19 de diciembre de 2009

filosofía mundana (subir corriendo y bajar saltando)

Querido sábado,

Son las nueve de la noche y ya me duermo por los rincones de mis pestañas. El frío le susurra a mis pies un vals que no siguen el compás del radiador y mis manos de pianista se alargan hasta las entrañas de este teclado. Mi melena me ha declarado la guerra a favor de la anarquía y mis labios, cortados por el frío siberiano, hace noches que no besan. Y me rompo al pensar que estuve tanto tiempo sin besar esos labios que amaban a bocas de fresa de alguna otra mujer mientras yo besaba sapos descolorados que saltaban en charcos que me mojaban los pies. Y me muero al recordar cuando me hablaste en plata y me confesaste todas las noches que te habías ido a dormir pensando en mí y, desde entonces, yo cada noche sueño contigo.

Sueño contigo pero no te tengo aquí. Sueño con tus palabras con olor a hierbabuena. Sueño con tus pies descalzos, con esos dedos que se articulan a cada paso que vienes a por mi. Lo sueño todo pero hace noches que no lo veo y sé que es mejor así.
Es el todo por el nada, el nada por el siempre. La explosión, la sensatez, la libertad, la vida contigo y conmigo, los caminos convergentes y divergentes. La luz de tu espalda y la oscuridad de mi mirada. Tu barba de dos, de tres, de cuatro días, mi taza de café, tu cigarrillo al alba, mis pijamas de rayas, tus hoyuelos al reír. Mi falta de cordura, nuestra libertad, el subir corriendo y bajar saltando, el rojo de tus venas, la paciencia de mi corazón. Mi lista del 2009 donde tú estás en primer lugar, nuestras guitarras desafinadas que se codean con las tardes domingueras. El desván de tus ideas, mis ganas de llorar, los crepúsculos a orillas del edén, las manzanas que comimos antes de ayer. Mis películas de Disney, tus libros de Oscar Wilde, mis libros de Benedetti, tus películas de Morgan Freeman. Mis jerseys grandes, tus mangas arremangadas, nuestras caricias a los pies del diablo, mis peces de colores, tu perro incansable. Mis alas cortadas por el viento, tus ideas a propulsión, mis sueños de ser astronauta y tus ganas de pilotar un avión.

Hemos vencido al tiempo.
Éramos dos huérfanos de latidos, el cardiograma no nos daba ni dos telediarios y ahora estamos corriendo en tiempos récords en la maratón de las olimpiadas de los escalofríos.

14 de diciembre de 2009

filosofia mundana (me voy)

Querido lunes,

empiezo la semana pre fiestas navideñas y con ellas el estrés de organizar cenas, acabar proyectos, felicitar las fiestas y largarme. Sí, después de la rigurosa cena del 24 y la inoportuna comida del 25 cojo el avión y me voy. Me cansa tanta farsa, tanto montaje. Mi madre siempre me dice "es que es la tradición" y yo siempre pienso, me cago en la tradición. Porque la verdad es así. No necesito regalarle nada a nadie para decirle que le quiero, que pienso en él cada día. No necesito adornar mi casa como si fuera un puticlub, no necesito montar unas montañas con río de Albal y figuritas rococós en el comedor porque entonces, ¿donde pongo la pecera?. Tampoco necesito comer como una cerda día y noche, noche y día. No necesito enborracharme para pasar de año, ¿donde está la gracia? si lo bueno es recordar cómo ha sido el año, ¿porque se empeñan en olvidarlo matándose neuronas?.

El caso es que el 26 me largo SOLA. Lo pongo en mayúsculas por si las dudas. No las mías, que yo no tengo ninguna. No,no, yo me voy sola que ya lo necesito. Al me pidió que fuera a cenar con él y sus amigos el 31. Este fin de año necesito pasarlo sola, hacer una lista de todo lo bueno que me ha pasado y de todo lo que intento superar. Haré la mejor lista del mundo. A mi nunca me ha gustado hacer listas. Básicamente porque nunca he sido capaz de poner más de dos cosas siguiendo un orden marcado sin querer hacer el mío propio, pero supongo que esta lista como la haré como yo quiera pues estará bien.
En el colegio siempre me regañaban porque ordenaba las cosas de diferente manera. Transtornos en el orden le dijeron a mi madre y ella les respondió "no, originalidad". Luego, en casa, ponía los calcetines y las bragas en el mismo cajón y mi madre me gritaba y yo le respondía "no mamá, esto es originalidad" y bien originales eran las tortas que me caían. Nada, capítulos flaixback.

Resultado: viaje del 27 al 7 a Irlanda.

2 de diciembre de 2009

filosofía mundana (Boda)

Querido miércoles,
La vida da tantas vueltas que alguien se puede llegar a marear, a perder su norte y, al no encontrarse, se suma al norte de otro y así sigue viviendo aunque ya nunca vuelva a ser su vida. Noa perdió su norte cuando se quedó embarazada y aunque ha intentado volver a encontrarlo no ha podido y se ha resignado a sumarse al norte de Francesco casándose con él el próximo abril. Él la ama como si fuera su única cosa en la vida (ella y la cría, ahora), y ella pues como todas, duda. Ante la duda ha hecho oídos sordos a su corazón y se ha creído eso de las películas de Disney donde hay príncipes con capa. Supongo que la mansión en la Toscana será mejor sitio para criar a la pequeña Amaya que en el piso rococó donde vive ahora. Cuando nació la pequeña, Francesco venció la voluntad de Noa y puso sus apellidos a la cría. El problema es que él tiene títulos nobiliarios (aún hay gente así por el mundo!) y la pobre se tiene que llamar Amaya Luggi di Tre Castelli Muri.

Qué facil es perder la vida sin morir!
Lo bueno: boda y bautizo en abril en Italia!

21 de noviembre de 2009

filosofia mundana (cena con mamá)

Querido sábado,

Después de que Agatha me llamara imbécil por dejar al hombre perfecto.
Después de que Noa me concediese coger en mis brazos con los pelos de punta a su Milagro de la vida.
Después de que Al me llamara desde casa de sus padres, donde ha vuelto a crear su nido, y me hablara de planes para hoy, para mañana, para siempre.
Después de que Carlos, Mario, San, Kiara me llamaran para preguntarme la duda que hasta corroe en mi corazón. ¿Por qué?
Después de toda una semana incontrolable, ayer apareció mamá en mi vida. Me abrazó, me secó las lágrimas y me invitó a pasar a su modesta casa. Silencio. No habían llamadas, ni gritos, ni prisas, ni ruidos más allá del "tiin" del microondas que avisaba que la vida se paraba en ese instante. Se veía el pequeño huerto de detrás rodeado por las mil flores que regaba cada día y que hacían de esa casa mi paraíso particular. Tomamos café y no paró de sonreirme en todo el tiempo.
-Mamá, gracias.
-¿gracias de qué?
-Por no preguntar por Yago.
-Bien, es tu vida, las rupturas siempre cuestan pero eres fuerte y esto lo superarás.
-Pero es que tengo mis motivos, mis cosas...
-Lo sé cariño, nadie te culpa de nada. Sois adultos, la vida sigue sin él. Ahora a aparecido Al otra vez aunque yo ya lo sabía. Si supieras las veces que ha venido a tomar café preguntándome por ti...Yo des de que teníais 17 años y os conocisteis sabía que era ÉL.
(Por primera vez en toda la tarde sonreí. Yo no sabía todo eso de Al y menos que mi madre fuera tan bruja como para predecir el futuro pero supongo que todas las madres tienen ese tercer ojo que vigila y adivina).
-Le fui infiel a Yago. No sé por qué. Él siempre estaba fuera y cuando me llamaba nunca tenía tiempo de hablar y cuando yo me iba siempre me gritaba y...
-¿Te pegó? Hija mía, ¿te pegó?
-No,no,no. Me levantó la mano un día y le giré la cara de un guantazo. Nunca más me chilló pero yo ya no estaba a gusto aunque le quiero. ¿Sabes? Hay veces en la vida en que parece que todo sea perfecto, en que hayas llegado al máximo de tu felicidad y entonces aparece algo que lo tuerce y que te hace volver a empezar el castillo de arena des de abajo.

Estuvimos hablando horas y horas hasta que me llamó Al para ir a cenar. Cuando le dije que estaba en casa de mamá me contestó "Si tu madre no tiene planes quédate allí, compro algo y cenamos con ella". Mi madre siempre tenía planes pero me convenció de que no había nada más importante que esa cena. Y para mí no había nada más importante que ella.

14 de noviembre de 2009

filosofía mundana (Yago, Noa y Amaya)

Querido sábado,

Esto es como cuando te tuerces el tobillo, llegas andando a casa pero el día siguiente no te puedes ni levantar del sofá. Hoy estoy igual. Después de torcerme el tobillo el jueves por la noche y llegar ayer corriendo a casa, hoy no sirvo ni para reciclar. Se entiende la metáfora ¿verdad? Lo digo porque ahora mismo hasta dudo de si mis palabras son conscientes de cómo crear una frase con sentido.

Ayer no fui a trabajar. Gripe justifiqué. Como ahora el mundo está revolucionado por todo lo que empiece con esta palabra no me dijeron nada. No es A, ni B, ni C, es Abecedario, eso, tengo la gripe Abecedario porque tengo todos los males y ningún remedio.
A media mañana me levanté de la cama y él (el problema, la desgracia, la felicidad, el gilipollas, el imbécil, el amor de mi vida) aún estaba allí. Esta vez no se levantó para ir a hacer ningún examen de mates, ni salió al balcón a fumar, ni desapareció con el sonido del despertador; esta vez estaba a mi lado, durmiendo. Preparé un café y, cuando iba a prepararle uno a él mientras el mío daba vueltas en el microondas, dejé el pote en el mármol de la cocina y me resbalé hasta el suelo notando el gres en mi cuerpo, el pomo del armario en mi espalda y la nevera en mis pies. Y rompí a llorar. Lloré por ser imbécil, lloré por Al y por todas las veces que me había echo llorar, lloré por supuesto por Yago, lloré por no haber sido capaz de plantarme en su puerta yo que me las daba de revolucionaria, de rompe esquemas y de valiente. Lloré por no haber sido capaz de parar todo esto antes de que llegara.

Al se levantó y me encontró allí. No dijo nada. Paró el microondas, se sentó a mi lado y me abrazó. Llevábamos más de 12 horas juntos y aún no nos habíamos dicho nada y de verdad que agradecí que no hablase porque posiblemente le hubiese roto la cara. Después del drama nos sentamos en la mesa a desayunar y hablamos de banalidades hasta que me preguntó "¿qué harás con Yago?" a lo que le respondí medio cabreada, medio asustada "¿Tú que quieres hacer conmigo?". Entonces miró al tazón, miró por la ventana, miró a la cocina y por fin, como si hubiese echo diana me miró a los ojos.
- Quiero estar contigo.
- Y yo quiero estar con Yago.
-Sabes que no es verdad y esta vez pienso insistir. Quiero estar contigo para siempre.
-¿Para siempre? Yo no quiero nada para siempre, yo quiero algo para el día a día. Estoy harta de que seas tú el que no tiene ni puta idea de lo que quiere. Sabías lo que sentía por ti y aún así te fuiste con otra, sabías que si me hubieses dicho "quédate" o simplemente hubieses echo esto de ayer hubiésemos estado juntos des de hace tanto...
- Pero es que yo no sabía...es que joder, es todo muy largo y difícil. Ostia, ¿no te vale un te quiero, no te vale que haya dejado a Ari, que me haya ido del piso que estábamos compartiendo, que lo haya dejado todo por ti?

Y la verdad es que como una idiota me apunté una victoria encima del cadáver de esta tal Ari "rizitos de oro" y sonreí por lo bajito, sin ser consciente de que Yago, en menos de 3 horas llegaba de Estados Unidos.

