuando salga a las 7". Perfecto. Me lo apunto para la próxima: cultura.

Le comenté el tema de la comida y me dijo que ya hablaríamos durante la semana. Llegó el viernes y no me dijo nada así que di por hecho que tendría que ir sola a aguantar los pelotas y los imbéciles. Pero no. Por suerte (bien, por desgracia) el sábado por la noche Al empezó a vomitar, a encontrarse mal y a tener fiebre. Ya sabemos todos como son los hombres de exagerados pero esta vez no le dije nada, tansolo "nos quedamos el fin de semana en casa, descansa", el muy miserable me dijo "oye ¿y la comida? ve tranquila que yo me se cuidar solo".

Reímos.
Y me vomitó encima.

14 de septiembre de 2010

filosofía mundana (el fin de semana con Pol)

Querido martes,
Este fin de semana me he vuelto a quedar con Pol. La verdad es que me sirve de escape y es que últimamente necesito más que nunca olvidarme un poco de las obligaciones de ser mayor y volver a correr y a columpiarme y a saltar. Supongo que son épocas de la vida, son ciclos y ahora no estoy en mi mejor momento.

El caso es que me lo trajeron el sábado por la mañana pero yo tenía trabajo así que, mientras acababa de perfilar un proyecto, le saqué el baúl de juguetes, se sentó en la alfombra y empezó a jugar. Cuando se cansó vino y me dijo "¿porque no está Al?" y intenté, tan buenamente como pude, explicarle que Al y yo nos estábamos dando un tiempo para reflexionar sobre nuestra tormentosa relación ya que yo, como una estúpida, tenía miedo de que entrara demasiado en mi vida pero que no me olvidaba de él y que le quería tanto que cada día le echaba más de menos. Se había sentado encima mío, bajó y se volvió a su baúl. Yo me quedé llorando a moco tendido encima del ordenador y pensando que ojalá pudiese hacer como Pol, girarme y dejar los problemas en la habitación e irme a jugar.

Cuando terminé de trabajar me puse a jugar con él. Tenía demasiados juguetes y se me ocurrió comentarle la idea de hacer un paquete con juguetes que no quisiera y así llevarlos a la guardería de la cárcel de las afueras. Me dijo que no, que los juguetes eran suyos. Intenté convencerlo y después de un berrinche que casi lo tiro por la ventana, conseguí meter en una caja de cartón los juguetes que no quería y que Laura no iba a heredar. Arriba escribimos "de parte de Pol para todos", la metimos en el coche y fuimos allí. No es un sitio agradable y a Pol le daba miedo. A mi también. Entramos y un hombre poco amable nos dijo que allí no aceptaban nada así que pusimos rumbo hacia las barriadas del extraradio donde busqué el casal que dirigía una antigua compañera de escuela. Lo encontré. En esos momentos estaba trabajando con los más pequeños ya que con tan solo 3 años muchos niños ya sufren problemas de integración en esta sociedad estratificada. Allí sí que nos recibieron con los brazos abiertos. Bueno, todos menos el niño que me pateó y casi muerde a Pol. Salimos y me sentí una mujer nueva.
Para compensarle la buena obra del día, después de comer en casa, me lo llevé a un parque que hay cerca de casa donde merendamos bocadillos de Nocilla y zumo de naranja. Que bien sienta un día en el parque.

Por la noche cenamos, vimos a Pocoyó y lo puse a dormir. El domingo a las 7:05 ya estaba saltando encima de mi cama. ¿Quien se despierta a las 7 de la mañana de un domingo? Él y, de rebote, yo. Desayunamos y a las 8:30 ya lo tenía vestido y sentado en el sofá. A esas horas no pensaba ni que hubiesen calles puestas,así que esperamos hasta las 9:30 cuando ya lo tenía casi trepando por las paredes. Llamé a mi abuela. Seguro que le hacía ilusión ver a su bisnieto y ella siempre se levantaba temprano. "Si,si, venid y de paso me pones un par de bombillas "fotogénicas" que he comprado nuevas". Fuimos y las bombillas eras halógenas y cuando le comenté a mi abuela su respuesta fue "halogenadas? esta bien, tu súbete y ponlas, con que hagan luz ya tengo bastante". Más tarde fuimos los tres a dar una vuelta y luego a comer a casa de Lua donde ya dejé al pequeño monstruo.

Regresé a casa y estaba para trapos. ¡Qué duro es vivir con una criatura dos días!
Llamé a Al.

7 de septiembre de 2010

filosofía mundana (Zoo)

Querido lunes,
Estoy bastante para el arrastre pero voy a contar mi experiencia de ayer. Me estoy recuperando bastante bien del esguince, ya no llevo muletas y he empezado a andar bastante segura.

Llevaba 3 semanas sin hacer casi nada especial así que el sábado llamé a Lua y le dije si tenía planes para el domingo. Lógicamente me dijo que no. "Tengo dos criaturas,¿ dónde quieres que vaya?" fue su respuesta. Últimamente la veo un poco agobiada con los niños, la casa y todo así que decidí llevarme el domingo a Pol al zoo. Lo fui a buscar a las 8 de la mañana y nos fuimos a desayunar y a ver animales. La verdad es que yo hacía años (¡pero muchos!) que no iba y, en parte, también me hacía ilusión.

Entramos y Pol se volvió loco. No creo que sea posible pasar más horas plantados delante de los pingüinos de las que nos estuvimos nosotros. Tampoco recordaba que el Zoo fuera tan y tan grande ni que se me hiciera tan eterno el pasillo de las serpientes. Comimos los bocatas que nos había hecho Lua para los dos (esta mujer está en todo) y Pol empezó su monólogo sobre los pingüinos, las casas de hielo (iglús, palabra que aprendió ayer) concluyendo que de mayor quiere vivir en el Polo Norte. Este niño no calla y me parto porque le faltan palabras, gira verbos, se equivoca con los pronombres pero aun así él sigue su discurso.

Lo mejor del día (y quizás de la semana) fue cuando lo volvía a casa ya tarde. Iba medio dormido en su sillita de atrás y cuando paré en un semáforo me dijo: "¿Sabes qué? Eres la mejor tía del mundo" y me sonrió por el retrovisor.


La semana que viene me lo llevo al parque.

2 de septiembre de 2010

filosofía mundana (Maik)

Querido jueves,

Hacía mucho tiempo que no hacía 400km en coche. La verdad es que conducir no es mi pasión. Me gusta pero cuando llevas más de dos horas es cansado. Ayer me pegué 800km. Sola. Todo fue muy rápido y raro a la vez.
El martes por la tarde me llamó un viejo amigo, hacía más de 5 años que no hablaba con él. Lo conocí un verano en una granja donde no había ni luz ni agua corriente donde fui a reformarla con una organización de éstas que se encargan de restaurar y reconstruir. Él era uno de los organizadores. No me esperaba su llamada así que cogí el teléfono sorprendida. Solo me dijo un tímido "hola". No hacía falta más, aún después de tantos años, para intuir que algo no iba bien. "¿Qué pasa?" le respondí sin preguntarle cómo estaba, ni cómo estaban sus hijos. "Maik, ha muerto". Tres palabras. Tuve un escalofrío y me vino la imagen de Maik. Era otro de los colaboradores que había estado conmigo ese verano y que después se había quedado trabajando con la organización para seguir ampliando proyectos. Era un grandullón con un corazón tan y tan grande como su pecho. Le pedí la fecha, hora y sitio del entierro y colgué. Fue una sensación rara porque nunca antes me habían comunicado que había muerto un amigo así de golpe, sin estar enfermo, ni caerse, ni nada. Parada cardíaca. La distancia y el tiempo evitó que llorara y me sorprendí a mi misma entera, de pie en el comedor, sonriendo mientras pensaba en él.

Ayer, sin pensármelo dos veces, me levanté a las 6 de la mañana, cogí el coche y me pegué las 4 horas de camino hasta su pueblo. Le di el pésame a su familia que ni siquiera había visto antes, fui al entierro y me volví.

A medio camino el esguince reivindicó su espacio y me impidió seguir. Llamé a Al para que me viniese a buscar. Vino con su primo y me volvieron a casa.

