28 de marzo de 2010

filosofia mundana (David)

Querido domingo,

Hoy voy a contar como conocí a David y como las casualidades nos han vuelto a cruzar.

David lo conocí en mi época universitaria como a muchos de los amigos que aún siguen este camino conmigo. La historia empezó una calurosa tarde de exámenes cuando estaba estudiando con Al en el sótano de la biblioteca de la universidad. Llegó David y me quedé hipnotizada por su tez morena mientras retiraba la silla y saludaba a Al.
"¿Quien es ese?" le susurré a Al mientras le apretaba el brazo. “Es David y suéltame. No lo mires así que te va a ver”. Y me vio y entonces Al tuvo el detalle de presentarnos y el pobre chico muerto de vergüenza me miró y me sonrió. Con sus 20 años, moreno con aires del sur, pelo y ojos castaños oscuros casi negros y una sonrisa digna de enmarcar se me quedó grabado toda la tarde. Cada vez que Al hablaba con él yo escuchaba esa voz profunda, tenía voz de narrador de historias, me recordaba al chico de la biblioteca de mi barrio que leía cuentos cada miércoles a las 5 cuando yo era pequeña.

A media tarde Al tuvo que irse para hacer un trabajo con sus compañeros y nos dejó allí, separados por una mesa y por mil quilos de vergüenza. Yo no lo dudé, aparté la silla y me senté a su lado “con las horas que nos quedan no nos vamos a dar la espalda ¿no?” y él susurró “bueno, no, claro pero no hables mucho”. Me senté y me callé. Ni siquiera me conocía y ya me pedía que me callara, eso no iba a terminar bien.
De vez en cuando, disimulando como aquel que mira al horizonte, repasaba su perfil de fisonomía perfecta y miraba los apuntes de historia que tenía en su mesa. En una de esas veces se giró, me miró y hizo lo mismo con mis apuntes y entonces, después de poner caras raras, me preguntó por mi carrera. Empezamos a hablar y a cada frase me fascinaba más. Era una enciclopedia con patas. Sabía de matemáticas, literatura, deportes, música, física cuántica o fotografía. Estudiaba geografía e historia y como le sobraba tiempo estaba sacándose un grado de audiovisuales.

Entre tanta cultura yo solo pude decirle que sabía tocar la guitarra y poco más. Pero fue suficiente para que se sorprendiera y me dijera "yo quiero aprender a tocar la guitarra" y yo le contestara, más por indiscreción que por conocimiento "yo te puedo dar clases". Su timidez le impidió decirme que sí pero solo puso una condición: que viniera alguien más. Ya os podéis imaginar la tortura que tuvo que soportar Al cuando le dije que David quería hacer clases de guitarra. A Al nunca le ha interesado la guitarra, ni siquiera la música pero se apuntó a las clases de los jueves en mi casa. Y así empezó todo hasta que un día David dijo que notaba que entre Al y yo había algo muy especial y que no quería meterse en medio y se acabaron mis clases y mis aspiraciones. Al final acabó teniendo razón aunque nunca sabrá que esas clases de guitarra fueron hechas expresamente para él.


Años más tarde estamos trabajando en la misma empresa, separados por un par de pisos y muchos acordes de guitarra.

15 de marzo de 2010

filosofia mundana (cambio de rumbo)

Querido lunes,

A mediados de marzo, en un día soleado como hoy, en una tarde tardía como la de hace unas horas, se ha presentado Noa en mi piso llamando a la puerta como quien llama a la desesperación. A veces pienso que mi piso se ha convertido casualmente y a lo largo de los años en un desván de ideas donde entran historias, cafés, cenas, bailes, penas con sus lágrimas y sonrisas con sus carcajadas; entran sueños y salen metas; entra ruido y sale melodía. El caso es que entró Noa llorando.

