11 de diciembre de 2011

filosofía mundana (piso)

Querido sábado,

Después de semanas y semanas pidiendo permisos de trabajo y buscando algún sitio donde vivir, por fin, puedo decir que ya estoy lista para irme.

He encontrado un piso pequeño pero céntrico. Es una planta baja con un gran ventanal en el comedor que da a la calle, y, por detrás, tiene un patio interior. Una habitación y un baño. Tiene cerca un mercado, un teatro, la biblioteca y la filmoteca. Todo lo esencial para sobrevivir.

La empresa me ofreció un piso pagado por ellos pero estaba a las afueras, así que llegué a un trato y me pagan la mitad de éste. Fui a visitar la sede y me pareció espectacular. Falta que me den despacho, proyectos, equipo y ya lo tendré todo listo para empezar.

De momento pasaré las navidades en familia, el fin de año con Ágatha, Adam, Carlos, Jan y los demás y luego empezaremos una nueva vida.

19 de octubre de 2011

filosofía mundana (boli bic)

No sé por dónde empezar.
Parece que desde el 30 de agosto haya pasado una semana y la verdad es que las cosas han cambiado tirando a poco.

Hablé con mamá de lo de Irlanda, su opinión es importante pero ya sabe que no voy a cambiar mi rumbo así que se limitó a decir que "adelante" y que "seguro que vale la pena".

El problema vino cuando hablé con Al. Como dije aún estaba de viaje por Kuala Lumpur. Le mandé un mail diciéndole lo del trabajo y cuatro tonterías más. Él me contestó que ya hablaríamos cuando volviera, que el viaje se iba a alargar un poco porque habían conocido gente de Singapur y que se iban allí.

Volvió 2 semanas después. Hecho un cristo. Con barba, la ropa sucia, una cicatriz en el muslo derecho y la mochila llena de remaches. Pasamos una semana sin vernos ni tocarnos durmiendo en la misma cama.

Una tarde nos encontramos en el sofá. Nos miramos. Él apartó la mirada y se cruzó de brazos dando por decidido qué rol le tocaba a cada uno. Él sería el ofendido.
Empecé la conversación sabiendo que hasta la quinta frase todo sería mera cortesía. "Ya viste mi mail, creo que deberíamos hablar". Fue un tira y afloja de más de 2 horas. Nos levantamos, nos sentamos, fui a la cocina, me senté en el suelo, se tumbó en el sofá, nos gritamos, nos besamos, nos dimos la espalda, nos abrazamos, golpeó con la mano en la pared, tiré un cojín al suelo y, al final, exhaustos de discutir hasta el color de los asientos de los autobuses americanos, nos sentamos en el suelo, nos miramos y decidimos que nos dábamos tres días para pensar.

Sus palabras textuales fueron: " si después de tantos años y tantas historias nos levantamos cada día pensando que nuestra vida no está completa sin la parte que nos da el otro, quiere decir que seguimos adelante. Yo sé que puedo vivir sin ti y tú vivirás sin mi tranquilamente pero debemos decidir si este 10 o 20% que nos da el otro lo podemos llenar de otra manera. Hasta el viernes". Se levantó y se fue.

No fueron 3 días, fue una semana. Volvió el día de mi cumpleaños. Este año no hubo viaje, ni vuelos, ni grandes galas.

Se plantó en mi casa el domingo por la noche cuando yo fregaba los platos de la comida familiar. No hizo nada, simplemente entró, dejó una caja en la mesilla del comedor y se sentó en el sofá a esperar.
Abrí la caja y me encontré un boli bic con el tapón azul tan mordido que daba hasta asco.
Levantó los ojos y dijo "me dejaste este boli mordido en segundo de carrera. No me dio asco que estuviese mordido y sabes que soy muy mío con estas cosas. Era la primera vez que no me daba asco algo así de alguien. Pensé que sería porque habíamos llegado a tal punto de complicidad que ni me fijaba en detalles absurdos. Por esos entonces ya sabía que eras especial, no te quería pero estabas allí. Ahora, te lo devuelvo para que sepas que no necesito nada mordido para saber que sigues siendo quien eres, la complicidad ya no es cuestión de bolígrafos, ahora es cuestión de vidas y la mía, sin ti, tampoco es mía".

Lloré. De felicidad seguramente, pero lloré.