Hoy vuelvo a estar convaleciente en mi cama pero tengo un pequeño "algo" dentro mío que me dice que tenía que ir y mira que yo no soy de funerales pomposos ni de grandes despedidas.

Maik era un buen amigo, de aquellos que están lejos pero que llamas una vez al mes para saber cómo están, qué proyectos nuevos tienen, cómo les va todo. Maik nunca se cansaba de pedirme que fuera a verle. Fui. Lástima que llegué tarde.

26 de agosto de 2010

filosofía mundana (señor Belmonte)

Querido jueves,

El agosto tiene un "nosequé" que no me convence. Es un mes de aquellos que pasan sin pena ni gloria por mi vida. Trabajo, me ahogo de calor y maldigo no haber aceptado el puesto que me propusieron hace un par de años en Luleå (Suecia).

Ayer, para aguantar semejante calor, decidí darme un capricho y me compré unos auriculares, los Panasonic RP-HTX7. Segun mi madre parezco una hormiga atómica y no le sirve que le diga que tienen una sensibilidad de 99dB/mW. El caso es que iba yo tan feliz con mis nuevos cascos por la calle y me encontré al señor Belmonte, el padre de Kiara. El señor Belmonte es un hombre hecho a la antigua, sigue con sus creencias y sus doctrinas un poco caducadas. Aun así no deja de ser un hombre majo. Nos pusimos a hablar un rato, nada, cinco minutos, pero suficientes para que cuando nos despedimos me dijera "Que suerte tienes de haber conocido a Kiara ¿Eh? ¿Sino que hubiese sido de tu vida? Recuerdo que cuando os conocisteis eras bastante rarita...suerte que te has vuelto a los normales y no eres una imbécil de esas modernillas que llevan los pantalones rotos y piensan que los Beatles vuelven a estar de moda. ¡Que gente! Suerte que mi niña no es así". Le sonreí y se fue. Me miré los pantalones. Tenía toda la rodilla izquierda al descubierto, los bolsillos traseros descosidos y dos arañazos en la parte trasera de la pierna derecha. Por mis cascos nuevos empezó a sonar Let it Be. Era una imbécil de esas.

Me puse a reir al pensar cuando conocí a Kiara. A penas teníamos 12 años y su padre ya me catalogó como rara. Yo llevaba los pantalones rotos y por esa época no estaban de moda. Escuchaba a los Beatles y mis compañeros ni siquiera sabían donde estaba Liverpool. Entré a clase a principios de setiembre y me senté sola. Kiara se acercó, me miró desde las alturas y solo me dijo hola mientras se sentaba. Iba con un jersey azul celeste, unos tejanos claros, unas bambas Puma blancas y azules. Sacó su estuche azul que hacía juego con el jersey y sus pendientes. Sacó la agenda. Azul. El bolígrafo. Azul. La libreta. Verde. Abrió la primera página y escribió "MATEMÁTICAS 2ºESO" lo resiguió con un boli rosa, uno verde y uno lila y empezó a coger apuntes sin dirigirme la palabra. Yo apenas había mirado al profesor. No me había comprado la agenda. Saqué una libreta vieja, el boli Bic y en la primera página escribí "MATES" y cerré la libreta.
Día tras día era la misma rutina. Ella sacaba todo su arsenal conjuntado y escribía como una loca todo. Yo sacaba mi Bic, mi libreta y apuntaba las soluciones que copiaba de su libreta. Llegaron los primeros exámenes y a esas alturas ya nos hablábamos. Ella estudiaba día y noche y su promedio de 7 era del todo respetable. Yo no estudiaba. No estudié hasta segundo de carrera. Mi media de 9 hizo que me metieran en asignaturas de "ampliación de matemáticas", "concursos matemáticos" "retos científicos", "ampliación de idiomas", "concursos literarios". Sentí que a Kiara le molestaba que yo sin estudiar estuviese en esos grupos y ella, que daba la vida, no. Me lo reprochó durante medio curso. Entonces hice el que creía que sería mi primer favor para ella, presioné a los profesores para que la metieran el año siguiente en ampliación de matemáticas conmigo.
El día que entró en esa clase parecía la reina del baile y me sentí orgullosa de tenerla a mi lado en una asignatura un poco elitista. Suspendió los exámenes. Todos menos el que le dejé copiar. Nunca más volvió a comentar nada sobre eso.

Mi historia con Kiara es mucho más larga. Somos el día y la noche pero seguimos juntas. Siempre digo lo mismo "no nos aguantamos por compatibilidad sino por experiencia".

Estoy melancólica. La hecho de menos, de vez en cuando.


Por cierto, después de cruzarme con el señor Belmonte y girando la esquina, una moto suicida que por razones del todo inverosímiles iba por la acera me pasó por encima del pie izquierdo. Esguince.

7 de agosto de 2010

filosofía mundana (el paso zebra)

Querido sábado,

Aglun momento o otro tenía que pasar. Era de esperar. Lo raro era que aun no hubiese pasado. Se veía venir, de lejos. Todas mis neuronas habían calculado las infinitas situaciones pero, como siempre, un error de cálculo al plantear la ecuación inicial hace que el procedimiento sea diferente. No erróneo. Diferente.

Ayer sobre las 8 de la noche volvía de comprar cuatro cosas del super de dos calles más arriba porque cuando volví de trabajar me di cuenta de que la nevera empezaba a criar unos hijos bastardos bastante feos y asquerosos, así que tiré lo que me quedaba (cuatro lonchas de york, una manzana con forma de pasa y un tetrabrik de leche vacío) e hice la compra de la semana. Al cruzar por el paso de zebra que entra a mi calle me encontré con él. Yo pasé corriendo mientras el hombrecito de verde parpadeaba insaciablemente y me miraba con cara de desafío. Yo iba mirando las bolsas de la mano derecha porque empezaban a rozarme gravemente y entonces me tropecé con él. Dile destino, dile casualidad, dile torpeza. No se me cayeron las bolsas ni hicimos una escena de cine holliwoodiense enmedio de la acera. Fue todo más de cine independiente. Chocamos, por acto reflejo pedí perdón, le miré, me miró, sonrió, puse cara de asco, me cogió las bolsas con un "deja, que te ayudo", me acompañó hasta el portal preguntándome cómo me iba la vida, respondí un simple "bien", saqué las llaves, él me desafió con un "no vas a subirlas tú sola" a lo que yo respondí con un "tengo ascensor", él insisitió "¿nos tomamos un café o algo y hablamos?" a lo que yo respondí:

Algun día, Yago, algun día.

27 de julio de 2010

filosofía mundana (Radamés)

Querido lunes,

A mi nunca me ha gustado el verano. No me gusta la calor, no me gusta el ambiente de relax que hay por todo el mundo, no me gusta sudar, no me gusta que las parejas rompan en verano.

Ayer odié el verano profundamente. Estaba paseando cuando me encontré a Rada. No es un amigo, es un conocido desde el verano de mis 16 pero nunca ha pasado a ser amigo porque no se lo merece. Nunca quedamos, nunca hablamos pero, como mínimo una vez al año, nos encontramos por la ciudad, por las calles tan lejanas como queráis pensar y entonces auguro que la noche acabará mal. Y casi acabó mal.

- Hombre, tú por aquí. ¿Cómo te va la vida?- me preguntó con una sonrisa, mientras seguramente recordaba el último encuentro. Ni me dió dos besos, se lanzó directamente a mis labios.
-Pues bien, paseando un rato para despejar las ideas y recoger de nuevas. ¿Y a ti cómo te va todo?- le respondí sin inmutarme por el beso, ya hace años que asumí que siempre nos saludaríamos así. Mientras, le miré fijamente intentado disimular que me sudaban las manos.
- Oye, hoy he quedado con Yon, Lucía, Bran y algunos más para cenar en mi casa, si no tienes planes ¿te apuntas? Venga, será divertido.
-Bueno pero yo me tendré que ir pronto que he quedado.

