31 de octubre de 2010

filosofía mundana (entrenamiento)

Querido domingo,
Son las diez menos cuarto de la noche y lo más divertido que he hecho hoy ha sido barrer el piso al ritmo de "The Gaslight Anthem" y leer un trozo más de "On the Road".

Hace una semana que fui a cenar a casa de Yago. No estuvo mal, la presencia de Yago Jr. relajó el ambiente lo suficiente como para poder mantener conversaciones distendidas sin miedo al error. Cuando el pequeño se fue a dormir y después de tomarme una copa, decidí volverme a casa. Quedamos para el martes y así empezar mis primeras clases de kárate. Llevo toda la semana molida. Su teoría es que no puedo tratar de defenderme sin estar en forma así que cada tarde, después del trabajo, se me lleva a correr hasta que la lengua me llega a los tobillos, entonces venimos a casa y hago 100 abdominales y 5 flexiones (sí, 5, no sé doblar bien los brazos y me como el suelo en cada intento). Dice que en un par de meses notaré mejora, yo solo sé que llevo una semana yéndome a dormir a las 10 con agujetas hasta en las pestañas.

Cuando corremos él me habla, me cuenta que ha dejado de ir y venir a NY, que se discutió con su exmujer y logró traerse a Yago que va a una escuela privada inglesa, que ha decidido vender la casa del lago Como y comprarse una más pequeña en algún otro sitio, etc. Yo solamente sé escuchar, soy incapaz de hablar sin morderme la lengua al respirar.

Me gusta pensar que, cuando yo lo creía todo perdido, hemos sido capaces de retomar una amistad basada en la madurez de los dos. Es gratificante y, a la vez, me enorgullece pensar que ya soy más adulta.

23 de octubre de 2010

filosofía mundana (4 calles más allá)

Querido sábado,

Esta tarde he hecho el corazón fuerte y he decidido ir a ver a Yago. En la nevera tengo impreso el mail que me envió la empresa a la cual iré a trabajar a finales del año que viene con todos los requisitos que ya mencioné. Como uno de ellos era tener conocimientos de defensa personal y Yago era profesor de karate he pensado que sería una buena manera de volver a hablar con él, sin reproches, retomando la vieja costumbre de las charlas con cafés en su casa.

Así que al llegar a casa me he cambiado, me he puesto cómodamente informal y he ido a su piso vestida con una sonrisa nerviosa. No me abría el portal así que he llamado a su vecina y me ha abierto. He subido hasta su piso y he llamado al timbre. No ha salido nadie. Lo he intentado 4 veces. A la quinta ha salido la vecina. "No está" me ha dicho seguramente cabreada por el ringring impasible del timbre. "¿Está trabajando?" le he preguntado, a lo que ella me ha contestado "no, simplemente ya no vive aquí". Anonadada me he quedado. Se ha largado y ni siquiera me ha dicho adiós. Frustrada y aún sin reaccionar le he preguntado si sabía dónde se había largado. "No, desapareció de un día para el otro, solo sé que las últimas semanas rondaba mucho por aquí un crío".

Me he vuelto a casa y le he llamado, sin pensármelo dos veces por si acaso me arrepentía. Por suerte me ha cogido el teléfono y hemos estado hablando de banalidades, como si no fuese importante volver a escucharnos la voz después de tantos meses. Le he comentado mi idea y mi infructuosa visita a su casa, su respuesta ha sido "Sí, he conseguido la custodia de Yago y nos hemos mudado a otro piso con más habitaciones, no es cuestión de dormir los dos en la misma cama jajaja, nada, estamos 4 calles más allá de la parada de metro". Me he alegrado por él porque ahora puede tener al pequeño cerca. Me ha invitado a cenar a su casa esta noche, los tres.

He aceptado.

13 de octubre de 2010

filosofía mundana (cumpleaños)

Querido miércoles,

Ayer por la noche llegué de celebrar mi cumpleaños. ¿Aún? Sí.
El sábado, como ya había comentado, me fui de excursión, a buscar ese nosequé que mucha gente dice que llevo dentro y que yo no se ver, esa conexión con el alma más profunda, ese silencio que llena solo tu respiración y tus pensamientos. Sigo sin verlo pero yo lo intenté. Me sirvió para superar algunos retos personales y autosatisfacerme sin necesidad de nada material.
Volví a casa sobre las 8. A las 10 había quedado con mi madre, Al, mi abuela, mis hermanas, Kiara, San, Carlos, Jan, Mario y las vecinas para cenar en mi casa. Como no sé cocinar (y todos lo saben) les pedí a cada uno que trajeran un plato que yo ponía la bebida. Estuvieron de acuerdo sin pensárselo. La alternativa era la posibilidad de que incendiara la casa.

Paré la mesa, me cambié y como me sobraba tiempo me senté a ver la tele.
Las 10. No llegó nadie.
Las 10:10. Nadie, ni mi madre ni mi abuela que siempre son demasiado puntuales.
Las 10:30. Llamé a mi madre. No me cogió el teléfono. Llamé a Noa. Tampoco. Empecé a sospechar de alguna estúpida sorpresa y me cabreé.
Las 11. Harta de esperar subí a ver si las vecinas estaban en casa. Encontré un post-it pegado en su puerta. "Llámale" ponía en letras rojas con un corazón mal hecho al lateral. Me cagué en todo, ya empezaban a ser todos compinches.
Llamé a Al mientras bajaba hacia mi casa. Me saltó el contestador. "Hola, soy Al y ahora no puedo hablar contigo. Si estás en casa coje la chaqueta, baja al portal y llama a Mario".
Ya se me había pasado el cabreo y empezaba a estar un poco alucinada. Cogí la chaqueta, el bolso y bajé por las escaleras. Llamé a Mario. Saltó el contestador. "Hola, soy Mario y ahora no puedo hablar contigo. Si estás en el portal coge el taxi que tienes delante y dile la palabra fraséame. Cuando te conteste dile de quien es la frase. Nos vemos pronto".