¿Como reaccionas a las 7 de la tarde de un agotador lunes cuando una amiga con tres pañuelos en la mano derecha y una muñeca dormida en la izquierda te mira pidiendo paso?
Yo la he dejado entrar, he cogido a Amaya mientras ella se sentaba en el sillón de la esquina y dejaba caer la cabeza entre las manos.

-No me caso-ha dicho entre sollozos que han despertado a la muñeca de trapo que yo balanceaba con mi inexperiencia en criaturas.

-No te casas. Vale, a ver...tranquila. ¿Quieres una tila? Yo sí. No te casas dices. Bueno, ¿des de cuando lo tienes claro?

- Des de siempre. Yo no quiero casarme con Francesco, yo no quiero la mansión en la Toscana ni el chalet en Sicilia. Bueno, el chalet sí pero no con estas condiciones. ¿Qué he hecho? ¿Qué coño estoy haciendo con mi vida?

- Estas improvisando, como todos. Nadie sabe vivir. En la vida nunca se puede tener claro lo que se quiere, lo que se tiene claro es lo que no y tú eso lo tienes.- le he dicho mientras le traía la taza de tila y yo me tomaba la mía más por solidaridad que por necesidad.

-Pero es que yo creía que era ÉL. Es el padre de mi niña, de mi vida. ¿Dónde creo que voy sola por el mundo? ¡Yo no puedo con todo! Si es que yo ya le quiero, no sé ni siquiera porqué lloro, quizás mi vida sí que es esta...y esta maldita niña que no para de bramar joder!

Le he puesto el chupete a Amaya y la he dejado en el sofá no fuese el caso que nos tirara a las dos por la ventana.

- Para empezar, no estás sola. Estamos nosotras, no somos perfectas pero tenemos dos manos y dos piernas para levantar lo que haga falta y por encima de todo está Amaya que te necesita fuerte como tú siempre has sido. Tu vida es la que de verdad quieras. Siempre soñaste con ser madre soltera y vivir en una modesta casa a las afueras del ajetreo metropolitano...si ese sigue siendo tu sueño, ¿porqué no intentarlo? Francesco es especial y lo será siempre pero TÚ eres única, tú tienes que seguir por tú camino y repito el "tú" muchas veces para que te quede claro que no eres de nadie. Ahora es un "nosotras", un "vosotras dos" y seguiremos como todos estos años, malviviendo con unos sueldos de mierda pero con unas metas claras.


Me he sentado, he cogido a Amaya que como si fuese el eco de su madre se ha vuelto a calmar y he respirado hondo esperando que recapacitara. Y lo ha hecho.


-Yo...no sé...no sé nada...ahora mismo no quiero volver a verle. ¿Cómo le digo que anulo la boda? Con la ilusión que le hacía...y su madre ya tenía el convite preparado y mi vestido encargado. Tengo miedo tia, tengo miedo a saber qué va a pasar con todo.

-Es normal que te acojone. Mira, esta noche os quedáis aquí. Mañana llevas a Amaya a la guardería y llamas a Fran, quedáis aquí mismo si quieres, te dejo las llaves para que no se te haga más difícil con las fotos y esas cosas en tú casa y lo dejáis todo claro.



Ha respirado hondo mientras afirmaba con la cabeza y cogía a Amaya de mis brazos para darle de cenar. Yo me he sentado aquí delante y antes de ponerme a acabar faena he pensado en escribir todo esto para quitarme el mal cuerpo que tengo. Si es que en el fondo
¿que nos queda?
nosotros mismos y punto.

11 de marzo de 2010

filosofia mundana (como en tu casa)

Querido jueves,

Hay que joderse con el frío que hace en esta ciudad y tú me vienes con la camiseta de manga corta de Spock y la chaqueta que siempre digo que parece de plástico. "Qué calor!" me sueltas mientras te quitas las Adidas y te cojes una cerveza de la nevera. A ver, que te pasaras dos años viviendo en Oslo no te da derecho a decir que 3 grados bajo cero es calor.

Como en tu casa