Aquí cometí el primer error. Fui a la cena, me presentó a los que no conocía sólo mencionando mi nombre, como si ya supieran quien era. Intentó acercarse cariñosamente un par de veces pero disimulé delante de todos, apartando la cara.
Acabamos de cenar y cuando ya iban a empezar con las copas dije "me tengo que ir" mientras recogía la mesa.
- ¿Que haces recogiendo? Déjalo. ¿Ahora tienes que irte? ¿No prefieres quedarte?.
- No. Me tengo que ir.- Me despedí de todos y me acompañó hasta la puerta.
- ¿De verdad que no te quedas?
- No, esta vez no.- le contesté besándole en los labios para no perder costumbre.

Yo ya sabía qué quería decir quedarme. Ya sabía como eran esas cenas. Todo el mundo bebía un poco, se iban a casa, yo me quedaba ayudándole a recoger, me decía que si quería podía quedarme que el metro a esas horas estaba cerrado y me metía en su cama una vez más. Esta vez pensé en Al. No sé porqué. A Rada lo conocía desde mucho antes pero esta vez algo me impidió quedarme.

La verdad es que no había quedado con nadie. Cogí el último metro y me fui a dormir a casa de Al. Le conté toda mi historia con Rada y me calló desnudándome mientras yo cerraba los ojos y pensaba que media hora antes hubiese podido estar desnuda delante de un error.

21 de julio de 2010

filosofía mundana (desequilibrio)

Querido martes (objetivamente eres un miércoles),

Esta tarde, cuando he salido de la oficina y encaminaba mis inquietas Converse hacia el metro, me he dado cuenta de que echaba de menos alguna cosa y no sabía que. Me he parado, he vuelto hacia atrás unos cuantos metros intentando recordar qué me faltaba y entonces lo he descubierto. Me faltaba ÉL. Me faltaba el hombre de la esquina. Me he dado cuenta de que cada noche me he cruzado con el hombre que pide limosna en la esquina y hoy no estaba. Sin darme cuenta he echado en falta su sonrisa, esa que siempre llevaba puesta tanto los días de sol como los de lluvia. Entonces he levantado la vista del suelo y me he fijado a mi alrededor. Entonces lo he visto todo como cada día. El chico del bar que coge la bicicleta corriendo, la mujer mayor que tira la basura, el hombre del traje que sube en el mismo vagón (con la misma calma del que sale de una dura jornada, con la misma llamada a la amante para decirle que se va a casa), el joven que se va a trabajar y llama a la mujer para pedirle que les de las buenas noches a los niños...

Me paro y pienso que, solo que me faltara uno, mis días tendrían ese algo desequilibrante. Como hoy.

10 de julio de 2010

filosofía mundana (Laura)

Querido sábado 10 de julio,

Son las 4:25h de la mañana. En otros tiempos, a estas horas, me iría a dormir después de una larga fiesta y unos sonados bailoteos en algun bar veraniego pero hoy estoy despierta por una fuerza mayor.
A las dos menos cuarto de la madrugada (cuando yo ya dormía placientemente sola en mi casa) me ha llamado Pedro, el marido de Lua, diciéndome que mi hermana había roto aguas, que mi otra hermana estaba fuera de la ciudad, que estaba estresado, que no quería despertar a nadie pero que como yo siempre me iba a dormir tarde pensaba que estaría despierta y podría ir a cuidar de Pol mientras ellos se iban al hospital.

Lua vive un poco a las afueras de la ciudad pero a esas horas no había nadie por las carreteras y en un cuarto de hora me he plantado en su casa donde aun estoy. En menos de 5 horas tendré a Pol despierto metido en mi cama junto a Hund (el cocker spaniel que ahora mismo está cohabitando conmigo en esta inmensa cama). Me levantaré, le prepararé el desayuno y nos iremos al hospital a ver a la pequeña Laura que ha nacido a las 03:27 (dando por culo solo empezar). Mi madre y mi tía ya están allí (estas mujeres les va la marcha).

Estoy cansadísima pero a la vez me muero de ganas de ver a la nueva soldado raso de la familia. Si fuera por mi seguramente también estaría en el hospital molestando un poco por allí. De todas formas, ¡Bienvenida al mundo, pequeña!

29 de junio de 2010

filosofía mundana (San Juan)

Querido martes,

Hace una semana y un día fue San Juan. ¿Porque he tardado tanto en escribir? Pues porque ha empezado el verano, la gente se ha largado de vacaciones y los que quedamos doblamos las horas corriendo hacia atrás para que las horas cundan más. No funciona. Los jodidos somos siempre los mismos con más o menos tiempo pero siempre los mismos.

El caso es que iba a hablar de San Juan. Éste no pintaba muy distante a los de años pasados. Cena con San y Kiara, playa, conciertos, más playa, arena con sal, alcohol, fuegos artificiales, música, hogueras, gritos, bailes, pies descalzos, ropa húmeda.

Al me había contado que se iba con sus amigos pero no sabía ni dónde ni con quien. Tampoco me importaba más allá de curiosear en su vida. él no me había pedido nada y yo tampoco le podía pedir más.
Pasamos una agradable noche encontrándonos con viejos conocidos, riendo con nuevos amigos, abrazando a desconocidos hasta las 6 de la mañana que la gente empezó a retirarse. Nos quedamos charlando con un par de conocidos de Kiara y entonces le vi. Vi su pelo, su barba, sus brazos, sus ojos. Vi el motivo de mis delitos. Vi la pena máxima que puede sufrir un corazón. Vi al hombre de mi vida. Vi a Al.
Se acercó con posado entre borracho, cansado y contento y me preguntó "¿Que haces aquí?" a lo que le repliqué "¿y tú?" pero ninguno de los dos pudimos disimular la satisfacción de encontrarnos en esa playa después de algunos días malos entre nosotros (cosas de parejas. Cosas de idiotas).

Hablamos un buen rato, nos despedimos al ritmo que el sol cogía fuerzas para iluminar un nuevo día y nos fuimos cada uno por su camino, con su gente, con su vida sabiendo que nos reencontraríamos el 24 por la noche pidiéndonos disculpas.

18 de junio de 2010

filosofía mundana (madrugada)

Querido jueves/viernes,
Son las 2:30 de la madrugada y mañana entro a trabajar a las 9. Hoy voy a hacer una de esas cosas que se hacen una vez al año, como mucho. Voy a recordar mis tiempos de juventud. Hoy voy a quedarme despierta para ver la final de la NBA. Esto no lo hacía desde que tenía 15 o 16 años que me levantaba para ver el mundial de baloncesto a las 4 de la mañana y dudo que lo vuelva a hacer algún día, que la edad no perdona.

A estas horas ya está todo el país durmiendo. Debemos de ser pocos los que aun le damos vueltas a la vida y me parece curioso. Me da la sensación de que a estas horas hay como una intimidad y complicidad con todos los despiertos. Es como si tuviésemos que ser los guardianes de la noche, como si nos pudiésemos susurrar "ahora que no hay nadie, el mundo es nuestro". Me hace sentir un poco mejor, o quizás tan solo diferente. También es verdad que por el este ya están madrugando en una nueva mañana y que por el oeste aun tienen que acostarse y entonces me vuelvo a sentir poca cosa delante de una pantalla mientras escucho anuncios de cómo adelgazar, cremas milagrosas que quitan el acné, aparatos de gimnasia, inscripciones al "universal technical institute", máquinas que hacen agujeros en el suelo para que plantes flores (¡no lo había visto nunca!) y un sin fin de anuncios chorras dignos de estudios sociológicos y psicológicos.

Bueno,voy a seguir con lo mío. De mientras voy avanzando faena para mañana que veo muy posible que me quede dormida.

Buenas noches y que gane el mejor (y que yo no me duerma)

14 de junio de 2010

filosofía mundana (accidente)

Querido lunes,

Llueve y, como ya es costumbre en mi, no he cogido el paraguas porque esta mañana mi balcón anunciaba con letras doradas por un sol incansable, "hoy será un gran día" y ha hecho bueno, justo las ocho horas que he estado en la oficina. Ni una más ni una menos. Ha sido poner los pies en la calle a las 5 de la tarde y el diluvio padre me ha mojado hasta los bronquios.
He entrado al metro corriendo y delante mío una mujer mayor ha resbalado en el primer escalón. Mis impulsos de superheroína nocturna han activado mis piernas y mis brazos y, como si fuera Tarzan cogido en una liana, me he cogido de la barandilla con una mano y con la otra he agarrado a duras penas el brazo de la señora impidiendo su desventura escaleras abajo. Durante unos segundos parecíamos dos chorizos colgados de una barandilla resbaladiza. La señora ha vuelto a poner los pies en el suelo, se ha sentado en el tercer escalón y yo he podido soltarme con un tirón en el brazo que aún me dura. He bajado hasta la señora y le he preguntado si estaba bien "ay hija,sí,sí¡gracias a Diós!" y yo he pensado "No señora, gracias a mí y a mi brazo que recuerda a los muñecos esos que se estampan contra las paredes y no se rompen" pero no le he dicho nada. Un buen hombre le ha recogido el bastón y la ha ayudado a bajar las escaleras mientras yo he vaporizado los escalones saltando porque me estaba mojando.