30 de agosto de 2011

filosofía mundana (Irlanda)

Querido martes,

Parece que nunca va a llegar el momento en que tus planes salgan bien. Lo piensas, lo calculas, lo vuelves a pensar, lo dices en voz alta para que todo el mundo se entere y así parezca que haya más posibilidades de que se haga realidad.

Hace tiempo que tengo en mente lo de irme a trabajar fuera. Pedí una plaza, me la concedieron pero allí se acabó el tema porque ya se sabe que las cosas de palacio van despacio y todo el mundo se olvidó del tema y yo, con más reparo y decepción que los demás, también.

Ayer estaba barriendo todo el piso mientras sonaba un disco que me compré hace poco que se llama "Folk & Proud" y hay canciones de Vandaveer, Jose Gonzalez, The Moldy Peaches. Realmente bueno, lo recomiendo. El caso es que estaba por casa a media tarde y me sonó el móvil. Lo cogí, no tenía el número guardado pero podía ser cualquiera del trabajo. Era la de recursos humanos. "Oye, ¿te acuerdas del traslado que nos pediste? Pues bien, ya tienes la plaza confirmada. Te vas a Irlanda, a la central europea. Parece que eres más buena de lo que pensábamos". Me quedé atónita. Quería una plaza fuera pero no pensé nunca que me llamaran para ir a la central europea. El comentario desafortunado de la RRHH se quedó en nada cuando siguió "tienes contrato para 6 meses, luego ya veremos. Esto ya no es cosa mía, ya es de ellos. Cuando puedas llama a Piersk que será tu jefe allí y ya te informará. Venga, suerte". Se notaba que esta "suerte" iba recubierta de envidia y desprecio pero realmente, me dio igual.


Llamé a Piersk y me felicitó por mi trayectoria. El contrato sería de 6 meses, estaría en el mismo departamento que aquí pero posiblemente viajaría un poco menos porque tendría 4 becarios que lo harían por mi (becarios que posiblemente sean mayores que yo). Cobraré lo mismo que aquí pero tendré un plus por cada proyecto (cosa impensable aquí).


Bien, estoy emocionada, este es uno de los proyectos mas grandes que he tenido en estos últimos años. No tengo miedo, respeto sí pero miedo no.

El viernes quedaré con mamá para explicarle. Aun no sé como se lo diré.
Al aún está de viaje. Le mandaré un mail.

6 de agosto de 2011

filosofía mundana (dientes)

Querido viernes,

Con el calor del portátil encima de mis piernas de dispongo a pasar una larga noche de insomnio. Tengo a Pol y a Laura conmigo. Pol duerme como un tronco pero Laura (que parece mentira que el mes pasado hiciera un año) le están saliendo unos malditos dientes y lleva todo el maldito día llorando. Será cruel pero me entran ganas de arrancarle uno a uno con unas tenazas para que salgan de golpe. Que desesperación.

Esta semana he estado de vacaciones, el sábado pasado me fui a casa de una amiga que vive en un pueblecito de la costa vasca a pasar unos días. Volví ayer por la mañana, descansé y hoy ya tengo los monstruos a casa. Tengo que decirle a Lua que la excusa de que los niños me echan de menos empieza a ser sospechosa.


Voy cerrando esto que Laura vuelve a llorar. Mañana le preguntaré a mamá si yo también lloré tanto porque esto no es normal, a mi que no me digan.

17 de julio de 2011

filosofía mundana (adiós Juan)

Querido domingo,

Mañana es el último día de Juan en el trabajo. La semana pasada decidieron que había que recortar plantilla y le ha tocado. Después de trece años de pasión y entrega le han dicho que, "sintiéndolo mucho", no hay más. Entró como becario a los 20.

Ayer le hicieron una fiesta de despedida. La gente reía, bebía, bailaba pero en el fondo era como un funeral, otro más caído en combate y me pareció curioso como se pasaba de la alegría al llanto cada vez que Juan se acercaba a alguien.

Yo lo conocía más bien poco. Estas últimas semanas habíamos compartido un proyecto y me pareció un chico profesional, con las ideas claras y una sonrisa envidiable, sin mujer ni hijos porque no tenía tiempo más allá de viajar y hacer proyectos y a pesar de su despido estaba convencido que en menos de un mes encontraría otro trabajo. Estuve toda la tarde pensando en él. ¿Qué haría yo si me echaran? Era como él, desde que salimos de la universidad no habíamos tenido más problemas que progresar dentro de la empresa y pasar por encima de los que decidían formar una família, no arriesgarse, quedarse con un sueldo razonable para siempre.