Al se fue a trabajar, yo me blindé el corazón a prueba de balas, me vestí y le mandé un mensaje a Yago diciéndole que no podía irle a buscar al aeropuerto, que cogiera el tren y se viniera. Mientras preparé una estrategia, me tomé dos cafés más, cambié las sábanas, barrí, limpié los cristales y hasta me dio tiempo de sentarme en el sofá y temblar como un "blandimblú" de esos de cuando era pequeña.
Llegó, le abrí, le besé pero sin entusiasmo y le hice pasar al comedor. Se acojonó. Así de claro. Empezamos a hablar, le conté todo des de mis primeras dudas, me salté la parte de Amsterdam, la de Alemania y la de Al pero bueno, todo lo demás lo supo.
No voy a repetir en palabras todo lo que vino las dos horas de después, lo importante es que se nos acabó la conversación con la llamada de una de las vecinas:
-¡Noa está de parto! !Ayúdame!
Y claro, subimos a su piso, cogimos a Noa en brazos, nos la llevamos al coche de Yago y para el hospital. Yo no creo en las casualidades pero gracias al nacimiento de la pequeña Amaya, pude acabar sin discutir con Yago, llamar a Al para que me viniera a buscar y poner un punto y a parte grandioso en mi vida. Ahora, de momento, estoy tumbada en el sofá intentando empezar la primera frase con la mayúscula correcta.

12 de noviembre de 2009

Querido jueves,

Hoy te escribo desde el silencio de mis ideas y desde el suicidio de mis sentimientos.
Escribo desde la mente en blanco y el corazón en rojo intenso desangrándose. Razono desde el subconsciente que no sabe lo que es la realidad.



Miércoles. 11 y algo de la noche. Suena el timbre del piso. Paro de teclear el correo que estaba escribiendo a los italianos. Acompaño mi cara de sorpresa con un ligero movimiento de cuello mirando a la puerta de la habitación, como si mirando hacia el pasillo pudiese ver quien interrumpe la noche detrás de la puerta. Sigo con lo mío. Al cabo de menos de un minuto vuelve a sonar el timbre. Esta vez, acabo de escribir el mail, lo envío, paro la música y con un aire más de cansancio que de cabreo levanto mis pantalones de pijama de la silla y, arrastrando las manos cubiertas por la sudadera del Avanti College por la pared del pasillo, me digno a abrir la puerta. Ni me acerco a la mirilla, total, a esas horas si es un ladrón lo más valioso que tengo es el ordenador, la tele y el microondas, y si es un asesino, le invito a cenar un poco y luego pues que me mate en la bañera que sino me pone el suelo perdido de sangre y con lo pesada que se ponía siempre mi madre cuando tenía que quitar la sangre de la ropa solo faltaría que tuviese que limpiar el suelo. Bueno, a lo que iba. Abro la puerta sin sonrisa falsas, no tengo porque disimular que me molesta. Y entonces aparece él, con las manos en los bolsillos, ahí plantado sobre la alfombra, inmóvil. Y yo me caigo por dentro y me apoyo en el marco de la puerta. No nos decimos nada. Él sigue quieto mirándome a los ojos como si estuviese tan convencido de sus actos que nada en el mundo lo haría mover ni un milímetro. Y yo delante, mirando lejos, a algún punto del vacío de la escalera y a la vez cerca, repasando el marrón claro de su chaqueta. Me llevo una mano al pelo, puro instinto para no parecer una mendiga y me intento rehacer la cola de caballo que me cuelga hasta el cuello y mientras, intento meter pecho para dentro para que no se me noten los latidos que me retumban hasta en los oídos. Se acerca. Un paso adelante y una mano en mi mejilla. Ni siquiera me sale decirle "hola, pasa y tomamos algo" o "vete a la mierda" mientras chillo para que alguien me oiga. Él parece que no tiene intención de nada más que no sea intimidarme. La otra mano ya me está rozando la cadera y yo aún estoy mirando la escalera mientras aguanto el marco de la puerta como si un simple movimiento hiciese caerse todo el edificio. Me coge la cara con la derecha y me hace mirarle a los ojos.

"Perdóname. Te quiero" y sin darme tiempo a que las palabras me lleguen al cerebro encuentro sus ojos cerrados difuminándose delante de los míos y sus labios rozando los míos. La mano izquierda recorre mi espalda y su boca cada vez se abre más.Pongo mis brazos en su pecho y le empujo mientras intento un "movimiento cobra" fallido. Me ahogo y él parece que entre más me muevo más me abraza. Peleo con medias fuerzas hasta que la evidencia me hace rendir y mientras relajo los brazos los acompaño con la cremallera de su chaqueta.
Toda la rabia, toda la impotencia de los 20 primeros segundos se convierten en pura pasión, en obsesión, en éxtasis, en portazo, en labios húmedos, en manos frías en cuerpos delirantes, en ropa por el pasillo, en calor, en libertad, en silencios rotos por suspiros. Ni una palabra más. Tengo ganas de gritarle al mundo pero estoy muda. Sus latidos son tan fuertes como los míos y juntos marcamos una vieja melodía que con la acústica de la habitación se convierte en obra maestra.


Esta mañana. Las siete en punto. Oasis afina, dentro de mi móvil, sus guitarras para tocar el inoportuno "Stand by me" y despertarme. Me giro, le doy a repetir. Una mano reposa en mi vientre. Una mano que no es la mía. Me giro mientras me hiperventilo y me incorporo asaltada por imágenes más propias de cine X que de recuerdos de la noche anterior.Inspiro profundamente y me vuelvo a acostar después de la disputa intensa que ha tenido mi sensatez con mi corazón. (0-1). No puedo negar que hasta en mis mejores sueños nada pintaba tan perfecto.

Mañana dejaré a Yago.Después de esta idea vuelvo a dejarme a esas manos mañaneras, a los silencios detrás de esa sonrisa y a las sábanas arrugadas de felicidad. Vuelvo al loco juego de Al.

23 de octubre de 2009

filosofia mundana (zombie)

Querido viernes,
Vuelvo a estar al que parece ser mi estado natural. Resfriada. Yo creo que mi madre no me parió bien, se dejó una extremidad, una caja de pañuelos. Me es más útil que algún dedo del pie.

Este año en el trabajo parece ser que se han propuesto cambiarle el nombre a la empresa y llamarla "LosTrabajadoresSinVida S.A." y es que casi tengo que fichar a cada respiro.

Ayer fui con unos amigos a un concierto del inglés Bryn Christopher después de discutirme con Yago. Nada importante, sólo insistió en intercambiarnos un juego de llaves de nuestro piso y lógicamente le respondí que no. El problema es que empiezo a darme cuenta de que hay muchas cosas en la vida que no vemos del mismo modo y, aunque muchas de las pequeñas cosas rozan el límite de lo insignificante, otras me dan tantas y tantas vueltas en la cabeza que si no me siento me mareo. Empiezo a notar como si cada vez que nos juntamos más físicamente, nos separamos miles de kilómetros. La verdad es que lo siento mucho más cerca cuando está en Estados Unidos que cuando lo miro por la ventana. Es como si poco a poco estuviese volviendo a mi vida de siempre, con los de siempre y él ya no ocupase el centro de todo. Le quiero, le quiero con una locura propio de los poemas de Shakespeare y las odas al amor de Neruda pero parece ser que no es suficiente para sentir sus latidos en mi corazón.
Sufro mal de amores y mi madre siempre dice que contra eso lo mejor es una buena botella de algo que suba mucho o, en su defecto, unos buenos amigos. Y yo, a falta de ganas de plantarme en el súper a comprarme una botella para ahogarme sola, prefiero amigos que me saquen de paseo como un zombi porque ni duermo, ni descanso y hasta dudo que sea persona íntegra en estos momentos.

Quizás el libro me ha echo pensar de verdad quien soy, quien quiero ser y si de verdad estoy llegando tan lejos como el abuelo creía.

Ahora me voy con mi manta y mi taza de caldo a acabar proyectos para el lunes.

10 de octubre de 2009

filosofia mundana (mi libro)

Querido sábado,

Hoy por fin he abierto el libro. Supongo que esperaba a tener este año más que ayer, una cena íntima en casa con los de siempre, se me sumó al soplar unas cuantas velas.

La cena estuvo bien. Mamá, la abuela, Kiara, Ágatha yYago. La abuela no le había dicho nada a mamá y yo aún no he tenido el valor de contarle que ya lo sé todo.

El libro...aún estoy del todo sin gravedad, parece que la vida me empieza a pasar de una forma diferente. No sé si considerarlo el mejor regalo de todos los tiempos o tan solo algo que de verdad tenía que pasar.

No hay mucho escrito pero suficiente para saber que soy yo la que está entre esas líneas.
Tengo que pensar qué hacer con ésto. De momento estas són las primeras líneas de mi vida:


"Linira es nombre de mujer.

Es joven, se siente joven y le gusta gustar. No tiene pareja, quizá la busca, quién sabe, pero se enamora cada día.

Suele hablar con desconocidos porque nunca le gustó no hacerlo.

Linira es atea de nacimiento y agnóstica de profesión, con demasiadas idiosincrasias incomprendidas, muchos poemas inacabados y bastantes partituras pisoteadas. No envía correos electrónicos en cadena, no suspira por cualquiera, suele mirar sin ver y sentir sin escuchar. Piensa cuando no toca y habla cuando todo el mundo calla porque es una máquina habladora y no le importa si la escuchan o no porque ella suelta palabras en tiempos invencibles. La aman más de lo que ella ama, susurra a 10 cm. y no se la oye. Salta en los charcos cuando llueve, no sigue las líneas rectas y no se para en los stops. No tiene horario ni rumbo, es antirutinária y propulsora de la teoría del caos. Tiene familia que no ha escogido, recicla, mira los documentales de La 2, no llora en el cine. Se ríe de ella y el aburrimiento hace que se quiera."

7 de octubre de 2009

filosofia mundana (el libro)

Querido miércoles,

Ayer mi abuela, repartiendo las cartas de la primera partida de la tarde, me preguntó que qué querría para mi cumpleaños y yo, como siempre, le respondí que nada más allá de que viniera el viernes a casa para celebrarlo. Ella, como cada año desde que impuse la ley de no pedir nada, me dice que eso no es suficiente y que hará lo que le dé la gana. Vamos, como ha hecho toda la vida. Pero ayer le repliqué. Ayer dejé las cartas casi como si fuera un truco de magia y me levanté a buscar el bolso.

-Abuela, ya sé qué es lo que quiero.
-Dime hija, ¡a ver si es verdad que no tengo que pensar más!

Entonces saqué el trozo de papel. Ese trozo donde mi abuelo había escrito, quizás, sus últimas letras, sus últimas frases y hasta su último suspiro. Saqué (como quien contempla un diamante en bruto con el corazón encogido) el papel y se lo acerqué.
Cogió las gafas de cerca y se lo leyó. Todo. Muchas veces. Como quien a partir de ese momento ya no tuviera nada mejor a hacer en su vida que leer eso hasta la saciedad.

-Esto…esto es de tu abuelo.
- Lo sé pero, no entiendo nada abuela. No entiendo lo escrito, no entiendo lo que quiere decir con las trescientas páginas escritas a mano. ¿Tanto escribía el abuelo?
- Y mucho más hija, y mucho más... Madre mía, no sé ni qué contarte. Mira que les dije a tu madre y a tu tía que no era para esconderlo, pero ellas erre que erre…que si a vosotras no os tiene que influir, que si la fama, que si la intimidad…
-Pero, pero, pero ¿de qué estamos hablando?.
Me senté a su lado esperando que me contara casi el mayor secreto de mi familia, algo que mi madre sabía y nunca me había contado. Eso que me hiciera olvidar por un rato que ya no me quedaban dedos en el cuerpo para contar mis años y que mis jóvenes manos se cogieran fuertes a la artrosis que se apoderaba de esa mujer que me hacía arroz para comer cada semana. Algo que quizás supiera mucha gente. Y así fue.
- Claro, no sé hasta que punto esto es importante…Tu abuelo hubiese querido explicártelo él pero en paz descansa y me toca a mi. Tu abuelo es escritor. Bueno, era. Tu abuelo era escritor.
- ¿Qué tipo de escritor? ¿De libros? ¿tiene libros publicados? Pero yo no he oído hablar nunca de él, no era tan famoso.
- Tu abuelo era el mejor escritor que he conocido nunca. La verdad es que nunca he conocido a ninguno a parte de él, pero es que escribía como tocado por una mano divina. Tu abuelo le susurraba al papel, lo acariciaba con la pluma y nacían frases fantásticas.
-A ver que me sitúe. ¿Y libros?
- Muchos, muchísimos y seguro que has leído alguno.
Se levantó como si se hubiese quitado 20 años de encima y con alguna idea con olor a naftalina que hubiese salido después de muchos años. Se fue al armario pequeño de la esquina del comedor de dónde sacó un par de libros.
-Éste me parece que va dedicado a ti. “Para ti que me estás leyendo sin saber que estas palabras fueron escritas pensando en ti, pequeño ángel céntrico”. Si, ves, pequeño ángel del centro, eres la mediana de las tres, éste era para ti.