Cuando he encontrado sitio para sentarme en el metro me ha venido a la cabeza un frío cinco de noviembre del año pasado. Cogí el coche para ir a cenar fuera de la ciudad con unas viejas amigas de la universidad. Había llovido pero poco. Me metí por una variante sin correr demasiado porque había salido con tiempo. Entonces fue todo muy rápido. Un perro. Frenazo. Golpe de volante. Pérdida del control del coche y, como si se hubiese parado el tiempo en ese instante, me repetí "¡Te estás pegando una hostia del copón, agárrate al volante, protege cervicales, cierra los ojos y aguanta!". Cerré los ojos viendo una cosa blanca delante mío. Segundos más tarde (a mi me parecieron minutos) abrí los ojos. Lo blanco no era la luz del final del túnel, había sido el Airbag. Y grité "ayuda". Grité sin voz, no podía gritar con más aire del que el cinturón me permetía coger. Piqué al cristal pero no se rompió y, como quien está de cháchara en un bar, pensé "joder, suerte que mamá compro un coche bueno pero no hacía falta tanto". Oí un "¡mecagoenlaputa!¡ostia, ostia, ostia que se han matao! ¡alguien se ha matao fijo!" y yo "oye, perdona, que estoy aquí". Entonces vi piernas que se acercaban corriendo y una chica se asomaba por la puerta del copiloto (dile puerta, dile hierrajos) y gritó "¡hay una chica! y está viva, llamad a la ambulancia" y entonces me volvió aquello que siempre he tenido escondido que es ser una heroína de la noche y empecé mi recital de nervios de acero. "Hola, mira, estoy bien, respiro que ya es mucho. Estoy con el coche bocabajo ¿verdad?. Pues bien, vamos ha hacer una cosa, tú no te pongas nerviosa y lo conseguiremos. Voy a intentar desabrocharme el cinturón. No tengo los brazos rotos así que intentaré aguantarme pero no sé como tengo las piernas, no me las veo, me he tocado la derecha y tengo sensibilidad pero puede ser que las tenga cogidas con el volante y no pueda hacer fuerza con ellas; para asegurarnos que no me como el volante pon tus brazos aquí, sí, muy bien, aquí debajo mío". La chica estaba hecha un flan. Me desabroché el cinturón y los brazos me aguantaron pero caí. La chica me miró las piernas y casi se pone a llorar. Yo moví el pie izquierdo, hice fuerza y salí por la "ventana" del copiloto. Una vez fuera me puse de pie, me sacudí los pantalones que tenían unos cuantos cristales pegados y miré a mi alrededor. Un camión se atravesó para impedir el paso a todos los coches que a esa hora se disponían a volver a casa. Habían entre 5 o 10 personas mirándome como si acabara de llegar un extraterrestre. Y entonces dije la frase de la noche "joder, que caída más tonta. ¿y el perro?" "está vivo, yo lo he visto" gritó una señora gorda sentada en el asfalto al borde de un ataque de nervios. "Mira, ya he hecho la buena obra del día" respondí sonriendo y relajando el ambiente. Un chaval (la pareja de la chica que se medio metió en el coche) me dejó su móbil para llamar a mamá. Yo muchas veces había pensado cómo le diría a mi madre que estaba yendo al hospital, que estaba en comisaría o alguna cosa de esas pero eso, te sale en el momento y es como de verdad eres. "Mama, escúchame. Yo estoy bien, de verdad que estoy bien pero he tenido un pequeño problema con el coche" "¿cómo de pequeño?" "como que está bocabajo". La conversación la terminé diciéndole que fuera al hospital más cercano que acababan de llegar los bomberos. Un coche de bomberos, dos de policía y una ambulancia. Los bomberos me dijeron que no me girara para ver el coche y que si era yo la que conducía. No se lo creyeron. Cuando llegó la ambulancia me sentaron dentro, me miraron como si se tratara de una especie en extinción, me tomaron la presión y el pulso era normal tirando a bajo (para mi, 80, era que estaba muy acelerada porque mi corazón no va a más de 60 latidos por minuto. Entonces la infermera me dijo "Gracias a Diós que estás bien! Es un milagro, has vuelto a nacer. ¡Gracias Señor! si supieras la de veces que se sobrevive a un accidente como el tuyo...uno de cada diez. Los milagros existen y tú eres uno" y yo pensé "No, gracias a Diós no. Gracias a mi protección de cervicales y a la gran inversión de mi madre en un cochazo" pero no dije nada.


Entonces he llegado a mi parada, me he metido para casa y hasta ahora he estado pensando en que la vida, no es nada. Es menos.

20 de mayo de 2010

filosofia mundana (criaturas)

Querido jueves,
este final de semana ha sido de reflexión. La verdad es que aún estoy un poco descolocada por como ha ido todo.
He revisado mi entrada anterior y la verdad es que queda palpable mi grado de desconcierto delante de esta situación.

No hay mes que no me repita que mi reloj biológico no va y cada vez que cojo a Amaya o juego con mi sobrino Pol me doy más cuenta de que yo no estoy hecha para esto.

El martes, después del test, era la mujer más feliz del mundo pero desgraciadamente me tuve que dar de bruces contra la realidad cuando miré fijamente a los ojos de Al.

- Pues a mí me hacía ilusión- me dijo sentado en el sofá cogiendo un cojín y con cara de niño pequeño.
-¿Pero que me estás diciendo?- le dije en tono de broma porque pensaba que lo suyo había sido eso, meramente una broma para relajar el ambiente.
- La verdad te estoy diciendo. Tenemos buena edad, trabajo estable, tú tienes piso de propiedad y bueno, yo te quiero como madre de mis hijos y cuando me has llamado tan alarmada he pensado que éramos una gilipollas pero esperando el resultado me he dado cuenta de que eran mayores las ganas de que saliera el "si" y no el "no". En otro momento me hubiese asustado pero ahora no, ahora sé lo que quiero y eso eres tú.
- Estás loco. ¡Yo nunca voy a ser madre!- le grité mientras me levantaba para irme a duchar.

No volvimos a hablar del tema hasta hoy que Lúa me ha traído a Pol para que lo cuidara un par de horas mientras ella, embarazada de 7 meses y poco, iba a comprar y a buscar no sé qué cosas.

Al me ha llamado y cuando Pol lo ha oído por el teléfono ha empezado a gritar "oh, Abet, zi, Abet zi, cotxe brum brum" así que Al ha venido a verle.
Pol tiene 3 años y está loco con un coche que le regaló Al para su cumpleaños y cada vez que se ven no sé quien es más crío.
Se han puesto en el suelo del comedor y han desmontado el baúl de juguetes que tengo para estos casos (mi hermana, que es muy previsora, me hizo ir llenando un baúl con los juguetes que se dejara Pol en casa y así cuando venía no tenía que traerse nada. Esta decisión la tomó el día que le dije que Pol, con dos años, me pintaba las paredes con el perfilador de ojos).

Lua se ha alargado más de lo esperado y hemos tenido que darle la cena. Este niño come demasiado. yo ya se lo tengo dicho a su madre pero me dice que eso son genes del padre y que ya es normal. Después quería seguir jugando con Al pero entonces era Al el que ya no podía y nos hemos sentado en el sofá con Pol enmedio. "pozem pocoyó zi?zizplaaaau" y como a las ocho y media no dan nada decente en la tele hemos puesto un DVD de pocoyó que tengo que reconocer que hasta yo me río. Los capítulos son de 7 minutos y al segundo capítulo Pol ya estaba con la cabeza en mi regazo y los pies encima de Al y entonces ha sacado el tema.