Somos incansables, insaciables, no nos importa nada ni nadie más allá de nosotros, no vivimos para mantener a nadie, trabajamos porque nos gusta, disfrutamos cuando las cosas salen bien pero también cuando a los otros les rechazan sus proyectos.

Llamé a Al y me fui a cenar a su casa. Le hablé de Juan, de todo eso que soy y que no estoy segura de quererlo ser a lo que me preguntó:

- Tú ya eras así antes de trabajar. Te recuerdo perfectamente en la universidad luchando por lo que pensabas que era lo mejor para ti, tanto si era aprobar una asignatura o dejar en ridículo a un compañero estúpido.

- Ya pero apenas veo a mi madre y la familia y a ti, bueno, cuanto hacia que no nos veíamos, ¿4 o 5 días? ¿Esto es una relación? ¿Por que estamos juntos?

- Porque yo soy igual que tú, porque no podemos vivir con alguien normal. Estoy contigo porque ahora mismo no sabría estar con nadie más y prefiero verte poco que no verte nunca.

20 de junio de 2011

filosofía mundana (desconocido)

Querido domingo,

Lleva un maletín negro (puede ser piel o simplemente una basta imitación, mis conocimientos sobre telas son realmente bajos) con cierre metalizado de esos de combinación numérica.
Lee un libro de páginas amarillentas. Seguramente no es la primera vez que acaricia ese lomo.
Bigote blanquecino, camisa de cuadros, zapatos marineros y un reloj dorado comprado hace más de 30 años o siendo una pieza más de la herencia directa que le dejó su padre.
Debe de rondar poco más de los 60. Aun no está jubilado. O si. Tiene un parecido razonable a Manuel de Pedrolo y me sorprendo a mi misma con esta observación ya que no soy muy dada a recordar caras.

"¿Perdone, es suyo el pañuelo?". Se le ha caído un pañuelo de tela del bolsillo del pantalón. Cuando mi mente estaba buscando la excusa más elaborada para poder hablar con él se le cae el pañuelo y no lo dudo ni un segundo. "Sí, gracias" es su respuesta acompañada de una sonrisa. En el momento en que se agacha para recogerlo puedo ver que está leyendo "El amor en tiempos del cólera" y alentada por saber de que va la historia me atrevo y empiezo una conversación "un buen libro". Simplemente me mira, sonríe, afirma y sigue leyendo.

Próxima parada. Guarda el libro, se levanta y sin mirarme se baja del metro.
Adiós señor, hubiese sido un placer hablar con usted sobre las desventuras del amor y las locuras del mismo pero parece ser que no era el día. Tranquilo, lo puedo llegar a entender. No todo el mundo está preparado para hablar con desconocidos.

23 de abril de 2011

filosofía mundana (rencuentro con Ágatha)

Querido sábado,

Desde el 9 de marzo que no entraba aquí y parece que me haya pasado medio año.

Un resumen rápido y general de lo que ha venido siendo estos casi dos meses: Lukas volvió a su país y no he vuelto a saber nada, he dejado las clases de karate con Yago (sí, aunque no lo mencionara seguía) porque creo que no estamos hechos para estar juntos y él pensaba que sí, mi abuela cayó por las escaleras de casa de mi madre y lleva el brazo en cabestrillo, la pequeña Amaya cogió una pulmonía o no sé qué un día que la vecina me la dejó en casa y para acabar, ayer fuimos a cenar a casa de mi hermana porque celebraba su cumpleaños.

Éramos unos cuantos amigos suyos, mi hermana pequeña, ellos cuatro, Al y yo. Fuimos un poco antes de la cena para que Al pudiese jugar con Pol (y no al revés) y ayudar a montar un poco todo.
Nunca he contado esto pero resulta que Pedro, el marido de Lua, y Al no se acaban de caer muy bien uno al otro. Creo que desde el primer día que se conocieron, hace bastantes años, se pusieron la cruz uno al otro. Pedro dice que Al es un "chulo de mierda que se cree mejor por tener una carrera y una tontería de máster" y Al dice que Pedro es un "analfabeto". El caso es que cuando nació Pol las cosas se calmaron bastante y ahora, simplemente se soportan.