No sé cómo lo podía estar diciendo así mientras a mi se me borraban las letras con el agua de mis lágrimas que apenas me dejaban intuir el título del libro.
-¿Es él? ¿De verdad que era él?
-Lo era hija, lo era. Este no es su nombre real, claro pero pensó en todo y protegió su vida privada y sus apellidos tanto como pudo. Y ahora viene lo mejor. Coge el otro libro. Cógelo y empieza a leer.

Y lo hice. Nunca había leído ese libro. Me había leído un par o tres de él, esos que todo el mundo considera Best Sellers y claro, te los acabas mirando pero ése en concreto no. Al leer la contra supe enseguida de qué iba.

- Lúa…es nuestra Lúa. ¡Es la vuelta al mundo que hizo Lúa!

Lúa es mi hermana mayor y ese libro era su vida. Entonces me entró la duda de ¿y yo? pero no me dio tiempo de preguntarlo.

- Sé lo que estás pensando. Tú también tienes tu libro. No está acabado. El abuelo me lo dejó y dejó la nota que encontraste dentro. Un día, limpiando los cajones perdí la nota pero el libro me lo guardé.

Entonces abrió la mano y lo vi. Vi MI libro, vi lo que el abuelo había escrito pensando en mi. Estaba en éxtasis, confusa por todo. Tenía los ojos encharcados y la nariz a punto de gotear pero aun así el corazón me impulsó a coger el pendrive.

-Léetelo un día de estos si quieres y bueno, a ver si es verdad que como decía el abuelo llevas el talento en la sangre y lo publicas.

Me sonrió y, como quien acaba de contar un chiste un poco malo, siguió repartiendo las cartas. Lógicamente perdí todas las partidas. Cuando llegué a casa me fui directa al ordenador pero aun ahora soy incapaz de abrir el documento. No todos los días tienes el borrador de un escritor de tanto nombre (falso pero nombre). No todos los días estás a punto de descubrir tu vida vista por uno de los escritores más famosos del mundo, por uno de los poetas del siglo XX más internacionales, por tu abuelo.

2 de octubre de 2009

filosofia mundana (jueves universitarios)

Querido viernes,

Me hago vieja.
En estos momentos, a escasos días de mi "me faltan dedos para contar" cumpleaños, descubro que la frase que nos une a todos a la juventud, esa fantástica frase que te ayuda a justificar un sin fin de situaciones, LA FRASE que estrenas cuando por primera vez en tu vida no duermes las 6 o 7 horas de siempre, "el cuerpo lo aguanta todo" ya me pide la jubilación. Mi cuerpo se niega a aguantarlo todo y yo, insisto en sólo introducirle matices para no acabar de romper ese maldito lazo de la juventud más joven.
Y es que mira que cuesta empezar etapas. Cuando tenía 15 años quería seguir siendo esa niña que soñaba que sería astronauta (otro tema que ya trataré cuando me venga la vena nostálgica). Luego, estrenando los 18, cuando me convertí irremediablemente en aventurera de la vida, quería volver a ser la artista rebelde de los 15 y ahora, pasando de largo y con tragos más largos aún, quiero volver a ser astronauta.

Ayer, Ágatha tuvo la brillante idea de rememorar nuestros días universitarios y apuntarse a salir un jueves y hacer eso tan “joven” de ir el viernes a clase sin dormir. Perdónenme, eso no era de ser “joven”, ¡eso era de ser idiota! ¿Pero a que gentuza se le puede llegar a ocurrir una estupidez como ésta? ¿Quién leñe nos creíamos que éramos aguantando más de 36 horas sin dormir? La respuesta es fácil, el cuerpo lo aguantaba todo. El problema está en que si ibas sin dormir a clase te sentabas a las últimas filas y no apuntabas nada más allá del móvil del tío con el que habías ligado la noche anterior, en cambio ahora, nosotras parecíamos unas zombies recién salidas de Thriller yendo como locas un viernes a las 8 de la mañana a la oficina sin duchar, con unos tejanos y una camiseta vieja que llevo siempre en el coche para situaciones de emergencia y con el peor dolor de cabeza y de estómago que recuerdo. Lo que beben los universitarios ahora no es ni garrafón, ¡eso es alcohol de quemar!

Y ahora me veo aquí, con mi mantita en el sofá, mis pececitos de colores, mi manzanilla y durmiéndome antes de tocar las diez de la noche y me asusto al pensar si quizás se me esté pasando eso de ser joven.

27 de septiembre de 2009

filosofia mundana (¿dudas?)


Querido sábado,

Hoy estoy en casa de mamá.
He venido a pasar el fin de semana sin excusa alguna. El viernes por la tarde me planté en su puerta y no hizo falta que le dijera que estaba huyendo. ¿De qué? Pues el viernes pensaba que de Yago y sus inoportunas preguntas, gestos, miradas. Hoy pienso que de mi misma, de mi falta de sinceridad, de mi absurdo ego, de mi inexplorado mundo de mentiras y farsas. Y es que nisiquiera sé qué mundo es el que quiero.

Quería compartir mi vida con Yago porque era lo mejor que tenía mano.Cuando lo tuve, lo deseé. Antes sólo había deseado mi pequeño piso en el centro, a Ágatha, Adam, Kiara, San y los otros, sólo quería lo que tenía, LIBERTAD.
Ahora no sé si soy yo la que me la veto, no sé si de verdad me estoy ahogando en un vaso de agua o en menos, en un vaso de chupito.

Quizás Yago no tenga la culpa de nada. O la puede tener de todo. ¿Si soy feliz con él? Claro, pero es una felicidad distinta a la que tenía antes. Es cambiar el YO por el NOSOTROS y esto nunca lo he sabido hacer bien. Ahora parecía que empezaba a funcionar pero no se puede tener lo bueno de los dos mundos, no se puede ser primero YO y luego nosotros porque entonces (por lo que me he dado cuenta) el mundo se desmorona.

No creo que sea inmadurez, como me dijeron Ágatha y mamá en la cena de ayer es falta de compromiso. Sí, será eso, soy incapaz de comprometerme con nada que no sea yo.
¡Pero es que es tan difícil! Sacrificio me dijo mamá que es lo que se tenía que hacer para lograr lo que de verdad se quiere. Yo ya me sacrifico para tener lo que deseo. Me sacrifiqué con una hipoteca para tener MI piso, sacrifiqué muchas horas para lograr el trabajo y el sueldo que tengo.

Le quiero. Le quiero hasta la médula pero el día que me hagan escoger entre él o mis viajes, mis aventuras, mi vida no lo dudaré. Un vuelo a Berlin.









Linira© 2009. Some Rights Reserved

22 de septiembre de 2009

filosofía mundana (Moritz)

Querido martes,

Llevo la camiseta salpicada de tomate después de comer los pasados espaguetis que se me han enganchado, el calcetín que debería hacer el par con el que llevo puesto en el pie derecho ha sido devorado por la lavadora hace escasos minutos y el intento de recuperación se ha visto truncado por el porrazo que me he dado al meter la cabeza en el tambor.Ahora, con una tirita en la frente como Alí después de un combate, la camiseta blanca con manchas rojas y un calcetín azul y otro amarillo parezco salida del circo de los horrores.
Así es como estoy pasando las semanas desde que regresé del viaje.

Aún estoy intentando volver a la realidad pero se me hace increíblemente difícil.

Ayer, acurrucada entre las sábanas, me giré para abrazar a Yago y en el momento en que mi brazo se levantaba por encima de su cadera directo a rodearle el torso, se me apareció Moritz (el de los ojos azules)y como un resorte o como dos polos positivos que se repelan, me aparté, helada en mis pensamientos, hasta la punta más alejada del metro cincuenta que hace la cama.

Me asusté a mi misma pensando en eso. Me asusté por no haberme asustado antes. Por haber dejado que el bastardo tiempo parara nuestros relojes en aquel Clio que nos conducía lejos de todos para estar solos.
Nos fuimos a unas ruinas de la guerra y, ahora veo, que el paralelismo acojona cuando coge énfasis y me lleva a la ruina de mi vida.
Me asusto al pensar que no paré a esos malditos ojos que me removieron hasta las costillas flotantes, y aún peor, no tuve miedo de encontrarme en medio de la noche entre las manos de un desconocido sin pensar que aquí el tiempo no se había parado y que Yago seguía pensando en mi.

De verdad fui capaz de aterrizar en el aeropuerto y besarle con los mismos labios que pocas horas antes se despedían de otros.

Me asusto al pensar que no tengo ni el menor remordimiento.

13 de septiembre de 2009

filosofía mundana (otro viaje)

Suena el despertador de la habitación contigua. Mientras, acabo de cerrar, arrodillada sobre la maleta (como si rezara al Dios del tiempo para que lo parara) los últimos recuerdos que muerden esquinas.
Salgo al pasillo de la que durante dos semanas ha sido mi casa y entonces pienso que, si la vida siguiera en ese punto para siempre, me acabaría de cruzar con un par de buenas amigas, algún amor imposible y, quizá, quien sabe, si con el que hubiese compartido mi vida en una granja del norte de Alemania, con un perro guardián vigilando las cosechas y dos preciosas niñas rubias correteando descalzas entre las sábanas tendidas al viento. Pero las ruedas de la trolley sólo me cruzan a un par de mujeres que se funden conmigo en un abrazo, me cruzo con el que no se atreve a mirarme mientras me susurra que no me vaya, y por último, los ojos más bonitos que he visto en mi vida, los ojos color azul cielo de verano, los ojos que me llevan al mar, los ojos que tendrían las dos niñas, los ojos por los que hubiese dejado la maleta, mi vida entera, hasta a Yago si me hubiese dicho "te quiero". Pero no lo hace, sólo dice mi nombre y me acompaña hasta la estación como uno más. Se espera detrás de todos, como quien quiere ser el último en decirme "hasta nunca". Y llega el tren y todos se apartan menos dos.
Los ojos azules no saben como actuar, parece como si nunca se hubiesen despedido de alguien, como si no supieran qué se tiene que hacer cuando el amor de tu vida está a punto de subir al tren. Nos hacen una foto juntos, nos abrazamos y de golpe es como si volviéramos a ser dos desconocidos.
Por último, Lukas, el ingeniero, el que no me miró en el pasillo, ahora no me aparta los ojos. Nos abrazamos y mientras escondo mi cara en su cuello como una niña pequeña que se quiere sentir a salvo, me susurra "Why?" y no le sé contestar. Él tampoco entiende de despedidas pero no muestra su inseguridad ni un momento, sólo cuando estoy en el tren y las puertas hacen que nos soltemos la mano. Entonces, mientras corre al lado del tren hasta que se acaba la estación, veo un niño de 10 años que dice adiós con la mano y entonces dudo si no será Lukas en lugar de los ojos azul cielo o en lugar de Yago con el que quiero vivir. Pero ya no me da tiempo de decirle nada y entonces rompo a llorar hasta el primer transbordo.

Esto ha sido el final de mis dos semanas en el norte de Alemania, colaborando con el centro de investigación de Peenemünde dónde he ido en representación de nuestra empresa pero esto, el trabajo, ha sido lo de menos.

29 de agosto de 2009

filosofia mundana (sin miedo)

Querido sábado,
No tengo miedo. A estas alturas ya no le tengo miedo a nada. Me enseñaron a tener respeto a lo desconocido pero el respeto no me impedía tirarme a los precipicios, sólo me hacía llevar una cuerda de seguridad.

24 de agosto de 2009

filosofía mundana (te quiero)

Querido lunes,
Como con el ajetreo de un tren regional me despierto de la nada.
Hoy escribo temprano, antes de ir a trabajar. Estas horas me hacen sentir como en un espacio atemporal donde no se oye nada más allá de mis dedos tecleando palabras que se hacen frases y a su vez se hacen vida al ritmo de los latidos de las yemas.
Aquí las horas se alargan como los relojes de Dalí y, harta de ver como las estrellas se van difuminando al ritmo que aparece la luz del nuevo día, me preparo un café. Hoy será un día largo.