-¿De verdad que no te gustaría que fuese nuestro?
- No lo sé.

Y es la verdad, ahora me ha infundido la duda de todo. Supongo que con tanta criatura a mi alrededor es normal que piense todo el día en Pol, Amaya, la pequeña Laura que está en camino, en el niño de la compañera del trabajo, en las crías del cuarto...

18 de mayo de 2010

filosofia mundana (médicos)

Querido martes,

Escribo hoy, no porque tenga tiempo, sino porque esta tarde he ido a "comentar" mis resultados de los análisis con la doctora que se supone que supervisa mi estado de salud públicamente (por la sanidad pública quiero decir).

Bueno, a lo que iba, en resumen: Tengo las defensas bajas.
Muy bien, desde siempre parece ser. Propensa a contagios virales (de virus del ambiente directamente) y del grupo de riesgo con los niños, las embarazadas y la gente mayor.
-¿Estás embarazada?- me ha preguntado la inepta doctora.
-¿Lo estoy????- he chillado cogiéndome el corazón.
-¿lo estás? Si lo estás, es razonable estos índices, la presión tan baja...- me ha repetido ella entrando en un bucle estúpido.
- ¡No, no lo estoy!- he dicho indignada, rabiosa y acojonada a la vez.

La visita al médico ha acabado pronto. Total, "defensas bajas y posible embarazo" han sido las deducciones del día.

Saliendo, con mi ataque de hipocondría, me he pasado por una farmacia a comprar un test de esos de embarazo. Vale que tengo la regla irregular y que llevo 3 semanas de retraso pero eso no quiere decir nada.

He llamado a Al y a grito pelao lo he hecho plantarse en casa. Si vamos a ser padres quiero que esté presente. No pasa nada. No estoy nerviosa ni nada. No puedo estar embarazada. Es casi imposible. Vamos, que no. Dejo esto aquí, voy a hacer el test y ahora sigo.



No lo estoy.

9 de mayo de 2010

filosofía mundana (urgencias)

Querido domingo,

vuelvo a estar en estado natural. Si, resfriada. ¿Otra vez? Si, otra vez.
Todo me empezó el miércoles con dolor de cabeza y estornudos. Pensaba que era alergia, porque estamos en primavera (aunque llueva más que en invierno y tenga la calefacción encendida), pero cuando me desperté el jueves me di cuenta de que no.

En contra de todas mis creencias de no pisar urgencias a no ser que cumpla uno de estos casos: accidente de coche, huesos rotos, quemaduras superiores al 10% o que me lleve una ambulancia, me dirigí a la sucursal de los enfermos para reclamarle a no se quien que me devolviera lo que pagué por esta mierda de salud que me dio mi madre al nacer.

Parece muy tópico pero la visita al médico es toda una epopeya y más si vas de urgencias.

Entré con mis pintas de muerta. De verdad, parecía una muerta viviente del videoclip Thriller. Llevaba unos pantalones de chándal azul oscuro, una camiseta de tirantes lila cubierta por una sudadera gris con el símbolo de la Nike tutticolori de los años ochenta, de cuando iba a gimnasio en el colegio. Todo esto estaba cubierto por un polar del Decathlon encima del cual se encontraba un pañuelo naranja que me trajo una vez Carlos de la India a modo de bufanda. Me había calzado las Victorias blancas a modo de chancla y de bolso llevaba una bolsa de tela del Misako. No podía pedir más estando en esas condiciones.
El caso es que me atendió una señora/abuela/jubilada con una sonrisa muy pero que muy falsa (supongo que es lo que tiene ir de urgencias a las 5 de la mañana). Me preguntó "¿qué te pasa?" y yo pensé, es que no se me ve??? Se supone que es infermera pero si te viene una mujer sudando con cuatro pañuelos en la mano y arrastrando los pies...da igual.

- Me encuentro muy mal- respondí con voz de enferma, exagerando un poco quizás.

- Aquí todo el mundo se encuentra mal, ¿tú que tienes?-
Una gilipollas delante, pensé.

- Fiebre, tengo fiebre. Tengo dolor de cuello, tengo tos, mocos, ojos inchados.

-Sí, ya te veo un poco mal, pasa a la sala de espera de allí detrás y ahora vendrá el médico- No jodas! ¿de verdad me veía mal? es que yo soy muy faishon y me maquillo de muerta para salir de madrugada!

Fui a la sala de espera. Eso era un espectáculo. Los circos seguro que hacen los cástings en salas así.
Había una mujer mayor acompañada por su hija (de la edad de mi madre) que solo hacía que tocarle los cojones a la pobre abuela. La señora estaba medio dormida en la silla mientras la hija le iba diciendo "No te duermas, que ya vienen. Despiértate. Lee esto. Si que tardan. Me voy a quejar otra vez. No hay respeto. ¿Has visto estos moros?". Por suerte su madre no le hacia ni caso pero yo me harté solo al verla.

Los "moros" que tan amablemente criticaba la histérica era un matrimonio indio con un niño de pocos meses en brazos de la madre mientras el padre tenía a una cría de un par de años durmiendo en su regazo.
Luego había una jauría de universitarios (quizás solo eran 3 pero hablaban por 20) con una chica con el brazo que, a mi parecer (y después de haberme roto los brazos 3 veces), estaba más roto que una copa de cristal tirada desde un campanario. Consecuencias de una borrachera descontrolada. Ya les está bien empleado.

Con ese panorama saqué el iPod de la bolsa y me aislé de la histérica y de los universitarios antes de pelearme. Seguro que perdía.

Entró la señora y la hija se quedó fuera.
Entró la mujer india con el bebé.
Entró la universitária borracha y los amigos se quedaron fuera.
Entonces me tocó a mi.

- ¿Vienes sola?- me preguntó una infermera joven y más amable que la vieja zorra primera.

-Pues sí hija, a estas horas el mayordomo no estaba de servicio.- contesté con desganas y harta de esperar más de 57 minutos (calculados por el número de canciones que escuché).
Me sonrió. Supongo que le animé un poco la madrugada después de que se discutiera con la histérica.
-Pasa al box 5 y ahora vendrá el médico de guardia.

Pasé al box5, a la caja de aluminio con puerta corredera, y me senté en la camilla porque las piernas no me aguantaban mucho. Nada a describir. Todo el mundo ha estado en un box de esos, fríos tirando a helados. Blancos. Nada más.

Oí una voz por el pasillo y de golpe se abrió la puerta.
-Buenos días!¿como te encuentras?- me dijo mister urgencias 2010.

Desde que George Clooney salió en Urgencias los médicos ganaron morbo pero yo nunca me había encontrado uno de verdad. Quiero decir, de médicos si que había visto y hasta criticado, pero nunca había tenido un médico al que le sentara tan bien la bata blanca. Un médico con ojos verdes, barba negra azabache, cuerpo de jugador de waterpolo, libreta en mano con todo mi historial médico (que no era poco).

- Buenos días. A ver, bien lo que se dice bien, no me encuentro pero para eso estoy aquí.

-Bueno, empezamos bien, optimismo. ¿Resfriado quizás? Quítate la camiseta. Quítate todas estas capas que pareces una cebolla y aquí no hace frío.

Optimista y simpático: dos puntos más para míster urgencias.
Nadie me había hecho quitar la camiseta con solo dos frases pero él, aunque me lo pidiera en medio de la Gran Vía de Madrid, me desnudaría entera.
Frío no sé si hacía pero, o por la fiebre o el calor humano, estaba empezando a sudar.

Me desnudé. Lógicamente no llevaba sujetador, ¿quien piensa en el sujetador cuando está en casa? Allí la situación se volvió incómoda cuando se giró con su estetoscopio y se me quedó mirando un poco sorprendido.
A ver, no eran los primeros pechos que veía, pero supongo que a esas horas todo sorprende.

- Respira hondo...muy bien...te oigo un poco acelerada.- Yo me quería morir. ¿Cómo se supone que tenía que estar a las 6 de la mañana desnuda delante de mister urgencias?

- Es que la situación no ayuda- le dije con toda mi vergüenza, que es poca y esperando cortarle.

