27 de julio de 2010

filosofía mundana (Radamés)

Querido lunes,

A mi nunca me ha gustado el verano. No me gusta la calor, no me gusta el ambiente de relax que hay por todo el mundo, no me gusta sudar, no me gusta que las parejas rompan en verano.

Ayer odié el verano profundamente. Estaba paseando cuando me encontré a Rada. No es un amigo, es un conocido desde el verano de mis 16 pero nunca ha pasado a ser amigo porque no se lo merece. Nunca quedamos, nunca hablamos pero, como mínimo una vez al año, nos encontramos por la ciudad, por las calles tan lejanas como queráis pensar y entonces auguro que la noche acabará mal. Y casi acabó mal.

- Hombre, tú por aquí. ¿Cómo te va la vida?- me preguntó con una sonrisa, mientras seguramente recordaba el último encuentro. Ni me dió dos besos, se lanzó directamente a mis labios.
-Pues bien, paseando un rato para despejar las ideas y recoger de nuevas. ¿Y a ti cómo te va todo?- le respondí sin inmutarme por el beso, ya hace años que asumí que siempre nos saludaríamos así. Mientras, le miré fijamente intentado disimular que me sudaban las manos.
- Oye, hoy he quedado con Yon, Lucía, Bran y algunos más para cenar en mi casa, si no tienes planes ¿te apuntas? Venga, será divertido.
-Bueno pero yo me tendré que ir pronto que he quedado.

Aquí cometí el primer error. Fui a la cena, me presentó a los que no conocía sólo mencionando mi nombre, como si ya supieran quien era. Intentó acercarse cariñosamente un par de veces pero disimulé delante de todos, apartando la cara.
Acabamos de cenar y cuando ya iban a empezar con las copas dije "me tengo que ir" mientras recogía la mesa.
- ¿Que haces recogiendo? Déjalo. ¿Ahora tienes que irte? ¿No prefieres quedarte?.
- No. Me tengo que ir.- Me despedí de todos y me acompañó hasta la puerta.
- ¿De verdad que no te quedas?
- No, esta vez no.- le contesté besándole en los labios para no perder costumbre.

Yo ya sabía qué quería decir quedarme. Ya sabía como eran esas cenas. Todo el mundo bebía un poco, se iban a casa, yo me quedaba ayudándole a recoger, me decía que si quería podía quedarme que el metro a esas horas estaba cerrado y me metía en su cama una vez más. Esta vez pensé en Al. No sé porqué. A Rada lo conocía desde mucho antes pero esta vez algo me impidió quedarme.

La verdad es que no había quedado con nadie. Cogí el último metro y me fui a dormir a casa de Al. Le conté toda mi historia con Rada y me calló desnudándome mientras yo cerraba los ojos y pensaba que media hora antes hubiese podido estar desnuda delante de un error.

21 de julio de 2010

filosofía mundana (desequilibrio)

Querido martes (objetivamente eres un miércoles),

Esta tarde, cuando he salido de la oficina y encaminaba mis inquietas Converse hacia el metro, me he dado cuenta de que echaba de menos alguna cosa y no sabía que. Me he parado, he vuelto hacia atrás unos cuantos metros intentando recordar qué me faltaba y entonces lo he descubierto. Me faltaba ÉL. Me faltaba el hombre de la esquina. Me he dado cuenta de que cada noche me he cruzado con el hombre que pide limosna en la esquina y hoy no estaba. Sin darme cuenta he echado en falta su sonrisa, esa que siempre llevaba puesta tanto los días de sol como los de lluvia. Entonces he levantado la vista del suelo y me he fijado a mi alrededor. Entonces lo he visto todo como cada día. El chico del bar que coge la bicicleta corriendo, la mujer mayor que tira la basura, el hombre del traje que sube en el mismo vagón (con la misma calma del que sale de una dura jornada, con la misma llamada a la amante para decirle que se va a casa), el joven que se va a trabajar y llama a la mujer para pedirle que les de las buenas noches a los niños...

Me paro y pienso que, solo que me faltara uno, mis días tendrían ese algo desequilibrante. Como hoy.

10 de julio de 2010

filosofía mundana (Laura)

Querido sábado 10 de julio,

Son las 4:25h de la mañana. En otros tiempos, a estas horas, me iría a dormir después de una larga fiesta y unos sonados bailoteos en algun bar veraniego pero hoy estoy despierta por una fuerza mayor.
A las dos menos cuarto de la madrugada (cuando yo ya dormía placientemente sola en mi casa) me ha llamado Pedro, el marido de Lua, diciéndome que mi hermana había roto aguas, que mi otra hermana estaba fuera de la ciudad, que estaba estresado, que no quería despertar a nadie pero que como yo siempre me iba a dormir tarde pensaba que estaría despierta y podría ir a cuidar de Pol mientras ellos se iban al hospital.

Lua vive un poco a las afueras de la ciudad pero a esas horas no había nadie por las carreteras y en un cuarto de hora me he plantado en su casa donde aun estoy. En menos de 5 horas tendré a Pol despierto metido en mi cama junto a Hund (el cocker spaniel que ahora mismo está cohabitando conmigo en esta inmensa cama). Me levantaré, le prepararé el desayuno y nos iremos al hospital a ver a la pequeña Laura que ha nacido a las 03:27 (dando por culo solo empezar). Mi madre y mi tía ya están allí (estas mujeres les va la marcha).

Estoy cansadísima pero a la vez me muero de ganas de ver a la nueva soldado raso de la familia. Si fuera por mi seguramente también estaría en el hospital molestando un poco por allí. De todas formas, ¡Bienvenida al mundo, pequeña!