No escribiré lo que siento. Hoy no se trata de sentir porque lo siento todo. Siento mi aliento salir de los pulmones de igual manera como echo en falta las llamadas de Al. Siento el leve suspiro de Yago dentro de sus sueños y, intuyo más de lo que veo, su espalda dividida en dos partes iguales casi perfectas abiertas más de lo normal por horas de piscina y separadas por una columna firme con un par de arañazos de excesos de la noche anterior.
Siento el respaldo de esta silla, que me devuelve a la realidad de la habitación cada vez que me echo hacia atrás y vuelve a encontrar mi camisa medio desabrochada que me hace de segunda piel.
También puedo decir que siento burbujas de jabón que no se atreven a romperse, como si cada una de ellas fuera una idea más.
Y es verdad que siento que en estos momentos soy incapaz de escribir lo que quisiera que me pasara o quisiera sentir más allá de estar aquí y ahora, atravesando la frontera del día y de mi felicidad.

Yago se gira y sale al encuentro de mi cuerpo que en estos momentos no está a su lado y por unos momentos veo que siente incertidumbre dentro de su inconsciencia. Su subconsciente se echa atrás al ver que le falta algo y su cara dibuja una mueca de sorpresa e inseguridad que se relaja cuando se abraza al cojín. Yo también echo de menos sus abrazos. Ahora de verdad me doy cuenta de que hasta dormida soy capaz de extrañarle y que mis días seguirían siendo de 24 horas pero serían del todo vacíos, y es que él me llena hasta el dedo meñique del pie.
Podría decir que le quiero pero no lo sé. Nadie nunca me ha enseñado lo que quiere decir querer. Me han enseñado a querer a la familia, a los amigos, pero es que lo que siento por él es cien mil veces mayor. También podría decir que le amo. ¿Le amo? ¿Le amo como a qué? Como a nada más. Amar es combatir dicen. Lo mío es la guerra de los mil sentimientos. Amar se ama en las películas pensando que te reencuentras en París, matándote por amor. Yo lo reencuentro en cada palabra que me dice, no nos hace falta viajar más allá de este comedor, de esta habitación.
El caso es que nos enseñan a ponerle nombre a las cosas, a identificar todo, a no dejar nada al azar. Pues esto nuestro es azar, esto nuestro no tiene nombre y ni siquiera quiero ponerle alguno. Nombrar es generalizar. Nombrar es permitir que alguien ajeno también lo use y lo sienta. Esto es sólo nuestro y es así. Es algo que escribimos juntos, adelantando la vida con pequeños pasos y grandes sorbos. Nos equivocamos y lógicamente discutimos, pero no nos intentamos comprar uno al otro, nos basta con intercambiarnos.
Jamás en la vida imaginé que sería algo parecido a un sueño y es que en esta vida lo bueno dos veces bueno y él está en ello.

Hoy no quería escribir sobre él. Hoy tocaba contar mi reencuentro con Al pero es que Yago lo reduce todo a banalidades.

A Al le envié un corto mensaje de móvil. “¿Un café esta semana?”. Quería verle, necesitaba volver a saber de él. No se como es posible que haya estado en sus infiernos, que nos hayamos movido al mismo compás haciendo esperar al mundo, que haya conocido tanto de él y ahora parezcamos dos desconocidos que se encuentran en un bar para hablar del verano, para contarse que la vida va bien sin detalle alguno. Como si nos hubiésemos visto cada día haciendo el café a la salida del trabajo y no haya más tema que el tiempo caluroso que hace dentro y fuera del bar. Un fogonazo le enciende la cara cuando me mira y a mi se me enciende la lástima. Hay tantos deberes por hacer y tantas noches sin dormir detrás suyo que sólo soy capaz de decirle “hasta pronto” a sabiendas que el pronto será nunca o de aquí mucho. Antes el “pronto” era el “mañana”. El mañana me daba igual cuando nos quedábamos tirados en la carretera y esperábamos tumbados sobre el capó del coche a que la grúa nos viniera a buscar. El mañana era desayunar, comer, merendar, cenar juntos. El mañana era mirarnos y decirnos más que en las quinientas páginas del Quijote. Ahora le miro y no veo más allá que un Haikú desestructurado.

22 de agosto de 2009

filosofía mundana (siempre está)

Querido sábado,
veintidós de agosto de mil novecientos noventa y nueve.

Perdón. Disculpen por el retraso. No era mi intención este contratiempo pero a veces tengo tantas cosas en la cabeza que aquí que las vacío todas (y lógicamente sin orden) se me acaba el día.

Bien, hoy le toca a ÉL. Parece ser que llevo una semana de melancolía acumulada pero es que hoy no puedo respirar sin pinchazos en el corazón. No, no, seré muy breve, diré lo suficiente para convencer/para convencerme de que hay y habrá pocos locos sabios como él.

Porque él era así, era un loco sabio.
Era loco por razones tan simples como por ser compañero de fatigas tan grandes que cansaban solo de recordarlas y viajes tan inolvidables que se echan de menos cada día. Él fue capaz de darle cuarenta y una vueltas a la vida y nunca se mareó.
Rozaba el equilibrio entre los aires del sur y el invierno del norte.
Los ojos de un azul como Neptuno iluminaban hasta las habitaciones más oscuras.
Con él nunca tenía miedo. Los bosques se convertían en simples llanuras que la luz de la luna hacía mágicas.
Sus casi dos metros de altura le dieron un instinto para encoger la cabeza en cada puerta que ya ni se daba cuenta.
También estaba loco por creerse invencible en los dardos, en el dominó, jugando a los chinos, jugando a baloncesto. Bien, tampoco estaba tan loco porque un poco de razón tenía pero me dejaba ganar.

También he dicho que era un sabio y estas pruebas lo corroboran. Era un as con los ordenadores, la electricidad, la electrónica...hacía andar chismes que nunca se movieron de su sitio y creó fuentes de alimentación cercanas a los móviles perpetuos de primera o segunda especie. Solucionaba problemas de física sin apuntes y se lo pasaba bien haciéndolo (esto quizá debería estar en el apartado de locuras).

Te tendía la mano tanto si ganaba como si perdía pero si perdía, la mano iba acompañada siempre de una revancha que no perdonaba nunca y que te fusilaba.

Yo siempre he creído que Sabina escribía lo que pensaba y él cantaba lo que pensaba Sabina, como si fueran uno aunque con pinceladas de The Beatles y algún que otro setentero de la época guardado en vinilos.

Su nombre italiano no le daba por eso rasgos más mediterráneos de los que ya tenía y más si se ponía a cantar a Serrat con su Mediterráneo y la guitarra que siempre llevábamos en el maletero.

Ahora sólo me queda levantarme y aplaudir. Me queda quitarme, aunque sólo sea metafóricamente, el sombrero y proponer sustituir el hidrógeno por él en la tabla periódica porque en la tabla de mi vida él siempre ha sido el primero.

Veintidós de agosto de dos mil nueve.
Era un loco sabio.
Loco por ser mi padre.
Sabio por decirme antes de irse con sus compañeros los GEOS al ataque que terminó siendo kamikaze "no em trobis a faltar, saps que hi seré sempre".
Y siempre está.

12 de agosto de 2009

filosofía mundana (¿acabar qué?)

Querido miércoles,

Ayer fui a visitar a mi abuela. Cuando entré se me abrazó como una loca. "Es que hace tanto que no te veo hija". Y tiene razón, hace tanto tiempo que no veo a tanta gente que no sé si el reloj y mi agenda se duplican inversamente.
Pasé la tarde con ella. Mejor dicho pasé la tarde por su casa y ella la pasó con la televisión, como cada tarde, como cada puñetero día desde hace más de 7 años. Ella le habla, le muestra lo que hay fuera y ella ya no alcanza, le abre la ventana a la vida que sigilosamente se la está llevando por delante y como mujer sabia que es, se da cuenta.

Estuvimos hablando de cómo estaba la ciudad de obras y turistas y de lo tarde que había llegado al cementerio donde cada día va a visitar al abuelo. Sin aceptar que la vida sigue sin él, ella se empeña cada día en ir a explicarle lo que sus ojos ya no ven. Le cuenta que hasta las flores más bellas se vuelven marchitas, que hay una gripe muy rara, que el mundo está en una mierda de crisis que nada que ver con la guerra que pasaron ellos y que sus nietas, el orgullo de su vida, las tres flores que quería acompañar al altar y nunca llegó a verlas de blanco, siguen felices como siempre. Lo que no saben es que estos tres ángeles se casaron con la vida cuando él se fue. No íbamos de blanco pero le cogimos la mano para que nos acompañase a que un tal "juez del mundo" nos declarara casadas con la vida para tirar con fuerza de todo lo que él dejó en su paso.

El caso es que mientras hablábamos de eso, de lo de siempre y lo de nunca encontré un trozo de papel detrás de unos cajones. Ésto es lo que había:

Sol, al petit despatx, de nit, adonar-se de cop que tothom dorm. No és només el silenci, és saber que no hi ha moviments, que s'ha tancat una casa plena de coses i que jo n'he quedat fora sol. Res no es mou, prop de mi, i així no he de reaccionar, només he d'accionar, si vull, petits moviments lliures, gestos que semblen més viscuts que de dia, omplir una pipa, passar les pàgines d'un llibre, escriure a mà com en els vells temps, per no fer cap mica de soroll, pensar soroll i obrir la Vanguardia per veure què en diu, i deixar a mig fer el que feia i començar una altra cosa, descobrir que he oblidat d'encendre la pipa, i fer-ho, i ara què?, ara res, o el que sigui perquè també descobreixo que el llapis ja no llisca pel paper amb la facilitat en que ho feia abans, que la primavera de Vivaldi deixa les notes sense emoció penjades en un aire tallant recossit. Em faig vell. El mirall en el fons m’ho vol negar però la quotidianitat em demostra el contrari.
300 pàgines. Havia arribat a escriure 300 pàgines a mà, la primera novela i ara mira’m, si ni tan sols escric recta i no ho acabaré. Deixo poques coses sense acabar però aquesta en serà una. Estic segur que algú, si és prou capaç de valorar el que hi ha i escriu amb el cor, veurà que val la pena acabar-ho.



¿Acabar qué?
La letra de mi abuelo me entró como leída por él y el pinchazo del corazón me resonó hasta en el cerebro haciendo que mis ideas pararan de fluir, que mi mano se quedara quieta, que mis párpados fueran incapaces de cerrarse y que mis lágrimas empezaran a mojarme el cuello de la camiseta.
Me fui al baño a lavarme la cara, escondí el papel en el bolso y me quedé a cenar con mi abuela.
Ya tarde, cuando vi que mi abuela cogía cuatro cartas en vez de tres jugando a la Brisca decidí irme a casa.

Llegué más arrastrada por la multitud de la calle y el GPS de mi rutina que por el propio impulso de volver. Saqué el papel del bolso metiéndolo en un cajón del comedor, me tumbé en la cama y esta mañana he amanecido con la funda del cojín empapada lista para celebrar un día más desde mi boda.

¿Acabar qué?

7 de agosto de 2009

filosofía mundana (peces)

Querido jueves/viernes,

Es tarde, se me están empezando a derretir las uñas de los pies con esta temperatura propia de un horno y me siento sola.

He puesto la radio para no oír mi respiración. De vez en cuando se oye un ligero "blup.blup" que sumerge de las profundidades de la pecera de la mesita del lado del sofá. Y es que el miércoles me compré peces. Cinco. Dos rojos y tres naranjas. Los rojos se llaman Curie y Mileva (en honor a dos grandes mujeres científicas) y los tres otros los he considerado machos nombrándolos Einstein, Bohr y Hawking. Los iba a llamar Ted, Robin, Marschall, Lily y Barney pero me parecieron demasiado vulgares.
Lo de comprar la pecera fue otra historia ya que donde compré a los "cientificfishies" (como los ha bautizado Dylan Strandy, un amigo americano de Yago) no les quedaban peceras así que me fui para casa, llené el fregadero de agua, los dejé en remojo y me fui en busca de una pecera. La encontré tres calles más abajo, en una pajarería de esas viejas que les quedan cosas casi prehistóricas. Volví y después de tantos años viviendo allí por primera vez me di cuenta de que el tapón del fregadero no hacía muy bien su función. Mileva y Einstein aun tocaban el agua pero los otros tres tenían las constantes vitales ya por los suelos. Llené la pecera con el chorro de agua al tope y los metí dentro. Les di comida que también había comprado en la tienda viejuna, los llevé al comedor y me los quedé mirando. En ese momento se decidieron los nombres. Mileva y Einstein habían sido los mas listos al situarse debajo de los otros y así, como un matrimonio, me dieron la idea. Después bauticé a Hawking. Por culpa de mi descuido se ha quedado con una aleta un poco torcida y nada de lado (también le pegaba el nombre de Nemo pero me dije a mi misma "¿como vas a presentar a tus peces como Mileva, Einstein y Nemo? Piensa un poco!). Bohr y Curie fueron del todo otorgados por pura aleatoriedad.