- ¿Hay algo que pueda hacer para mejorar "la situación"?- me dijo sonriendo con cara de malo mientras iba a cerrar la puerta del box y disimuladamente se desabrochaba un botón de la bata.
Lo juro, no sabía si estaba delirando con la fiebre o directamente estaba soñando y no quería despertarme.

- Ten, ponte el termómetro. Esto tiene pinta de resfriado de los de toda la vida. Aspirinas, cosas calientes y cama.- y yo pensando "y tu puedes darme las tres hijo mío" pero me callé, esta vez me callé porque él fue más rápido con un:
-¿cual quieres primero?

- Aspirina por favor doctor...

- (risas) Doctor Cobos pero llámame Axel. Ui, 39 de fiebre. No está mal.

-Axel, ¿sabes que pasa? que lo mío con los resfriados no es normal. Yo no suelo venir de urgencias, a no ser que me esté muriendo, pero estoy harta de que una vez al mes tenga que estar en cama con fiebre y esas cosas- intentando cortar un poco la tensión.

- Doy fe de que no sueles venir porque alguien como tú no se me hubiese olvidado. ¿Te has hecho mirar las defensas? Tiene pinta de ser defensas bajas. Hazte unos análisis y ve a tu médico. ¿Quien es tu médico?

- Ni idea. ¿Tú?

- No, yo soy médico de todos. De momento solo hago urgencias.

- Te va la marcha.

- No sabes tú hasta que punto.

- Tengo frío.¿Me puedo vestir? o...

-¿O?

- Iba a decir que si podíamos hacer realidad la típica fantasía sexual de una paciente con su médico en un box de urgencias pero estoy con fiebre, tú trabajando y quizás estás hasta casado.- Eso lo dije de un tirón mientras me volvía a poner las capas de la cebolla.

- Tienes razón. Estás enferma, mejor que vayas a descansar. Ya quedaremos cuando no esté de guardia.

- Ah, ¿es una cita?

- Es una cita médica. Tengo que controlar este resfriado.

- ¿y cómo nos encontramos? Dame tu móvil o algo- dije nerviosa y vestida.

- Para qué si aquí tengo hasta cuando te rompiste el brazo con 10 años. Ya te llamo yo.


Estamos a domingo y no me ha llamado.
Aunque tampoco le conozco de nada y no tengo muchas ganas de verle.
Ahora ya estoy mejor, podríamos quedar.
Para hacer un café, nada más.



Mañana me voy a hacer análisis.

24 de abril de 2010

filosofía mundana (soledad)

Querido sábado,

Yo siempre he sido partidaria de creer que el destino cambia a cada segundo que se vive pero también es verdad en que hay momentos (quizás días o una tarde) en que parece que te hayan tirado por una cascada y después de salir de los remolinos del fondo consigues navegar otra vez llevada por la corriente del río. Ahora estoy aquí. Ahora estoy haciéndome la muerta sobre el río y dejando que me lleve, porque luchar contra las corrientes de agua es acto de mente insana y ya he luchado demasiado estos últimos días.

Estoy melancólica. A veces me dan días de estos y más desde que vivo sola. Yo siempre he luchado por mi independencia y por no depender nunca de nadie llegando a discutir con los compañeros del colegio, instituto, universidad o trabajo sobre lo fantásticamente apasionante que es vivir solo pero la verdad es que tiene sus pegas.

Con 15 años crees que llegar a casa y no oir la maldita voz de tu madre pegándote gritos desde el momento en que oye la llave en la puerta es la felicidad absoluta.
A los 20 te ves tan capaz de dominar el mundo con un simple chasquido de dedos que todo el mundo te sobra, te parece del todo innecesario tener que dar explicaciones de tu ritmo frenético de vida.
Ahora, abro la puerta y lo único que me responde es el reflejo del espejo. No hay alma que te dé los buenos días, las buenas noches o tan solo que te diga que los calcetines se tienen que poner a lavar y no dejarlos tirados a los pies de la cama. El piso está frío y la calefacción no da el calor humano. Tengo la tele, la radio, los peces, el trabajo, los libros pero ellos no me dicen "venga, anímate que ya lo tienes" o "¿con quien sales hoy? no vuelvas tarde" ni tampoco me tapan con la manta cuando me quedo dormida en el sofá, ni me ríen las gracias, ni me abrazan las penas.

Que esté escuchando una lista de spotify que tengo con el título "para llorar" puede tener algo que ver y que en estos momentos esté acabando "hallelujah" de mi amor platónico Jeff incrementa la ñoñería del momento pero hacía tiempo que quería reflexionar sobre esto, la soledad.

11 de abril de 2010

filosofia mundana (conocimientos)

Querido domingo,

Nunca me han asustado más de la cuenta los cambios pero, con el tiempo, te das cuenta de que no es tan fácil encontrar la llave de nuevas puertas que se esconden detrás de obligaciones, ataduras y rutinas.
Yo, que siempre he defendido mi alma como único equipaje, me doy cuenta que a mis muchas primaveras la maleta se me ha ido llenando sin darme cuenta y ahora, que puede ser la hora de volver a partir, tengo exceso de equipaje.

He aceptado el empleo para finales del 2011. Para ello me exigen niveles estratosféricos de cosas que ni siquiera sabía que existían (¿que coño es nivel avanzado en técnicas de dinámica de grupo? ¡yo toda la vida he trabajado sola! o conocimientos de marketing...pero si para eso ya tenemos todo un departamento!).


Lista de algunos conocimientos requeridos:

- idiomas

- licenciatura, máster o doctorado.

-nivel avanzado en técnicas de dinámica de grupo (vale, chaval, retírate).

-conocimientos de marketing (lo dicho), relaciones públicas e internacionales (eso ya lo tengo).

-pintura o escritura (pa'qué? si yo suspendí dibujo en primária!).

-defensa personal (ni que me fuera a la guerra! por el amor de Spock si soy de ciencias y mi máxima defensa ha sido apagar una calculadora rebelde. Esto acojona porque ya me imagino a los terroristas atacándome en el avión y yo como Karate Kid rompiéndoles la nariz con mi patada ultrasonica que habré aprendido con 3 meses de clase).

- facilidades de entendimiento (eso si, bien, controlado).

- estabilidad familiar o emocional (no tengo familia y lo emocional nos lo saltamos).

- conocimiento de nuevas tecnologías (tengui).


El caso es que tengo un año y medio para tener conocimientos hasta de como se pela una naranja con cuchillo y tenedor.

A tirar de agenda a ver quien me puede enseñar todas estas cosas en menos de 20 meses.

8 de abril de 2010

filosofia mundana (ruleta)

Querido jueves,

-¿Si te dijera que me voy?
-Te diría que me vengo contigo.
-¿Y si te digo que me voy mañana?
-Te diría que ya tengo el equipaje.
-¿Dónde?
-Estoy hablando con él.



Vuelve la ruleta de la suerte.

Consonante: me han ofrecido un nuevo empleo.
Vocal: lejos.
Consonante: el sueldo.
Vocal: un año.
Vocal: mañana tengo la reunión.
Consonante: no es hasta aquí de un año y medio.
Consonante: seguiría viajando tanto
Vocal: otra vez lejos de mamá
Vocal: lejos de MI CASA
y la última consonante: Al cambiaría su vida por mi

1 de abril de 2010

filosofia mundana (David, reencuentro)

Querido jueves,

A veces me pregunto ¿porque escribí la entrada anterior? y no le encuentro respuesta hasta unos días después. Mi abuela, que no es mucho de esas cosas místicas, me dice que es casualidad pero a mi me cuesta pensar en las casualidades y simplemente me fascino con la facilidad en que la vida pone delante nuestro historias inverosímiles.