No nos fuimos muy tarde porque Al hoy se iba otra vez de viaje, esta vez con Ádam, el viajero insaciable. A estas horas ya deben de estar llegando a Kuala Lumpur. Como cada vez que se va Ádam, Ágatha se viene a dormir. Hacía meses que no venía y que apenas hablábamos. Me ha gustado pasar toda la tarde con ella, contarle mi vida, escuchar sus meticulosas palabras y ver sus ojos cuando habla de Ádam y su futuro. Ahora mismo está por la cocina haciendo alguna cosa para cenar bastante mejor que lo que me hago yo cada día. Luego comeremos palomitas, miraremos alguna película de Hugh Grant, lloraremos como dos adolescentes y nos meteremos en la cama sabiendo que no vamos a dormir, nos estaremos hasta entrada la madrugada hablando del pasado, del presente, de lo que queremos que pase y no pasará nunca, de las aventuras que tendríamos si Hugh nos viniera a buscar, de los que echamos de menos y de los que hemos defraudado eligiendo este modo tan nuestro de vivir. Que no son pocos.

9 de marzo de 2011

filosofía mundana (Lukas)

Querido jueves,

- De verdad, ¿qué haces para ser así? ¿Por qué tu vida tiene tanto sentido?
- No lo sé. La verdad es que no sé cómo puedo vivir así pero mi vida tiene todo el sentido que yo quiera darle, dale tú a la tuya y verás como cambia.

Así he pasado esta tarde tomando un café con Noa (y Amaya que con casi 16 meses ya quiere salirse del cochecito y se ríe sola) mientras le contaba mi fin de semana.

Todo empezó el viernes. Recibí una llamada de un +49. Europa pero no sabía de dónde. Lo cogí.
-Hola
-Hallo, I'm Lukas! How are you? Where are you now?

Era Lukas, el ingeniero que conocí en Alemania hace casi dos años. Me sorprendió oír su voz y a la vez sonreí al pensar que hacía pocos días me había preguntado por él sin motivo alguno. Estaba en la ciudad. El lunes tenía una conferencia y había venido unos días antes para verme. Ni siquiera sabía si seguía viviendo aquí pero según él intuía que nos teníamos que ver.

Era tarde, demasiado tarde para ir a verle al hotel sin quedarme a dormir, así que decidí quedar con él el sábado por la tarde porque por la mañana tenía a Pol en casa unas horas y luego salía a comer con Al. Estuve nerviosa todo el día, pensaba que no era para tanto y que parecía gilipollas pensando en él antes que en Al.

Llegó la hora, cogí el metro y me planté en la parada donde habíamos quedado. Subí las escaleras, miré a mi alrededor y apoyado en una farola lo vi de cara. Empecé a sudar mientras me acercaba casi corriendo. Sonrió. Pensé en Alemania y el tren que nos separó y rompí a reír mientras me tiraba a sus brazos y él soltaba un "Hello my lovely girl!".

Paseamos por la ciudad, le enseñé rincones y nos fuimos a casa. Organicé una cena rápida con las vecinas, San, Kiara, Van y Carla. Cenamos tortilla de patatas, bebimos vino, cervezas y más vino. Era Carnaval así que nos disfrazamos de payasos y salimos a la calle. Fuimos a casa de Carla a buscar más cervezas. Cantábamos por las calles y salíamos corriendo de los portales. Volvimos a casa de Carla pero nadie sabía para qué. Lukas se me abalanzó gritando mi nombre roto por la euforia del alcohol. Noté sus dedos entrelazándose con los míos y me congelé. Aparté la mano sin quererlo, en esos momentos lo que yo quería era abrazarle con todas mis fuerzas y pedirle que se quedara en la ciudad para siempre.

Seguimos andando todos juntos hasta que nos pilló la madrugada borrachos hablando en el sofá de mi casa. San y Carla se quedaron a dormir. Lukas tenía que volver al hotel pero no sabía el camino "¿me acompañas o me quedo?". Se quedó. "Tú duermes aquí que ésto se abre y es una cama, nosotras tres nos vamos a la cama". No cabíamos. Carla se ofreció para ir a dormir con Lukas pero respondí tajante con una "no te muevas" que luego intenté disimular con "bueno, tú misma pero ¿quieres decir que es tu tipo?". Sí, lo era. Y el mío también. Estuve tentada de levantarme e ir pero pensé en las chicas y lo dejé.