Me encontré un taxi en doble fila, subí y con más vergüenza que miedo le dije al conductor "fraséame". Sin girarse me contestó "los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba, engánchalos a tu alma con ganchos de acero". No lo dudé, sonreí segura de mi victoria y contesté con voz firme "William Shakespeare". El taxi arrancó. No había sido muy difícil hasta el momento, esta frase siempre la decía Jan cuando nos discutíamos entre todos. Cuando ya llevábamos un cuarto de hora cruzando la ciudad el taxista me dijo "Resultado del partido Lakers-Celtics, 18 de junio 2010", aquí ya veía la intervención de Al. Él es de los Lakers y yo de los Celtics y hay pocas cosas que le gusten más que hacerme reconocer que los Lakers ganaron su 16º anillo. Tuve que reconocer "83 a 79", entonces el taxista cambió de dirección bruscamente (al estilo de taxista estresado) y paró ante una nave industrial que no me sonaba de nada. Me pidió que bajara y se largó. Me quedé enmedio de la noche en un polígono industrial un poco a las afueras. Me senté en la acera a esperar no sé el qué. Sonó un teléfono que no era el mío, estaba tirado en la acera unos metros más allá. Lo cogí. "Llama a Carlos" y colgó. Era la voz de Jan. Llamé a Carlos, como mínimo la voz era familiar. " Hola, soy Carlos y ahora no puedo hablar contigo. Si estás tirada en el polígono ve a la esquina de la farola y espérate allí". Otro maldito contestador. Fui a la esquina y vi acercarse un coche negro con los cristales tintados y una canción de Eminem sonando a toda hostia. Todo empezaba a ser un poco de película. Paró delante mío. Abrí la puerta y me metí. El chico que conducía no lo conocía de nada pero, si no fuera porque me lo acababa de decir Carlos, hubiese corrido en dirección contraria hasta romperme los tobillos. Daba francamente miedo. "Coge la caja de tu izquierda y ábrela". La abrí, había un anillo con un pedrusco de esos gordos que quedan muy de señora y que no me gustan pero aun así me emocioné. Había un sobre y lo abrí. "Sé que no te gustan estas cosas y por eso el anillo es falso y la piedra es un cristal, solamente quería demostrarte como hace todo el mundo que sería capaz de regalarte el anillo más precioso del mundo para que supieras que te quiero. Sería capaz de hacerte pasar miedo en un polígono para que supieras que quiero estar contigo siempre. Sería capaz de mover todo tu mundo solamente para que me concedieses el baile que nunca tuvimos o que estúpidamente nunca quise compartir. Si quieres concederme el placer de compartir tu cumpleaños di "sí quiero". Sonreí y hasta solté un suspiro de alivio. "si quiero" le dije al malaspintas que llevaba el coche. Él también sonrió y puso la canción 6, Lose yourself , una de mis favoritas. Llegamos a un hangar oscuro y me pidió que bajara. Yo ya solo sabía obedecer a todo el mundo. Me llamó mi madre. Eran las 12 y media de la noche y pensé que quizás ella no sabía de que iba todo.
-Mamá, ¿qué pasa?
- Tú escúchame, abre el maletero y coge lo que hay. Te quiero.
Abrí el maletero y había mi maleta azul. Pesaba. El coche se fue mientras el chico me gritaba "buena suerte hermana".
Volvía a estar a oscuras con una maleta en un hangar de a saber dónde. Empezó a sonar Seasons of love mientras se encendían una a una las luces del cobertizo. Apareció un avión privado que abrió la puerta. Yo estaba flipando. Salió Al vestido con traje y corbata y me invitó a subir. Yo iba rastrera, como siempre y me encontraba del todo desencajada en ese ambiente. Al subir vi el lujo con el que estaba decorado todo. No sabía de dónde podía haber salido semejante monstruo porque Al tenía dinero pero no tanto.
"bienvenida, ahora solamente te falta una cosa, ves a la parte trasera y ponte lo que hay allí". Fui y me encontré con el vestido más bonito del mundo. Siempre había creído que mi vestido rojo de Chanel era insuperable pero el Monique Lhuillier azul petróleo con escote palabra de honor lo superaba todo y los zapatos negros Givenchy que apenas sabía cómo me iba a mantener en pie eran del todo irreales.

Era francamente espectacular. Volví y Al me pidió que me sentara. "Nos vamos de viaje. Vamos a quitarnos todas esas tiritas malditas que nos hemos ido poniendo encima de cada herida". El avión arrancó y en tres horas y poco estábamos llegando a Berlin.

Le quiero.

9 de octubre de 2010

filosofía mundana (FELIZ y dades...)

Querido sábado,

Una vez más, vuelve a ser mi cumpleaños y, una vez más por estas fechas y desde que cumplí los 15, tengo la maldita sensación de sentirme absolutamente sola en el mundo.

Este año he tenido la suficiente convicción y poder para hacer lo que quiera sin depender absolutamente de nada ni nadie. Y lo estoy haciendo. Son las 8 de la mañana y voy a dar comienzo a mi plan de "escapismo" de la estúpida realidad.

Voy a regodearme en la soledad por propia voluntad.

Volviendo al oscurecer haré como si nada, compartiré cena con los míos, sonreiré, les querré con locura pero seguramente, en el fondo, pensaré que esto es inevitable.


¡Feliz demasiadogésimo cumpleaños!