La historia de cómo conocí a David me vino por casualidad cuando me lo crucé en el ascensor del trabajo el otro día y nos fuimos a tomar un par de cafés en el bar de la esquina. Hacia mucho que no sabia nada de él. No somos dos grandes amigos, ni siquiera sé si "amigos" es la palabra para definir eso, quizás somos más dos conocidos que pasaron una época de "mucho conocimiento" y ahora la cosa se ha vuelto más tensa. El caso es que tomando el café salió el tema de los accidentes de coche y David me habló de un primo lejano suyo muy "freelance"que ahora estaba viviendo en Texel, Holanda que con 10 años tuvo un accidente de coche con sus abuelos y sus hermanos y él fue el único que sobrevivió. Me quedé boquiabierta al oír por segunda vez esa terrorífica vivencia que pocos años antes le había logrado sacar a Adam. David era primo de Adam y eso ya empezaba a parecer la biblia. Nos pusimos a reír un buen rato y entonces, como quien piensa en voz alta, hablamos de las relaciones entre la gente de todo el mundo, de las culturas, de los viajes, de las amapolas, de las botellas de cristal, de la valle del río Omo y sus mujeres Mursi; hablamos del crack del 29, de los bolis Bic, de los discos de vinilo, de amalgamas de mercurio; se nos fue la tarda en el bar, el café pasó a ser una cerveza con un par de tapas, la cerveza se convirtió en una botella de vino. Me llamó Al y se unió a la cena improvisada en el bar. La última copa la tomamos en casa recordando las clases catastróficas de guitarra y celebré que los viejos tiempos dieran paso a esa noche.

Poco después David se fue y nos quedamos con Al dormidos en el sofá.

Es inevitable que el tiempo pase pero gracias a su paso nos podemos permitir el lujo de tener reencuentros, recuerdos, risas, algún que otro llanto y sobretodo nos permite La vida.

28 de marzo de 2010

filosofia mundana (David)

Querido domingo,

Hoy voy a contar como conocí a David y como las casualidades nos han vuelto a cruzar.

David lo conocí en mi época universitaria como a muchos de los amigos que aún siguen este camino conmigo. La historia empezó una calurosa tarde de exámenes cuando estaba estudiando con Al en el sótano de la biblioteca de la universidad. Llegó David y me quedé hipnotizada por su tez morena mientras retiraba la silla y saludaba a Al.
"¿Quien es ese?" le susurré a Al mientras le apretaba el brazo. “Es David y suéltame. No lo mires así que te va a ver”. Y me vio y entonces Al tuvo el detalle de presentarnos y el pobre chico muerto de vergüenza me miró y me sonrió. Con sus 20 años, moreno con aires del sur, pelo y ojos castaños oscuros casi negros y una sonrisa digna de enmarcar se me quedó grabado toda la tarde. Cada vez que Al hablaba con él yo escuchaba esa voz profunda, tenía voz de narrador de historias, me recordaba al chico de la biblioteca de mi barrio que leía cuentos cada miércoles a las 5 cuando yo era pequeña.

A media tarde Al tuvo que irse para hacer un trabajo con sus compañeros y nos dejó allí, separados por una mesa y por mil quilos de vergüenza. Yo no lo dudé, aparté la silla y me senté a su lado “con las horas que nos quedan no nos vamos a dar la espalda ¿no?” y él susurró “bueno, no, claro pero no hables mucho”. Me senté y me callé. Ni siquiera me conocía y ya me pedía que me callara, eso no iba a terminar bien.
De vez en cuando, disimulando como aquel que mira al horizonte, repasaba su perfil de fisonomía perfecta y miraba los apuntes de historia que tenía en su mesa. En una de esas veces se giró, me miró y hizo lo mismo con mis apuntes y entonces, después de poner caras raras, me preguntó por mi carrera. Empezamos a hablar y a cada frase me fascinaba más. Era una enciclopedia con patas. Sabía de matemáticas, literatura, deportes, música, física cuántica o fotografía. Estudiaba geografía e historia y como le sobraba tiempo estaba sacándose un grado de audiovisuales.

Entre tanta cultura yo solo pude decirle que sabía tocar la guitarra y poco más. Pero fue suficiente para que se sorprendiera y me dijera "yo quiero aprender a tocar la guitarra" y yo le contestara, más por indiscreción que por conocimiento "yo te puedo dar clases". Su timidez le impidió decirme que sí pero solo puso una condición: que viniera alguien más. Ya os podéis imaginar la tortura que tuvo que soportar Al cuando le dije que David quería hacer clases de guitarra. A Al nunca le ha interesado la guitarra, ni siquiera la música pero se apuntó a las clases de los jueves en mi casa. Y así empezó todo hasta que un día David dijo que notaba que entre Al y yo había algo muy especial y que no quería meterse en medio y se acabaron mis clases y mis aspiraciones. Al final acabó teniendo razón aunque nunca sabrá que esas clases de guitarra fueron hechas expresamente para él.


Años más tarde estamos trabajando en la misma empresa, separados por un par de pisos y muchos acordes de guitarra.

15 de marzo de 2010

filosofia mundana (cambio de rumbo)

Querido lunes,

A mediados de marzo, en un día soleado como hoy, en una tarde tardía como la de hace unas horas, se ha presentado Noa en mi piso llamando a la puerta como quien llama a la desesperación. A veces pienso que mi piso se ha convertido casualmente y a lo largo de los años en un desván de ideas donde entran historias, cafés, cenas, bailes, penas con sus lágrimas y sonrisas con sus carcajadas; entran sueños y salen metas; entra ruido y sale melodía. El caso es que entró Noa llorando.

¿Como reaccionas a las 7 de la tarde de un agotador lunes cuando una amiga con tres pañuelos en la mano derecha y una muñeca dormida en la izquierda te mira pidiendo paso?
Yo la he dejado entrar, he cogido a Amaya mientras ella se sentaba en el sillón de la esquina y dejaba caer la cabeza entre las manos.

-No me caso-ha dicho entre sollozos que han despertado a la muñeca de trapo que yo balanceaba con mi inexperiencia en criaturas.

-No te casas. Vale, a ver...tranquila. ¿Quieres una tila? Yo sí. No te casas dices. Bueno, ¿des de cuando lo tienes claro?

- Des de siempre. Yo no quiero casarme con Francesco, yo no quiero la mansión en la Toscana ni el chalet en Sicilia. Bueno, el chalet sí pero no con estas condiciones. ¿Qué he hecho? ¿Qué coño estoy haciendo con mi vida?

- Estas improvisando, como todos. Nadie sabe vivir. En la vida nunca se puede tener claro lo que se quiere, lo que se tiene claro es lo que no y tú eso lo tienes.- le he dicho mientras le traía la taza de tila y yo me tomaba la mía más por solidaridad que por necesidad.

-Pero es que yo creía que era ÉL. Es el padre de mi niña, de mi vida. ¿Dónde creo que voy sola por el mundo? ¡Yo no puedo con todo! Si es que yo ya le quiero, no sé ni siquiera porqué lloro, quizás mi vida sí que es esta...y esta maldita niña que no para de bramar joder!

Le he puesto el chupete a Amaya y la he dejado en el sofá no fuese el caso que nos tirara a las dos por la ventana.

- Para empezar, no estás sola. Estamos nosotras, no somos perfectas pero tenemos dos manos y dos piernas para levantar lo que haga falta y por encima de todo está Amaya que te necesita fuerte como tú siempre has sido. Tu vida es la que de verdad quieras. Siempre soñaste con ser madre soltera y vivir en una modesta casa a las afueras del ajetreo metropolitano...si ese sigue siendo tu sueño, ¿porqué no intentarlo? Francesco es especial y lo será siempre pero TÚ eres única, tú tienes que seguir por tú camino y repito el "tú" muchas veces para que te quede claro que no eres de nadie. Ahora es un "nosotras", un "vosotras dos" y seguiremos como todos estos años, malviviendo con unos sueldos de mierda pero con unas metas claras.


Me he sentado, he cogido a Amaya que como si fuese el eco de su madre se ha vuelto a calmar y he respirado hondo esperando que recapacitara. Y lo ha hecho.


-Yo...no sé...no sé nada...ahora mismo no quiero volver a verle. ¿Cómo le digo que anulo la boda? Con la ilusión que le hacía...y su madre ya tenía el convite preparado y mi vestido encargado. Tengo miedo tia, tengo miedo a saber qué va a pasar con todo.

-Es normal que te acojone. Mira, esta noche os quedáis aquí. Mañana llevas a Amaya a la guardería y llamas a Fran, quedáis aquí mismo si quieres, te dejo las llaves para que no se te haga más difícil con las fotos y esas cosas en tú casa y lo dejáis todo claro.