El domingo por la mañana nos levantamos todos bastante desmejorados. Bebimos zumos de frutas y San y Carla se fueron a su casa. Lukas se metió en la ducha y yo me tumbé otra vez a pensar en cómo controlar toda esa corriente de pasión que me impulsaba a entrar en el baño y desnudarme a los pies de la ducha. Salió, pasó por delante de la habitación, se frenó a medio pasillo, dió la vuelta y sin cortar el silencio incómodo que había entre los dos, entró cerrando la puerta con un pie.

15 de febrero de 2011

filosofía mundana (3/10)

Querido martes,

Esta semana he empezado exultante y con una motivación que hacia tiempo que no tenía. Serán las casualidades, será un destino místico o simplemente la decadencia de los hechos pero a mediados de febrero ya he cumplido 3 de las 10 cosas de la lista para este año.

La primera fue la de "Dar una sorpresa a un ser querido". Hacía tiempo que les quería agradecer a mi madre y a mi abuela todo lo que han estado aguantando estos años. Pensé mil maneras y al fin encontré la mejor. La tarde de hace 3 domingos pasé por casa de mi abuela a buscarlas sabiendo que estarían tomando las dos el café allí como cada semana. Me las llevé a cenar a un restaurante bueno de verdad, nada de chinos baratos ni bufetes libres a 10 euros. Nos lo merecíamos. Por ellas, por nosotras.


La segunda fue este mismo viernes. Había quedado con Al para ir a dar una vuelta y me equivoqué de parada de metro. Bajé un par antes y pensé "da igual, llegarás antes andando". Mientras sonaba un "su todo es ahora, su nada es eterno" de Sabina por mis cascos pasé por delante de la escuela de danza donde años atrás bailaba claqué. Paré la música y la oí. Era mi antigua profesora, seguía allí, pisando fuerte y saltando alto. Pensé en la lista y entré. A partir de entonces y cada viernes por la tarde "vuelvo a bailar claqué".


La tercera y última "ir a pasear por un bosque" fue del todo surrealista. El sábado había quedado con una vieja amiga que vive bastante lejos y fui a comer a su casa. Llegué temprano y me estuve hablando con su marido y los niños. "¿Quieres ir a dar una vuelta?" me preguntaron unos ojos verdes e inquietos de un montón de hormonas de 13 años que acababa de discutirse con su madre. "Si claro, tú mandas que yo no me conozco nada". "Llévate a tu hermano también y así mientras hacemos la comida" le dijo su padre con voz paciente. Salimos andando y dando un portazo que me hizo girar para ver si habíamos hecho grietas en la pared de la casa. "Son unos imbéciles" soltó la joven Aroia. "Mujer no será para tanto, hacen lo que puede, ¿no ves la cara de amargada de tu madre? Dale un respiro de vez en cuando" le respondí consciente de que con esas palabras me iba a sonreír y se calmaría. El pequeño Aiert de 8 años nos seguía silbando alguna canción que en su cabeza tendría sentido pero que en todo el día fui incapaz de adivinar y se paraba en seco, daba una vuelta, aplaudía y venía corriendo. "Aroia, le podemos enseñar el bosque. ¿Te gusta el bosque? Podemos ir a hacer cabañas". Nos miramos los tres y empezamos a correr calle abajo, ellos riéndose a carcajadas, yo sudando y esperando que supieran dónde íbamos. Nos metimos por un bosque cercano. Aroia andaba escuchando los pájaros, Aiert tiraba piedras en los charcos y arrastraba un pequeño palo que había encontrado. Miré las hojas, los árboles, la luz que se colaba como si tuviera densidad. Nos sentamos en unas piedras mientras el pequeño trepaba por un pino. Me llamó su madre. Volvimos, sin prisas y comimos todos juntos entre guiños de complicidad con los niños y sonrisas con los padres.

1 de febrero de 2011

filosofía mundana (por todos)

Querido martes,

No fui al teatro. Ya tenía planes para el sábado, ir a ver un partido de baloncesto. Mi hermana Ela (la pequeña) entrena a un equipo de niños de 7 años con discapacidades psíquicas y fui a animarles, a pasar la tarde y a merendar con todos ellos bocatas de nocilla y zumo de manzana a la salida del partido.