La historia de los peces sin el pan viene de lejos.
Últimamente no paso mucho tiempo con casi nadie, el trabajo me estresa. Carlos, Kiara, mis hermanas y pocos más son los que me ven el pelo de vez en cuando. A Yago hace cuatro días que no le veo y Ágatha y Adam se han ido de vacaciones.

El martes por la noche hablé con Yago por teléfono. Está pasando unos días en casa de su padre cerca del lago Como (como George Clooney a quien dicen no conocer, cosa que me extraña). Estuvimos hablando un buen rato y bien, entre una cosa y la otra le comenté lo de la soledad y eso. Sin pensárselo dos veces me contestó "¿quieres venir a vivir conmigo?".Yo no quiero ir a vivir con él. A penas nos conocemos y soy muy independiente como para vivir con alguien. Le respondí un rotundo "no" hasta con exclamación, sorpresa y un poco de susto. Sé que le decepcionó pero lo disimuló con un "bueno, no pasa nada, tiempo al tiempo. De momento puedes comprar alguna mascota, un gato o algo así". Acabamos de hablar de tonterías como el tiempo, algún partido de baloncesto o alguna película buena vista últimamente; nos dimos las buenas noches y colgué.

Estuve un rato pensándolo. Un gato no. Ya tuve uno cuando aún vivía con mamá. Shrödinger. Un gato negro que dormía en una caja. Aun descansa en paz en el jardín de la abuela de Ágatha con una plaquita muy mona que hizo su abuelo que ponía "el gato Shrödinger descansa en algún lugar de la incerteza". Muy cachondo su abuelo.

El caso es que me he decantado por los peces que también había tenido cuando era pequeña pero hace demasiado como para que guarde algún mal recuerdo.

1 de agosto de 2009

filosofía mundana (trabajar en agosto)

Querido sábado,

Hoy empieza agosto y la gente hace vacaciones. Se van las familias a la playa, a la montaña, los amigos te invitan a los apartamentos y a las fiestas multitudinarias, multiculturales, multicoloristas que no iré. "¿Cómo? ¿No te irás de vacaciones en agosto? ¡No puede ser! ¡Si todo el mundo esta de fiesta!". Quien diga eso es un mentiroso compulsivo. NO todos tenemos vacaciones en agosto y con eso aclaro las incógnitas de mi repentina marginación de la sociedad. Yo trabajo en agosto. Algunos me miraran como un bicho raro, otros ni me llamaran "total, si trabaja no querrá hacer nada...". Ésta es otra de las cosas molestas del agosto. Trabajo de lunes a viernes pero los fines de semana puedo salir ¿eh?, estoy encadenada a la rutina de los que levantan el país con el sudor de su frente pero los sábados puedo ir a bailar, ir al cine, salir y no entrar hasta el domingo por la tarde. Lo digo por los días de sequía que se le esperan a mi teléfono, al timbre de mi casa y a mi buzón de correo.

He dicho. Y con esto, me voy a trabajar (los sábados no trabajo pero hoy sí, para empezar el mes jodiendo).

30 de julio de 2009

filosofía mundana (aquí y ahora)

No estoy segura de que sea el momento de tirar piedras al cielo para ver si se rompe. No es el momento de encenderse "like a candle in the wind", ni de ladrar a los sordos, robar a los ciegos o besar a los necios.
Ni siquiera es el momento de vestirse de topos y rayas cual payaso desbordado y echarse unas risas. Éste, y de momento sólo él, es el momento de coger una cesta de picnic, llenarla de "hoy" y comérselo todo en buena compañía, saboreando cada letra, bebiendo un poco de presente y acompañándolo con sorbos de "ahora".
Así que no me pidais nada de "ayer" porque se me acabaron las existencias y olvidaros de pedirme "mañana" porque el camión anda con retraso.

Ahora toca "Khashoggi's Ship" en el tocadiscos, copa de vino en mano y bailes nocturnos en el comedor sintiéndome la reina del baile del instituto que nunca hicimos.

22 de julio de 2009

filosofía mundana (Amsterdam y los suyos)

Querido miércoles,
Ya he vuelto. Si, lo sé, dije que volvería el jueves pero también dije que el señor de la cómoda hacía con mis horas lo que quería así que, como el proyecto ya hacía días que lo había presentado, pues me adelantaron el vuelo dos días y ayer por la noche llegué.

La presentación la bordé. Fue espectacular. Sólo faltaron los fuegos artificiales al final que de paso parece ser que se llevaron mi modestia.
Es lo que tiene hacer las cosas tarde. Se te despierta el ingenio, tiras de agenda y de amigos infalibles, te peleas con los dependientes de las tiendas que te dicen que estás loca al querer hacer "eso" en tan poco tiempo, te derrumbas al pensar que tienen razón, te entra el pánico y le gritas a los cactus, te dejas caer en el sofá y al mismo tiempo, como un resorte, te vuelves a poner en pie y confías en ti misma y tu instinto de supervivencia. Vuelves a tirar de agenda (eso es lo primordial en la vida, tener una buena agenda; un buen puñado de conocidos; entrar en lo que algún día leí que le llaman el banco de favores y yo soy millonaria (diría que gracias a mi paciencia y alma caritativa pero sería mentira porque la verdad es que estoy donde estoy gracias a la sociabilidad y a echarle morro a algunos asuntos, tierra a otros y muchas, muchas vueltas de tortilla) y al fin consigues terminar el proyecto cuando el taxi ya te pita desde la puerta.

Una vez llegada al aeropuerto de Schiphol me pasó a recoger un tal "responsable de relaciones exteriores" que me llevó al hotel y allí me presentaron a mis compañeros de proyecto:
Noa de Tokio: desapareció al cabo de pocos minutos y no volvimos a saber de ella hasta el jueves en la sala de reuniones.
Lisa de Toronto: llegó con retraso y sueño pero tenía una marcha que no se le acabó hasta el día de la despedida.
T.J de Detroit:llegó creyéndose el rey del mundo y su inmadurez hizo que lo largaran antes de hora.
Dylan de Oslo: un rubio de ojos verdes con el que se me cayó la baba el primer día y por casualidades de la vida que no comentaré en este momento (y quizá nunca) acabamos compartiendo una cama de matrimonio en un segundo hotel.
Y por último Shiba que vino de Israel y nos hicimos amigas de desayunos en barras de cafeterias mirando a la calle, de comidas en los parques y cenas con holandeses amabilísimos.

En uno de esos desayunos, no se si decir el del viernes, nos fuimos a una cafeteria de Albert Cuypstraat dónde la gente pasaba en todas direcciones, como si circularan por carriles personales; cada uno en el suyo, cada uno en su mundo. Shiba me estaba contando su última anécdota en un aeropuerto neozelandés cuando pasó un chico de entre 26-34, con un traje marron claro, camisa blanca, corbata oscura y un maletín en la mano. Pasó 5 segundos y lo seguí con la mirada como hacía con muchos de los viandantes pero él se giró, supongo que notó mis ojos en su mejilla y se me quedó mirando. Yo, con la sorpresa no aparté la mirada y él me sonrió levantando ligeramente la comisura izquierda del labio. Las palabras de Shiba se apagaron en mi cabeza y se cambiaron por el sonido de cuatro violines que con sus arcos dibujaron una sonrisa en mi cara y mi alma. Él siguió su camino cuando pasó de largo. Ni se paró en el semáforo de la esquina, ni se volvió mientras yo le miraba la espalda. Hasta nunca. Hasta siempre chico del traje. Luego entró en juego mi fantasía de salir corriendo, cogerle del brazo y sin cruzar palabra besarle bajo la lluvia pero Shiba me volvió a la realidad con un "hey! are you here?" y él ya no estaba ni al final de la calle.

12 de julio de 2009

filosofía mundana (Amsterdam)

Querido domingo,

Hoy te escribo desde la indignación de la clase obrera del país.
Parece ser que en el momento en que aceptas un trabajo en el cual tú no eres el jefe, tu vida pasa a ser un cajoncito en la gran cómoda de la habitación de alguien, y ese cajoncito lo pueden abrir y meterle lo que quieran o sacar, por ejemplo, las horas que les falta y tú, como buen cajón que eres,gastas todas tus horas hasta que no te quedan más y si tienes suerte de tener otros cajones en la misma columna pues les robas horas a ellos y así sucesivamente hasta que se completa la cómoda.

El caso es que esta mañana, como quien se pasa los días festivos por el arco de triunfo me ha llamado alguien que se hace nombrar director. Supongo que por su voz distendida me llamaba desde el chalet, tumbado en la hamaca del jardín mirando como los niños jugaban en la picina. Mientras, yo abría un ojo que maldecía el teléfono. Mi cansancio venía de ir ayer a la presentación del libro de mi primo (escritor, claro está) titulado "La utilidad del Cortapizas" (objetivamente bueno) saliendo después a celebrarlo.

He descolgado el teléfono con la intención de soltar un "vete a la mierda" al primero que se dignara a hablarme por el otro lado del cable.
-"Mañana a las siete de la mañana te pasa a recoger un taxi por casa y te vas a Amsterdam. El jueves tienes la presentación del proyecto. Volverás el juevues siguiente"
Y claro, no vas a mandar a la mierda al que paga las facturas así que he afirmado más con la cabeza que con la voz, he colgado, he pegado un grito y me levantado a preparar el proyecto que tendré que presentar.

Así que nada, con una temperatura próxima a derretir los termómetros yo me he quedado en casa haciendome la maleta y maldiciendo ser cajón y no la cómoda entera.
Yo, que de Amsterdam sólo conozco los tulipanes, el barrio rojo y los "coffe shops" me voy a estar una semana sola a ver que cuernos encuentro.

6 de julio de 2009

filosofía mundana (mividasinti)

Querido lunes,
Déjame apartar tu relevancia y compartirla con quien poco a poco se ha colocado en el medio de mi ruleta rusa y ha quitado todas las balas del cañón.

Llueve, y aunque suene a muy típico de películas americanas de segunda, en cines de calles terceras, con butacas de cuarta fila, me da por pensar.

Me da por pensar que si no te tuviera tan cerca no sé qué órgano vital sería capaz de funcionarme, porque el aire que respiro lleva tu olor y con él mis pulmones reparten el oxigeno como los Reyes Magos los caramelos en la cabalgata mientras las células esperan ansiosas su pequeña parte de vida.

Mis ojos no ven mas que tu rostro a todas horas y cuando no lo ven se cierran para imaginarte más cerca todavía y te me desdibujas, como humo, y solo tengo ganas de volver a verte para recordarte más sólido.

Los oídos se relajan cuando te oyen hablar sin descanso, cuando encadenas una barbaridad con una tontería mil veces mayor o cuando hablas bajito des de tu habitación de hotel Neoyorquino a media noche para no despertar a nadie y yo, tumbada en mi cama, pienso de verdad que no estamos tan lejos.

Mi estómago, cuando te veo, se llena de mil gaviotas que no sé donde irán y mi corazón, ¿qué puedo decir de mi corazón?
que sus latidos dicen tu nombre al ritmo de sístole, diástole, sístole...

24 de junio de 2009

filosofía mundana (Yago Jr.)

Querido miércoles,San Juan.

