22 de julio de 2012

filosofia mundana (bonjour Canada)

Querido domingo,
Finalmente aquí estoy. Recogí todo el piso, mandé algunas cosas a casa para que mi madre me las guardara y me vine a Canada.
Tuve mis dudas en el aeropuerto y entre el vuelo a Montréal o a casa dudé 10 minutos pero entonces me dije "si vuelves, no serás tú, será el miedo". Así que compré el billete a Montréal y aquí estoy, en Québec compartiendo piso con una chica que trabaja en mi empresa.

Por suerte no tengo mucho tiempo para pensar y menos para echarme a llorar así que lo estoy llevando bastante bien. Aunque solo sean 3 días.

Lunes empiezo en el trabajo, espero tener un buen equipo y que estos 5 meses sean de verdad lo que necesito, tiempo.

11 de julio de 2012

filosofía mundana (vivir, sentir, amar)



Querido miércoles,

"Necesitamos sentir cosas nuevas, darnos cuenta de que estamos vivos. Y lo necesitamos los dos. Hasta pronto". 

Recibí este mensaje de Al al día siguiente de irse y no he vuelto a saber nada de él. Sólo me repito estas malditas palabras cada noche abrazada a un cojín mientras Cindy me susurra un "Time after time" acústico que me destroza el alma. Pienso en que Al nunca decidió nada por los dos, nunca me ha dicho qué deberíamos hacer más allá que escoger restaurante para cenar y ésta vez, ha tomado las riendas como si por primera vez estuviera convencido de ello.
Recuerdo la firmeza con la que pasaba el arco de seguridad del aeropuerto mientras yo notaba mis mejillas humedecidas y pensaba en que no podía ser posible que después de tantos años estuviera llorando, otra vez, por la maldita distancia que nos separaba no solo física sino cada vez más emocional. Y entonces suena "True Colors" y siento como si mi corazón estuviera perdiendo pequeños pedacitos cada día.

Ahora mismo me veo incapaz de cruzar el charco y me queda menos de una semana. Solo pienso en cuando regrese, en que él quizás habrá sido capaz de sentirse tan vivo como me pedía y habrá vuelto a construir su vida sin mi y eso, más que el miedo del fracaso en Canada, es lo que me paraliza el habla y hasta la razón.

Quizás sí que es lo que necesitamos. Vivir separados pero en toda su potencia. Conocer gente nueva, vivir emociones y experiencias sin pensar en el otro y quizás, quien sabe, nos ayude a reencontrarnos con más fuerza y decidir, finalmente, que sin duda estamos echos el uno para el otro.