Llegando a casa llamé a Oscar, el chico. No me contestó. Supuse que aun estaba en el teatro y ya no lo volví a intentar. Desde entonces no he sabido nada más de él y dudo volver a hablar. Con todo esto he vuelto a pensar en toda la gente que aparece y desaparece de mi vida en cuestión de días, meses y algunos minutos. No he vuelto a saber nada de Ancel, el chico berlinés de ojos griegos que me rompió con sus acordes. ¿Qué se habrá hecho de Lukas y el grupo de investigación de Alemania? ¿y de Lisa, T.J, Dylan, Noa y Shiba, los de Amsterdam? y en Amsterdam mismo, el chico del traje marrón seguirá con su vida, con su trabajo, su esposa y quien sabe si sus hijos...Realmente es impresionante la de gente que llegamos a cruzarnos y nunca más volvemos a saber de ellos. Quzás, en alguna tarde dominguera, sentados en el sofá de su comedor vuelven a pensar en nosotros y recuerdan palabras, gestos o besos y sonríen como yo estoy sonriendo ahora mismo. Por ellos. Por todos. Por todo.

22 de enero de 2011

filosofía mundana (le primer jour)

Querido sábado,

Ayer, saliendo del trabajo, pensé que era muy mediocre si me metía en casa a las 6 de la tarde de un frío y huracanado viernes así que decidí pasear sin rumbo por la ciudad.
Descubrí en medio del bullicio de una avenida ajetreada una fundación de arte contemporáneo de espacios diáfanos y con obras realmente interesantes. Esta semana había la obra de una artista recién salida de la facultad de bellas artes. Me pareció un poco demasiado moderno. O simplemente me faltó el trasfondo cultural de saber apreciar una almohada colgando del techo.

Cuando me cansé decidí irme un poco más hacia el centro. Pasé por delante de una pastelería de las de toda la vida y no pude resistirme a merendar una magdalena de nueces enorme mientras seguía paseando tranquilamente. Sin saber cómo ni porqué me encontré delante de un pequeño cine de segunda con una única sala y una única proyección a la semana. Ayer tocaba. "Le premier jour du reste de ta vie" una producción francesa de hace un par de años con un presupuesto medio,con un reparto acertado y una trama que ha sido muy sesgada pero que supieron reproducir con una sencillez bastante notable. La sesión empezaba a las 20:00. Eran las ocho menos diez. Entré.

Disfruté a cuarta fila de uno de los filmes franceses más buenos que he visto últimamente y me sorprendí a mi misma sonriendo a los personajes y sintiéndome cómplice de sus desventuras.

Dos horas después, a la salida, me di cuenta que en la sala sólo habíamos sido un chico y yo.
"¿Qué te ha parecido?" me preguntó el chico con la confianza de ser en ese momento compañeros de alguna historia. Era muy joven, llevaba unas gafas de pasta negras, unos pantalones de pana marrón un poco pasados de moda y un jersey de rombos grises y verdes. "Me ha gustado, es un buen reflejo de las relaciones familiares y, a parte, una crítica de la sociedad en general" le respondí haciéndome un poco la entendida en cine pero parece que no le sorprendió. "A mi también me ha gustado aunque lo de la crítica a la sociedad en general es un tópico un poco gastado ya, preferiría decir que es..." y siguió cuando salimos del cine, al cruzar la calle, al bajar por el barrio, al cruzar una avenida, al pararnos en el semáforo. Hablaba y hablaba y cada vez estaba más fascinada del pozo de conocimientos que era ese chico que apenas rozaría los 20. Se nos hizo tarde y como quien se da cuenta por instinto de que es tarde me soltó " a dos calles hay un kebab, ¿te apetece?" "si claro, ya va siendo hora de comer algo". Y siguió hablando de todo y de nada. Durante la cena conseguí entrar en el terreno personal y que me contara de dónde había salido, hacia dónde iba y porqué había escogido ese camino. Andamos un poco más, caímos rendidos en una tetería de butacas de piel y allí rozamos el limbo del paso del día. Quedé seducida por una mente brillante y una personalidad imbatible.
Esta mañana cuando me he levantado he recibido un mensaje suyo que decía "Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.Está fundado en nuestros pensamientos y está hecho de nuestros pensamientos: Buda. ¿Te apetece ver "La vida de Lázaro"? yo iré. A las 7 en teatro Alino".