Esta tarde hemos vuelto de Nueva York.
Increíblemente de ensueño aunque me duermo por las esquinas porque esto del jetlag cansa a quien sea.
He pasado unos seis días de lo más surrealistas y lo mejor, sin duda a sido conocer a Yago Jr.
Yago es un diamante en bruto de 6 años que habla tres lenguas indistintamente con la fluidez de las lenguas maternas. Juega a baloncesto y a béisbol y de éste último le llevé el sábado al partido. Su padre aprovechó para trabajar un poco (ya que estábamos allí se pasó por la oficina) y su madre, Michelle me dejó que me lo llevara mientras ella se quedaba con su pequeño Paul, hijo de su pareja actual. Confieso que me sentí bien llevando a Yago al partido, con los bocatas para después, aplaudiendo con todos los padres y animando al "mío" cada vez que me buscaba por las gradas. Supongo que esto es algo parecido a ser madre pero aun así no lo quiero. Cuando acabó el partido nos fuimos a comer a un parque y le conté mi vida y él me contó lo que pudo de la suya, el colegio, los amigos, la familia, como si se tratara de dos adultos nos hicimos guiños de complicidad y me hizo prometerle que volvería a aparecer en su vida. Eso me gustó. Nunca nadie me había pedido volver a aparecer. Mucha gente dice "espero volver a verte" pero no "vuelve a aparecer en mi vida". Le abracé y me lo devolvió con un "no me seas ñoña!" y empezó a correr para que le siguiera.
Yo nunca prometo nada porque las promesas son juramentos absurdos pero con él hice una excepción y no sólo le prometí volver en su vida sino que le dejé la puerta abierta para que él entrara en la mía.

18 de junio de 2009

filosofía mundana (viajar juntos)

Querido jueves,

Hoy que el tiempo aprieta y las nuves ya parecen haber despejado el cielo para una eternidad me atrevo a declarar mi corazón insolvente a la hora de hacer la delcaración de la renta amorosa. Y es que me entra el miedo del no no saber o el no hacer bientípico del pretérito imperfecto de mi vida. Yo, que no dudaba nisiquiera del azar me veo mirando a Yago desde mi ventana detrás de las cortinas intentando espiar que hay bajo el toque mágico que cuando nació alguien le dió y no veo defecto alguno. Me asusto al pensar que éste puede ser para siempre porque yo nunca he tenido nada "para siempre" y él parece estar hecho con un material indestructible que es imposible echar de mi vida. Pero tampoco sé si lo quiero para siempre, ni tan siquiera sé si lo quiero echar.

Ahora repaso la costura de la cortina repitiéndome que las estupideces más grandes se hacen por amor y pensando que será eso lo que nos une mientras encargo dos billetes para Nueva York y le escribo en un papel en blanco en forma de avión que entrará por la ventana de su habitación "Cójete una maleta para 6 días y preséntate mañana a las 8 de la mañana en la terminal C. Te espero" y sé que él no preguntará nada, ni se planteará dejarme.Él vendrá y viajaremos juntos. El primer viaje que haré en pareja.

6 de junio de 2009

filosofía mundana (feliz)

Querido sábado,

¡Cuántos días sin actualizar! La verdad es que he tenido tiempo pero lo he invertido en otras cosas como por ejemplo en Yago. Sí, así se llama el vecino que ahora lo de vecino ya lo podemos reemplazar por mi amigo íntimo.

Anoche fuimos a cenar con Carlos, Mario y unos amigos más y hice la presentación oficial. No les dije "hola, este es Yago y salimos juntos", sólo dije "Os presento a Yago , un amigo" y Mario me miró giñándome un ojo y yo le sonreí; esto fue suficiente para ahorrarnos todas las oficialidades.

Fue genial la noche con ellos y es que Yago es genial.
Con él he vuelto a mojarme bajo la lluvia sonriendo y saltando en los charcos.
Él me ha demostrado que no hace falta ser dos almas gemelas para compartir una naranja que se partió seguramente cuando nacimos.

Después de cenar fuimos a bailar y mirándomelo en medio de la pista mientras miraba como se acercaba a mi con un par de vasos en la mano pensé en Al, en las veces que habíamos salido de fiesta juntos, que habíamos compartido vasos, bailes, sonrisas pero nunca besos y con Yago no iba a ser así. Impulsada por una espontaneidad que hacía tiempo se había escondido por mis adentros me lancé a sus labios repitiéndome que a éste no lo iba a perder por ser idiota y me miró con sus ojos azules haciendo desaparecer toda la gente y elevándome a niveles estratoféricos.

Me fui al baño, me miré al espejo y me sonreí a mi misma. Cuando salí me encontré a Jan, el primo de Al que tambien sale de vez en cuando con nosotros y es gay. Su frase clave fue "Oye, se que no debería meterme pero quiero que sepas que Al nunca será consciente de lo que se ha perdido al dejarte escapar pero tú no dejes perder a ese metro noventa de que enamora con la mirada. ¿Por casualidad no tendrá un hermano gemelo para mi verdad? está pá comérselo" y despues de un hartón de reir volvimos a bailar mientras Yago apartaba las lagartas que le acosaban y yo me creía la mujer más afortunada del mundo.

Esta mañana, cuando nos hemos despertado me ha preguntado por Al y le he dicho que ya le contaría otro día la historia, ahora no tengo ganas de pensar en él porque me duele pensar que no nos hablamos.
Yago se ha levantado y ha ido a poner música y a preparar algo para comer y yo mientras soy incapaz de desengancharme la sonrisa que se me cosió la semana pasada.

23 de mayo de 2009

filosofía mundana (cenando con el vecino)

Querido sábado,
Ayer fui a cenar a casa del vecino y este es un trozo de la conversación que tuvimos.


- mañana lloverá.
- ¿de verdad? ¿como lo sabes?
- tengo un máster en previsión meteorológica, te lo dije cuando nos conocimos.
- ya...¿y si no llueve? esto te pasa por andar tan segura en ti misma, algún día te caerás.
- lloverá. El mundo es demasiado grande como para que no haya ni una nube de tormenta.
- bien, me gustas, tienes talento.
- ¿talento? ¿qué quiere decir eso para ti? porque yo no lo creo.
- sabes mucho y lo que no pues te lo inventas con una facilidad tan insultante que hace creer que es verdad.
- alguien dijo un día que una mentira repetida muchas veces se convierte en verdad.
- lo dijo un sabio como tú.
- los sabios son los que saben cosas y TODOS sabemos algo.
- es verdad, pero desde que te conozco todo lo que sabía me parece inútil a tu lado. Me fascinas.
- Yo soy la que alucina con tu vida tan misteriosa. Me gustaría tanto saber más de ti.
- venga,pues pregúntame.
- ¿Cómo se llama tu hijo?
- ¿Hijo?¿Cómo lo sabes?
- Vi la foto que tenías guardada en la cartera.
- Se llama Yago pero vive con su madre en Nueva York y solo lo veo cuando voy de viaje de negocios.
- Tiene los ojos de su padre.
- lo sé, ¿y tu no tienes hijos?
-¿Yo? jajaja, que va. No creo en la maternidad.
- Pero la maternidad no se cree, la maternidad se siente.
- Yo solo siento lo que creo.
- siempre tienes la respuesta correcta en el momento preciso.
- no, siempre tengo respuestas que no dependen del tiempo, el momento es lo de menos.


y me besó por primera vez.

17 de mayo de 2009

filosofía mundana (el de márketing y la bronca)

Querido domingo,

Esos ojos negros del de márketing tan solo se me han clavado un día mas, el viernes, cuando subí a su despacho y no creo que se atreva a volver a pararse en mi planta.

Hace un par de meses en una fiesta de esas en que la gente se empeña a relacionarse con sus compañeros de trabajo se nos acercaron un grupo de los de márketing, los que se creen los más guaperas y van con el cuello de la camisa levantado y vale, a parte de algún que otro del servicio de mantenimiento, tienen su atractivo con esos trajes caros y más cuando se los quitan a las 6 de la mañana borrachos en su casa mientras te bajan la cremallera del vestido rojo de Chanel que soñaste desde que tenías 10 años y que por fin te pudiste comprar a cambio de no comprarte ropa durante dos años, y al cabo de dos horas te levantas para volver al trabajo y te encuentras con el error tumbado a tu lado. Recoges todo lo que intuyes que es tuyo del campo de batalla y te largas cerrando la puerta y acabando la frase que te gritan desde lejos "espera, podemos desayunar..."

Como yo no suelo trabajar en la oficina no nos encontramos hasta el siguiente sábado por la tarde que me pasé a buscar unos proyectos y me lo encontré en el ascensor con su traje y colonia de Armani, zapatos de Sebago y esa mirada italiana que le dió al stop 10 minutos y una razón de trabajar los fines de semana controlando las cámaras, al de seguridad.

Hubo más encuentros por los pasillos, el ascensor y hasta en otra fiesta pero le ignoraba y él insistía hasta que se me declaró(lo de la carta del otro día). Entonces a final de semana subí a su despacho y le dije que lo nuestro era un amor imposible y que mi novio le vendría a explicar con otras palabras si no lo entendía. En ese momento me llamó el vecino haciéndose pasar por mi pareja y no sé muy bien qué le dijo pero de momento no ha vuelto a aparecer en mi vida.


Ayer vino Al a tomar café y le abrí la puerta; después de tanto tiempo sin hablar con él necesitaba actualizarle mi vida y le hablé del vecino, de como nos conocimos, de las tardes y alguna que otra noche que compartimos y de la vuelta de mi felicidad con una persona como él tan cerca aunque no hiciese mucho que nos conocíamos y así durante una hora.

La respuesta de Al fue contundente.

-"No te merece.
No sabe cuándo sonríes porque algo te hace gracia o cuando lo haces por cumplir.
No sabe cuándo pones ojos de gatita y cuando miras analizando todo lo que pasa a tu alrededor.
No sabe que te hacen gracia las rosas azules y que no tienes ni idea de cocinar.
No sabe lo rápido que te enfadas cuando estás pre-menstrual y no te tomas una fanta de limón.
No sabe que le echas dos cucharadas y media de azúcar al café porque no soportas que se quede amargo.
No sabe que a veces te pasas de borde sin querer.
No sabe que la nariz se te poner roja en cuanto hace un poco de frío, ni que te gusta el cine irlandés.
Seguramente no valora tus sueños porque a todo el mundo le gusta viajar pero seguro que os gusta viajar diferente. Tus viajes son apasionantes, los suyos son de negocios.
No sabe nada de ti"

-¿Quieres decir que nunca sabrá tanto de mí como sabes tú? Porque yo creía que también sabía todo de ti hasta que me encontré una nota en tus apuntes de mates. ¿Te acuerdas? ¿Recuerdas ese código que solo yo sería capaz de descifrar algún día y que nunca me comentaste? Pues lo encontré y lo resolví y quería decirte que yo también te quería en esa época que ibas de flor en flor y pensaba que nunca te fijarías en mí.Así que me querías...Bien, pues lo perdimos todo por ser dos capullos y yo no quería volver a perderte pero parece ser que encontraste alguien que mejor para ti. Y ahora cuando te cuento que yo también rehago mi vida me vienes con que no sabe nada de mi...

Y se largó.

11 de mayo de 2009

filosofía mundana (el brazo)

Querido lunes,

Sé que hace poco escribí y que justo hoy, a inicio de semana parece que no hay mucho a contar pero no es así.

Este fin de semana Mario, íntimo amigo de Carlos y Al, ha estado de traslado de sus 30metros cuadrados a la mansión que ha heredado de su tía enmedio de la ciudad con un tal Alfred de mayordomo incluido en el pack. Todos los tontos tienen suerte y aunque Mario reboza de inteligencia ha tenido suerte al encontrarse con semejante suerte en su camino. Lo necesitaba porque el pobre, en su despacho de "físico teórico at home" no tenía sitio ni para que saltaran las palomitas.
Así que este fin de semana hemos desmontado un piso y reestructurado una mansión con un final un poco trágico. Mi muñeca izquierda se quedó bajo uno de los muebles rococós que decoraban el Hall principal haciéndome notar hasta el minúsculo nervio que me pasa por ella. Ahora escribo con una mano cual funcionaria jugando al Solitario o la señorita MonyPenny con la máquina de escribir.

Hoy lunes he vuelto al trabajo y me he encontrado una carta en la mesa. Me he puesto del color de mi benda blanca pero no era el despido. Era una carta de declaración de amor/idioteces del capullo de la planta cuarta (no el de la pelicula, sino el de márketing). Ya contaré lo de este hombre otro día pero ahora no tengo tiempo que he quedado a cenar con el vecino y sus historias neoyorquinas y mi mano derecha se me está cansando que una no es Rafa Nadal para tener el brazo imparable.

