Querido viernes,
Con el calor del portátil encima de mis piernas de dispongo a pasar una larga noche de insomnio. Tengo a Pol y a Laura conmigo. Pol duerme como un tronco pero Laura (que parece mentira que el mes pasado hiciera un año) le están saliendo unos malditos dientes y lleva todo el maldito día llorando. Será cruel pero me entran ganas de arrancarle uno a uno con unas tenazas para que salgan de golpe. Que desesperación.
Esta semana he estado de vacaciones, el sábado pasado me fui a casa de una amiga que vive en un pueblecito de la costa vasca a pasar unos días. Volví ayer por la mañana, descansé y hoy ya tengo los monstruos a casa. Tengo que decirle a Lua que la excusa de que los niños me echan de menos empieza a ser sospechosa.
Voy cerrando esto que Laura vuelve a llorar. Mañana le preguntaré a mamá si yo también lloré tanto porque esto no es normal, a mi que no me digan.
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