16 de enero de 2011

filosofía mundana (la lista)

Querido domingo,

Con un "Morning Yearning" saliendo de los minúsculos altavoces de este ordenador creo oportuno decir basta a más de medio año de sentimientos acongojados, rutinas suicidas, ideas kamikazes, amistades peligrosas, roces con lo prohibido y lo indebido, dudas del calibre 28 y pensamientos de arma blanca.

La soledad es la mejor compañera en los viajes de la vida pero no deja de ser una arma de doble filo que te degolla o la sientes punzante en cada tensión del esternocleidomastoideo.

A la primavera de mi vida me había quedado sin respuesta alguna a las preguntas más existenciales de mi mundo haciendo así, que me convirtiera en una simple y pura máquina de obsesiones cíclicas incapaces de ver más allá de lo que ya sabía.
No había motivación alguna para seguir haciendo esfuerzos por nada simplificando mi existencia a una simple nube más en el cielo más gris de los últimos años.

Hace unos meses dejé de hacer terapias de cafés en mi casa, la que necesitaba ayuda era yo y, aunque interiormente lo reconocía, era incapaz de mostrar el más mínimo grado de satisfacción a cualquier sugerencia de ayuda.

Ahora todo ha pasado muy rápido. Semanas atrás hablé con Van (vieja amiga como San o Kiara), quedamos para comer y sacó temas tan surrealistas como ella pero todo tenía un fin, hacerme ver que necesitaba ayuda y no se anduvo con rodeos "¿No crees que necesitarías ayuda de algún experto? No sé, algún psicólogo?". Dudé. "Quizás sí" le reconocí al mismo tiempo que se me llenaban las ganas de llorar a litros. Cambié de tema y ella, me sonrió y siguió comiendo.

Pocos días después, ordenando algunos cajones de la cómoda de la habitación encontré mi diario de cuando era pequeña. Lo empecé a ojear con cierta inquietud y alegría hasta que llegué a la maldita página. Sabía que esa página existía porque la había escrito yo pero desde que la escribí solamente la había vuelto a leer una vez. Con 12 años escribí las palabras con más sentido que he escrito nunca, con más esperanza y frustración que cualquier Premio Nobel. Había escrito mi vida antes de saber cómo sería.

"Si se supone que lo mejor de la vida es la juventud, yo voy a vivir hasta los 50. No habrá nada más allá que no haya hecho antes. Voy a morir a los 50 y, entonces, mi vida habrá logrado su sentido pleno".

Me eché a llorar y pensé "¿Si mi vida se acabara a los 50 qué me gustaría hacer?". Y entonces lo vi claro, tenía una posible solución. No sería la solución ideal ni la definitiva pero podría servir. Y aquí estoy.

Mi solución es hacer listas. No voy a hacer una lista cualquiera, voy a hacer las listas definitivas. Cada año voy a marcarme 10 cosas que quiero hacer antes de morir. 10 cosas al año, aquí de 5 años habré hecho 50 cosas más que posiblemente no hubiese hecho sin pensarlo.

Esta es la lista del 2011:

- Volver a cazar mariposas
- Conseguir el puesto de trabajo en el extranjero
- Andar descalza sobre hierba húmeda
- Hacer una sorpresa a un ser querido
- Bañarme en un río
- Leerme como mínimo uno de los libros de la lista "libros a leer antes de morir" que haré pronto.
- Ayudar para mejorar esta sociedad
- Volver a bailar claqué
- Ir a pasear por un bosque
- Pensar 10 cosas más para el 2012

5 de enero de 2011

filosofía mundana (ADV)

Querido miércoles,

Ha empezado un nuevo año y me he dado cuenta al ir a sacar dinero al banco y que me dieran un calendario nuevo. Voy a reemplazar el que tengo en la cocina.

No tengo tiempo de pensar qué hacer este año. Lo estrenaremos como quien se compra un par de zapatos nuevos y andaremos con él 365 días más. ¿Y ya está? ¿Gastaré un año más sin hacer nada de provecho en mi vida? ¿Me sentaré a ver llover, saldré a tomar el sol y trabajaré por el mero propósito de pagar los recibos? ¿Ya no hay nada más, no hay más sorpresas, ya lo tengo todo?


NO


simplemente NO