Buenas Noches y buena suerte para los que no tengan si esguinze, ni cartas de amor idiota, ni un idiota enamorado, ni un amor platónico imbécil que está con otra, ni un amigo con mansión y mayordomo, ni una vecina embarazada ni...

9 de mayo de 2009

filosofía mundana (los zapatos nuevos)

Querido sábado,
Ayer fue un día de corazones dobles, es decir, de cuatro latidos por cada segundo.
Salí temprano de trabajar porque solo tenía una reunión a las 9 de la mañana donde demostré mi alemán aprendido con las tapas de los yogures del Lidl y el inglés del Magic English del ratón de Disney, delante de un par de señores alemanes que me dijeron alguna cosa parecida a “bien, nos gusta” o quizá me dijeron “esto es una mierda” y yo quise entender lo otro, aun no lo sé. De todas formas sonreí, recogí los apuntes y me largué. Cuando vuelva el lunes y me encuentre la carta de despido será que no les gustó.

Saliendo de esa jaula multicultural cogí el metro unas cuantas paradas hasta que bajé y radiante de felicidad crucé la calle y pregunté:
-¿los tienen?
- los tenemos.
Cogí la bolsa de papel blanca con una caja amarilla de un palmo por dos palmos y dí las gracias con los ojos y pagué con la cartera (no vamos a ser ladrones ya que de momento las miradas no pagan).

Llegué a casa pegando un salto o dos o un bolchène o un flip, un flap, un top, un essence...y bailé claqué hasta que mi madre que ayer por la tarde se pasó por casa para imprimirse algún archivo del trabajo ya que en su casa no tiene impresora, me soltó:
- ¡O paras de bailar o te vas al balcón!
Y ya me podéis ver a mi bailando en el balcón al son de los aullidos de los perros del vecindario sonando de fondo algún vinilo de Queen que el vecino puso para entrenarse solo a karate; la estampa fue surrealista, yo bailando claqué en el balcón y él, en la ventana de enfrente, haciendo karate al ritmo de Queen. Vi alguna que otra luz que se encendían en medio la tenue noche acompañada de algún bajón de persiana o de alguna cara sonriente que admiró que hubiese alguien capaz de cambiar sus noches aburridas con algún baile en un balcón.

1 de mayo de 2009

filosofía mundana (embarazo)

Querido viernes,

Parecía difícil volver a sentarme a esribir un viernes tarde y la verdad es que lo es.

Ayer por la tarde, cuando volvía del trabajo me encontré con las vecinas (tengo que aclarar que su movie week fue bastante buena el primer día y el fin de semana pero durante el resto de días faltó ambiente) y se invitaron a tomar café a mi casa para contarme que una de ellas estaba embarazada.

"Bien, felicidades, supongo". Se me quedaron mirando con su cara radiante de felicidad y menospreciaron mi comentario. La verdad es que para mí no es que sea una buena noticia un embarazo pero supongo que ella a sus 32 se encuentra preparada para eso, que se le habrá despertado un tal Reloj Biológico que parece ser que en algún momento de la vida de toda mujer viene a saludarte como quien pasa por allí.

"Dime que sabes quien es el padre" es la segunda frase que le dije mientras ponía una taza de agua en el microondas para hacerme un poleo-menta y la verdad es que para mi no tiene ninguna importancia si se sabe quien es el padre porque yo a parte de mi reivindicación negando maternidad también tengo claro que si tengo un hijo serà porque ese tal Reloj me ha llamado para tener una criatura y la tendré sola.

"¡Claro que sé quien es el padre! Es Francesco!Quiere que nos vayamos a vivir juntos pero yo le he dicho que me quedo aquí con la niña, porque será una niña ¿sabes? y bien, quiero que se llame como tú..."

"¿Como yo?????" en este momento cambié la bolsita de poleo por una de tila y es que la verdad nunca te esperas que a alguien le pongan tu nombre porque en parte es como si quisieran doblarte a ti, me pareció del todo irracional, con la de gente que conoce con nombres de menos personalidad. Y es que yo creo que los nombres tienen personalidad y el mío tiene demasiada.

"Sino le diré Alexia, o Audrey, o Amaia, o Ágatha, o...nose, es que el tuyo es tan diferente que me pareció bueno."

"Así que te pareció mi nombre bueno...pero un nombre no puede ser bueno así como así. No nos conocemos lo suficiente como para que tu niña se llame como yo."

Se acabaron el café de un trago y se largaron y yo me acabé la tila con la noticia de que dentro de cinco meses habría otra vecina nueva con mi nombre.

25 de abril de 2009

filosofía mundana (el código II)

Querido sábado otra vez (y ya van dos),

Vengo de hacer el ridículo más grande del mundo.
Vengo de cantar Puff, the magic Dragon en el Liceu
Vengo de correr desnuda a la luz de la luna por los vagones del metro.
Vengo de un concurso de gilipollas y me han echado por ser experta.
Lo explico como pueda.

Después de cenar he pensado que lo del mensaje en clave para Al quedaba muy bonito, muy en plan de película pero lo que no he pensado es que estaba desfasado, es decir, él quizá si que escribió para mí ese enigma romántico pero no lo ha escrito hoy, lo escribió hace sus años y aunque lo he pensado no le he dado importancia pero la tiene. Él me quería pero ¿me quiere? ¿hacía falta ese ataque kamikaze a su buzón? Así que he salido corriendo a rescatar el cuaderno repitiéndome "eres imbecil, eres imbecil...".
He llegado al portal que siempre está abierto y mientras metía la mano en el buzón a llegado la adorable y inoportuna señora Antonia, la directora gallega de la radio patio del bloque de Al.
-Niña,¿qué haces, qué buscas?Tú no vives aquí.

Entonces me he convertido en Aurora, la prima lejana que ha venido desde Asturias del vecino del cuarto primera y que se ha equivocado en ponerle la carta de despedida a su primo y la ha puesto al cuarto segunda y que la estaba intentando quitar cosa que he conseguido con paciencia.
La historia parecía tan real que hasta me la he creído yo si no fuera porque en esos momentos entraba Al del brazo de una rubia de rizos indomables y tacones de aguja para llegar al metro y medio.

-¿Tú qué haces aquí?- me ha preguntado con la cara de sorpresa que se pone cuando te encuentras a tu amiga con la mano dentro del buzón mientras habla del buen tiempo que hace últimamente en Asturias con tu vecina gallega.

He escondido la nota, le he dado el cuaderno y me he largado mirándome la punta de las botas rojas mojadas despidiéndome con un "buenas noches" general y sin dar explicaciones a nadie.


He vuelto bajo el diluvio que cae a estas horas.
Al llegar a casa he bajado todas las persianas, he sacado el helado del congelador y me he puesto a escribir esto porque era para contarlo.¿La nota? bien, de momento la he dejado en el bolso, ya la sacaré mañana.

filosofía mundana (el código)

Querido sábado,

Escribiendo un sábado a las nueve de la noche solo puede significar dos cosas:

1) La tripulación de Star Trek encabezada por Spock han abierto en mi un la brecha de la duda sobre si pasarse toda la tarde viendo estrellas nuevas en el puente de mandos, hablando con un "click-click en el broche del jersey" e imaginando que te tele transportas es de verdad sano para una chica de mi edad.

2) Esta mañana he descubierto un cuaderno de matemáticas de segundo de carrera de Al entre mis apuntes y en la página 33 (el 6 es mi numero favorito) me he encontrado con una ecuación que entrelaza números, el código morse y el abecedario cirílico que no he podido dejar sin resolver.
La combinación era curiosa si tenemos en cuenta que los números mantenían una relación inversa con las letras del alfabeto (1=Z, 2=Y...), el código morse sólo se empleaba para las palabras de más de cuatro letras y el cirílico era la primera y última letra de cada palabra. Tengo que reconocer que ese crédito de verano que hizo en la universidad sobre criptología lo aprobó con razón pero yo de pequeña había pasado algún fin de semana en el despacho de mi tío que trabajaba en una empresa informática de encriptación de archivos y sólo me dejaba jugar a invertir los códigos binarios y hasta escribirlos en horizontal para que su lectura vertical abriera un archivo externo que al ejecutarse salía una pantalla negra con letras blancas y decía "FELICIDADES, nuevo récord de desencriptación! put your name here" pero bueno, volviendo a la ecuación enigmática de Al, lo más curioso a sido el mensaje. Traducido y ordenado (porque algún traspiés tuvo con las rayas del morse) decía algo así: "ella es la única que resolverá este enigma en menos de 4 horas. ella es la única con la que de verdad siento que soy yo. ella es, como dijo Scherlock Holmes en su día "La mujer" y creo que por ella sería capaz de perder mis cinco sentidos".

Al estaba en segundo.Tenía 20 años, dos neuronas que le chocaban de vez en cuando y un saco de hormonas como una olla de grillos.
A la que tenía traducido hasta la última s he dejado el cuaderno, he cogido una hoja en blanco y le he contestado con su código una frase tan simple como "te quiero.3horas 47minutos 25segundos". La he metido dentro del cuaderno y me ido a su casa pero no he sido capaz de llegar a su rellano y lo he dejado en el buzón. También he dudado si el mensaje iba por mí porque en esa época creo que habían muchas chicas en su vida. También he dudado si de verdad alguna vez Al me había querido de verdad y he estado a punto de dejarlo pero como un aire de confianza en mi misma me ha hecho divagar que sólo yo podía resolver el código en menos de 4horas porque soy la única que sabe que su abuelastro (es decir, el marido de la madre del padre de Al) era ruso y porque el 33 era el último número de nuestro identificador universitario (47568mp33 y 47592ns33)

Aún no me ha contestado. Y vuelvo a estar a la espera de su respuesta, como siempre. No debería haber ordenado mis apuntes. Ni siquiera debería haber abierto el cuaderno, mirar la página 33 y intentar resolver esa cosa tan sumamente idiota. No debería haberle dicho que le quería tan tontamente cuando ya lo había echado de mi vida.


Voy a cenar un poco de esperanza recalentada en el microondas con salsa de nervios y de postre un poco de frustración fría con alguna copa de vino histérico o directamente chupitos de licor de soledad. Bien, con Spock, claro está.

19 de abril de 2009

filosofía mundana (bye,bye Al )

Querido domingo,

Hoy domingo dominguero de estar por casa ordenando los estantes de las ideas que han perdido su orden alfabético para reorganizarse en orden de colores y es que la primavera hace esto, cambia el orden de las cosas y hasta salva alguna de pozos sin fondo.

Esta semana ha sido estresante. Carlos, San, Kiara y mi madre se propusieron hacerme borrar a Al de mi vida y casi lo han logrado con largas tardes de compras y cine, cenas de risotto inventado y vinos canadienses, noches glamurosas con sus amaneceres sonrientes.

Al ha vuelto a dar señales de vida pero ya no me importa. Al ha roto silencios con sus llamadas pero se han silenciado solas otra vez. Al ha llegado a plantarse ante mi puerta mañanas, tardes, noches y he abierto con mi mejor sonrisa después de guardar la llave de mi corazón en un lugar muy muy secreto que ha sido incapaz de encontrar otra vez.

El vecino se marcha la semana que viene a Nueva York a negociar alguna cosa de las suyas que parece ser que no se pueden hacer por teléfono. Y yo que pensaba que la era de las comunicaciones sería capaz de unir continentes...parece ser que aun quedan charcos para saltar.

Sus ojos empiezan a ser una obsesión inconfesable que me hacen acupuntura en los atardeceres de café en su casa.

Mañana empieza la semana que las vecinas han bautizado como "movie week" que consiste en ir cada día a su casa y ver películas todos disfrazados del tema.
Empezaremos por "4 bodas y un funeral". supongo que me disfrazaré de muerta porque me será más fácil que de novia.

14 de abril de 2009

filosofía mundana (la fiesta y el vecino)

Querido martes,

10 días de latente sudor frío en las manos. 10 días con sus noches de telebasura hasta las tantas. Algunos días de trabajo con caras largas y de fiestas santas con sobres de Nescafé en casa del vecino nuevo.