Ha respirado hondo mientras afirmaba con la cabeza y cogía a Amaya de mis brazos para darle de cenar. Yo me he sentado aquí delante y antes de ponerme a acabar faena he pensado en escribir todo esto para quitarme el mal cuerpo que tengo. Si es que en el fondo
¿que nos queda?
nosotros mismos y punto.

11 de marzo de 2010

filosofia mundana (como en tu casa)

Querido jueves,

Hay que joderse con el frío que hace en esta ciudad y tú me vienes con la camiseta de manga corta de Spock y la chaqueta que siempre digo que parece de plástico. "Qué calor!" me sueltas mientras te quitas las Adidas y te cojes una cerveza de la nevera. A ver, que te pasaras dos años viviendo en Oslo no te da derecho a decir que 3 grados bajo cero es calor.

Como en tu casa

11 de febrero de 2010

filosofia mundana (4 de 5)

Querido jueves,

Estoy de luto pasajero.
El domingo volví a irme de viaje. Es lo que tiene estar en el departamento de relaciones exteriores. Esta vez viajé al corazón de la antigua Inglaterra con un par de proyectos bastante inhumanos bajo el brazo y volví ayer con un toque de atención.

El caso es que decidí que por cuatro días no era necesario llevarle la pecera a mamá y pensé en pedirle a Al que se pasara un par de días a darles de comer y listos.

Ayer volví con mi mala leche, la maleta echando humo, 26 horas sin dormir y la camisa manchada de un café exprés. Abrí la puerta, encendí las luces, tiré los proyectos a mi cama, entré la maleta hasta la lavadora y me senté al sofá. Cerré los ojos y por casualidad me dio por mirar a la pecera. Se me paró el corazón. Me acerqué muy lentamente a la otra punta del sofá que toca con la mesita y lo vi bien. Mileva estaba flotando como un trozo de corcho que baja por el río. Me alarmé. Nunca me había encontrado un pez muerto. Al principio pensé que era Hawking al ser el más débil pero lo vi nadar de lado por la pecera. Saqué a Mileva con un colador y no la tiré por el váter, me pareció un gran desprecio hacia alguien que había compartido tantos meses conmigo, así que la enterré en los lirios del balcón. De seguida llamé a Al y la respuesta a mi desesperación fue "¡Mierda, los peces!".

¿Cómo quiero dejar mi vida en las manos de alguien que ni siquiera es capaz de cuidar a 5 peces? ¿Como quiere que no dude?


Y en verdad, ¿Como quiero que él no dude de mí si no hago otra cosa que darle motivos?

24 de enero de 2010

filosofía mundana (donde estoy, a donde voy y con quien)

Querido domingo,

No es que me ponga a reflexionar cada día, ni tan siquiera sé si lo hago una vez a la semana, pero hay veces que tengo que parar a pensarme.
Si,si, me tengo que pensar a mi misma, parar el mundo, saber donde estoy, a donde voy y con quien.

La primera respuesta es fácil. Estoy aquí, no por mucho tiempo pero suficiente para poder dibujar mi cuadrado en un mapa. Todo el mundo necesita un hogar.

La segunda pregunta es un poco más difícil. Apenas sé hacia donde voy pero de lo que no cabe duda es que siempre es hacia delante. Los caminos se tuercen, la vida se complica pero los sueños no se pueden escapar.


Y la tercera...es donde yo quería llegar. ¡Quiero a tanta gente y de maneras tan diferentes!.A veces me doy cuenta de que puedo ser importante para muchos y en un acto de autoestima me repito "tú vales mucho". Otras veces me siento como un mero objeto al capricho de algún rey turco o como un juguete que le han traído los reyes a un niño, juega la primera semana pero a la segunda ya tiene uno de nuevo y del viejo se olvida, lo arrincona, no lo saca del baúl. Sé que Al está aquí todas las noches que necesite un abrazo y alguna que otra mañana pero no sabemos llevar una relación de pareja. Somos tan uno en el otro que nos amamos con amor sobrenatural. Cuando lo necesito y no está voy a refugiarme en otros brazos, los brazos de Rada que me aprisionan y luego se olvidan de que existo. Me hace sentir tan vieja, tan arrinconada que me pesa más que mi alma libre.







A mi no me arrincona nadie.

10 de enero de 2010

filosofía mundana (cosas de ciudad)

Querido domingo,

La verdad es que a veces dudo de si es Tom Sharpe el que escribe el guión de mi vida o directamente le deja paso a Woddy Allen.

Esta mañana helaba en esta cálida ciudad cuando me disponía a ir a comer con mis hermanas al restaurante donde nos llevaba el abuelo cuando sacábamos buenas notas. El restaurante está en el centro de la ciudad y he decidido que no valía la pena coger el coche. Cuando he llegado al portal me he dado cuenta de que empezaba a chispear pero he pensado que hay muchos balcones y me he echado a andar.
En la primera esquina me he encontrado a un hombre de avanzada edad que miraba fijamente al cielo. Cuando he pasado por su lado no he podido evitar pararme unos segundos y levantar la vista. No he encontrado nada de especial más allá de los nubarrones que avisaban lluvias. Entonces el señor me a sonreído y me ha dicho "llevo todo el día aquí y eres la primera que se para a levantar la vista del suelo, ¿verdad que es bonito?". Y la verdad es que la calle estaba hecha una mierda, la gente de mal humor y el cielo gris oscuro, pero se ha parado el tiempo en ese instante en que he vuelto a mirar hacia arriba y me he dado cuenta que era tan bonito como yo lo quisiera ver y ahora era precioso.
He seguido mi camino hacia el metro y al llegar a la parada me he encontrado un cartel amarillo enorme que me cortaba el paso subterráneo con unas letras negras "estamos mejorando la parada, disculpen las molestias". ¿De verdad era necesario arrelgarla? yo no la veía tan mal pero bueno, me he tenido que resignar e insultar a las madres de los obreros, cagarme en el alcalde, en el hijo del que ha puesto el cartel y en el que tubo la brillante idea de hacer huelga de autobuses. Después me he cabreado conmigo misma al darme cuenta de que ya iba tarde.
En ese momento, apoyada en la barandilla he oído el claxon de un coche y, una chica morena y muy delgada asomaba la cabeza por la ventanilla de un viejo ford fiesta. "Oye, ¿que te has quedado sin metro? ¿A donde vas? Quizás te puedo llevar". Prometo no conocerla de nada, prometo no tener ni idea de donde venía ni a dónde se dirigía. "Voy al centro" he contestado más con sorpresa que con miedo.
"Vale, ¿pero donde del centro? ¿a qué parada ibas a bajar?"
"A ver, ¿Tú donde vas?"
"Yo, hacia allá". El allá ha sido un leve golpe de cabeza hacia delante.
"Vale, pues yo también" y me he subido a bordo de esa lata con ruedas que conducía una loca estudiante de psicología con claros trastornos bipolares que debería estudiar en sus clases. Me ha llevado hasta la entrada del restaurante da una velocidad propia de carreras ilegales por los polígonos y no en medio de la ciudad.
Al bajarme le he dado las gracias por el apasionante viaje y se ha despedido con un "hasta nunca chica del jersey verde".

Cuando aún estaba cerrando la puerta del coche Ela me ha saludado con una colleja mientras Lua, como siempre, se apresuraba a meternos dentro y se disculpaba por el retraso al camarero.

4 de enero de 2010

filosofía mundana (soy mi capitana)

Querido domingo,

He vuelto de mi ausencia por el mundo, de los paseos por las calles nevadas de Dublín mientras también nevaba en mi vida y doblaba las esquinas de las dudas.
Me ha dado tiempo de pensar en todo, de desesperar, de llorar y de reír, de coserme las heridas de Yago, de reabrir las de Al, de sentirme sola en medio de la soledad y de conocer gente que vistiendo una sonrisa me invite a compartir su fin de año. "Nadie debería oir las doce campanadas solo" me dijeron entre cervezas, vino y excesos.

Y entre sábanas de albergues, almohadas de piojos y ceniceros de ideas decidí que mi vida seguía siendo mía, que el libro del abuelo tendría un final y que ni el mayor de los latidos de mi corazón cojerían el rol de capitán.

y me volví.