No fui. No me presenté en el aeropuerto. "Yo no soy para cuando tú quieras" le contesté el lunes a las ocho menos diez con un mensaje de mobil. Me arrepiento tantas veces como las que creo que hice bien y eso me ha creado una inestabilidad flotante que intenté arreglar con una cena en mi piso con los amigos, Carlos, San, Kiara, Ágatha y Adam, mis hermanas, las vecinas, los amigos italianos de las vecinas, el vecino y sus alumnos y alguien más que ayudaron a sumar una veintena de cuerpos sudorosos que bailaban al ritmo de estribillos ochentoides barnizados con el ponche casero que se inventó Kiara y trajo en una palangana de plástico azulón que acabó usándose para dar un discurso de Adam como el de Obama en Berlin y al final de la noche de podium para dar premios a los más borrachos que ganaron los italianos con una abrumadora diferencia y un hígado a prueba de los proyectos más radioactivos del gobierno iraní.

El viernes siguiente cuando me desperté encontré un brazo que rodeaba mi cadera por encima de la sábana y otro cuerpo que me respiraba en la oreja derecha. Por suerte era el brazo de Kiara y el aliento de San que se habían quedado a recoger mientras toda la muchedumbre se largó a las 7 o las 8 de la mañana. Seguimos recogiendo hasta media mañana. Nunca había visto mi piso tan limpio. Descubrimos que el mosaico del suelo podía llegar a ser blanco y verde. No se nos resistió ni el vodka más barato.

Después de comer se fueron y yo no tenía el cuerpo para muchos cambios de ritmo así que me tumbé cerca del balcón a leer algun libro suicida que pasó por mis manos. Poco después el vecino salió a fumar y me soltó "me dijeron que hoy se quedaría una tarde bonita pero no me dijeron que sería tan bella como tú" y lógicamente entre sus palabras cruzando el patio que nos separaba y el sol que empezaba a apagarse ténuamente me sonrojé como aquella niña a quien su amor platónico acaba de dar su primer beso sin cruzarle palabra alguna. La frase fue seguida de un "vente a tomar café, ya sabes que piso es". Cerré el ventanal, suspiré mirando al techo y me cambié tres veces de ropa hasta encontrar ese look de estar por casa pero que me miré en el espejo cien veces, corrí a buscar mi mejor sonrisa y la acompañé con una suave línea negra bajo mis ojos.

Me presenté en su casa y hablamos de todo. Me contó sus aventuras por Etiopía y sus largas primaveras en Estados Unidos. Me susurró que mi sonrisa era bonita mientras yo por dentro creía de verdad que la suya era la mejor del mundo. Me giñó el ojo azul cielo que me subió a tocar las nubes y sus manos me tendieron una taza de café negra con letras blancas que gritaban "Have a good Day!"

4 de abril de 2009

filosofía mundana (el vecino)

Querido sábado,

Estas barritas de sésamo exportadas des de Grecia con algún carguero chino navegante de aguas mediterráneas me deja la boca con un gusto tan dulzón que he tenido que traerme la jarra de agua.
Por fin he visto al vecino. Las descripciones de mis vecinas no eran erróneas y ayer cuando se asomó a fumar un cigarrillo yo estaba apoyada en el ventanal (nuestras ventanas dan frente a frente) y tuvimos que saludarnos.
Después de demostrarle mi máster en previsión meteorológica anunciándole lluvias para todo el fin de semana él me contó que su máster era en hacer previsión amorosa y que por los vientos que le soplaban de mi comedor deducía que estaba en un momento "de paso" en mi vida, que el reflejo de los cristales le daban la certeza de que había suspirado más de 10 veces por algún idiota que se había dejado en la última cena el jersey grisáceo que yo llevaba puesto y que esa semana había estado fuera en algun viaje-antibiótico que no hizo del todo su efecto.
Tengo que reconocer que me ha sorprendido y hay pocas cosas en este mundo que sean capaces de alterar el orden correcto de mis frases y hacerme decir una estupidez como "¿y eso donde se estudia?" y hacerle reír.
"Tengo frío, buenas noches" ha sido la maniobra de escapismo que se me ha ocurrido inesperadamente y a la vez en contra de mi voluntad ya que me hubiese quedado toda la noche hablando con él y contándole que Al me había roto más veces de las que me había recompuesto, que no había suspirado 10 veces sino 20 por él mientras yo misma desentelaba el ventanal con la manga del jersey cuatro tallas grandes que se dejó la última noche. Pero no era el momento y tampoco la persona. ¿porqué le iba a contar mi vida a esos ojos azulones de enfrente? Así que he cerrado la ventana, me he quitado el jersey y me he tumbado al sofá leyendo el mail que ha acabado de hacer de esta noche una irrealidad completa.
Mail de Al con un mensaje cortísimo:
"Hola,
como estás? no me has cogido el teléfono en toda la semana y he llamado a Carlos por si sabía algo de ti y me ha dicho que te habías ido a Berlin. Sin mi. Bien, supongo que si no me dijiste nada era por algo...¿estas enfadada?
Contéstame. Últimamente te he visto muy distante y con caras largas,dime si aún me dejas algún rincón de tu vida para hacerte sonreír otra vez.
¿qué tal si me lo cuentas el lunes? Cójete una maleta para 3 días y preséntate a las 8 de la mañana en la terminal C. Te espero"

Me voy a reflexionar sobre qué hacer el lunes. Estaría bien plantarlo, devolverle todas las veces que se ha ido sin decir nada. Pero si quedamos en el aeropuerto es que quiere irse de viaje,conmigo...¿y la otra? ¿Porqué será capaz este chico de hacerme dudar hasta del aire que respiro?

24 de marzo de 2009

filosofía mundana (Berlín: el regreso)

Querido martes,
ayer volví a tierras cercanas como quien le han dado un par de muletas para ir tirando.
17 llamadas de Al del todo insignificantes, un par de vecinos nuevos y un post-it en la nevera con letra de mi madre diciendo que la llame cuando vuelva.
Aun no la he llamado y al otro tampoco. Lo que si hice fue subir a ver a las vecinas y que me contaran las novedades.
Parece ser que en el bloque de enfrente ha llegado un hombre nuevo con aires de ambicioso, sin mujer ni amante visibles por el momento y que da clases de karate los lunes y los miércoles de 8 a 10 de la noche a dos chicos que lógicamente y para deleite de mis vecinas entrenan sin camiseta.
Yo aun no los he visto porque justo ayer cuando llegué ellos ya no estaban. Solo pude intuir una tenue luz en el piso de enfrente y nada más.

Dije que me tatué unas notas en la piel y la verdad es que también me tatué un nombre: Ancel, el chico de la guitarra acústica de madre danesa y padre griego nacido con un par de ojos azules grisáceos y pelo negro brillante. Habla como canta y canta como cualquier alma de jazz y corazón de rock melancólico.
Ancel es libre. No libre como puedo querer serlo yo. No. El es libre de todo. Toca en el Raitsön Bar para pagar el alquiler del apartamento de 35 metros cuadrados que tiene cerca de alguna parada de metro de la linea verde que no recuerdo. Un apartamento co un sofá cama casualmente igual que el mío made in IKEA rodeado de partituras pisoteadas, algun que otro disco de vinilo y montones de libros que hacen de patas de una mesilla.

Estas noches a su lado han sido mejor que cualquier visita guiada por las entrañas de esta ciudad. Estas medias noches en vela por las calles berlinesas cogida del brazo de ese Dios griego sin patria o descalza por Tiergarten notando como la hierba empieza a humedecerse bajo mis pies helados que han heredado sus zapatos de tacón a mi mano derecha mientras la izquierda sujeta una botella de vino que rápidamente es cogida a sorbos por una boca de labios finos rodeados de una barba de dos días tumbada sobre mi vientre que me susurra alguna que otra canción de Jakob Dylan.

Han sido unas noches realmente brillantes que se acabaron el domingo con una gran despedida desde lo alto de una torre que soy imposible de recordar su nombre donde hicimos un par de aviones de papel con nuestros besos escritos en tinta invisible y los tiramos al cielo oscurecido de la ciudad mientras nos fusionábamos en un abrazo que se desenganchó en el aeropuerto ayer por la tarde.

16 de marzo de 2009

filosofía mundana (mi madre)

Querido lunes,
hoy hablaré de mi madre. Lo prometí un día y a estas horas en Berlin es negra noche tintada de frío.
Cierto, aun ando por aquí y es que estoy enamorada de esta ciudad. Es mi ciudad tirita. HAy chicos tirita y ahora he descubierto que también hay ciudades tiritas que curan las heridas que traes vengas de donde vengas.

El tema era mi madre y es que en estos días de soledad acompañada de galletas y vasos de leche caliente la hecho de menos.

Mi madre es una actriz de la vida y es que lo suyo es de cine.
Podría decir que es de circo pero quizá el séptimo arte es su mejor representante ya que es mas de aprenderse guiones que hacer de saltimbanqui.

Yo con ella me muero desde el día en que una lágrima suya baño mi recien estrenado rostro.

Me moría por las mañanas de los domingos cuando entraba pegándome gritos a las doce, subía la persiana y decía "vamos a meditar a ver que tarea transcendental nos espera en palacio" y se metía en mi cama hasta que se cansaba.

Me muero cuando la llamo enferma y ella me dice "ponte el termómetro y en lo que tardo a venir calienta un par de tazas de caldo y enciende el DVD" y le pregunto "mamá, ¿tú nunca te pones enferma?" y ella me suelta una de sus frases como "mala hierba nunca muere y cuelga".

Me muero cuando sabe que Al a vuelto a dejarme un puzzle de cien millones de piezas dentro de mí y ella despues de ver las correspondientes series empieza una batalla de cojines en el sofá que siempre pierdo diciendo "enemigo no me mate, no me mate que me rindo" y ella se va a la cocina toda victoriosa a preparar palomitas.

Me muero cuando me dice que nunca voy a verla y que por eso ha pegado mi foto al mocho


Me muero cuando quiere llamar a su madre y llama a su hermana y se queda hablando media hora hasta que suelta "si bueno me parece muy bien pero yo quería hablar con mamá!" y cuelga.


Y es que con ella te mueres, te mueres de la risa y si no, te remata.

Yo, por si acaso siempre me rindo antes de que me cojan agujetas.

Me voy a escuchar a un chico de éste barrio berlinés que toca en el bar de la esquina con una guitarra acústica que me tatuó sus notas en la médula.

6 de marzo de 2009

filosofía mundana (Berlín)

Querido viernes,
Llevo tres noches suspirando por lo mismo y no es que no tenga ganas de suspirar por él, el problema es que no tengo ganas de suspirar mientras miro tontamente una pared roja con los angelitos de Miguel Ángel colgando que me miran diciendo “déjalo, nunca te darás cuenta de que nadie importa en este mundo más que tú” y el problema es que sí que me doy cuenta pero no quiero. Los tres días de suspiro son los mismos días que llevo fuera de casa.
Pues sí, el miércoles me conecté a Internet, busqué un vuelo barato y esa misma tarde ya estaba volando hacia aquí. Esto es Berlín. Es frío de colores, es kebabs y mil comidas rarísimas del mundo mundial, vino caliente, autobuses de media hora, bicicletas, talleres de bicicletas de mujeres (los domingos) donde solo nosotras podemos entrar y arreglarnos nuestra propia bicicleta. Berlín es la puerta, su historia, patios comunitarios de edificios viejos, sillas de mimbre con una taza de caldo humeante esperando en un rincón de la habitación. ¿Parece de película verdad? Pues es así. Me cansé de Al y de su nueva historia de amor donde no estoy en ningún extremo del corazón infantil que se dibuja en los cristales humedecidos. Me cansé de sonreírle tontamente e insistirle en que si de verdad la quería que luchara por ella.
-¿y nosotros? Sé que no tenemos nada y por eso quiero asegurarme de que no te hago daño.
- No tonto, venga, vete a buscarla a la estación que aun estas a tiempo de decirle que la quieres.
Y va el tonto y sale corriendo hacia la estación en el mismo instante en que yo salía volando hacia aquí dejándole a mi madre en el contestador el mensaje “mañana estaré en Berlín hasta que me canse, Al lo ha vuelto ha hacer, ya te llamaré el jueves” y ayer me cogió el teléfono como quien lleva toda una vida esperando oír aquella voz tan familiar y a su vez tan poco cercana ya que hacía mucho que no hablábamos de verdad “No seas una cría y no te escondas de la realidad. ¿le amas? Pues quizá tú también tienes que salir corriendo pero hacia su estación y no hacia el país del olvido” y no me dejó articular nada más porque tenía razón y cuando mi madre tiene razón cuelga el teléfono para darme más tiempo de reflexión.