16 de enero de 2011

filosofía mundana (la lista)

Querido domingo,

Con un "Morning Yearning" saliendo de los minúsculos altavoces de este ordenador creo oportuno decir basta a más de medio año de sentimientos acongojados, rutinas suicidas, ideas kamikazes, amistades peligrosas, roces con lo prohibido y lo indebido, dudas del calibre 28 y pensamientos de arma blanca.

La soledad es la mejor compañera en los viajes de la vida pero no deja de ser una arma de doble filo que te degolla o la sientes punzante en cada tensión del esternocleidomastoideo.

A la primavera de mi vida me había quedado sin respuesta alguna a las preguntas más existenciales de mi mundo haciendo así, que me convirtiera en una simple y pura máquina de obsesiones cíclicas incapaces de ver más allá de lo que ya sabía.
No había motivación alguna para seguir haciendo esfuerzos por nada simplificando mi existencia a una simple nube más en el cielo más gris de los últimos años.

Hace unos meses dejé de hacer terapias de cafés en mi casa, la que necesitaba ayuda era yo y, aunque interiormente lo reconocía, era incapaz de mostrar el más mínimo grado de satisfacción a cualquier sugerencia de ayuda.

Ahora todo ha pasado muy rápido. Semanas atrás hablé con Van (vieja amiga como San o Kiara), quedamos para comer y sacó temas tan surrealistas como ella pero todo tenía un fin, hacerme ver que necesitaba ayuda y no se anduvo con rodeos "¿No crees que necesitarías ayuda de algún experto? No sé, algún psicólogo?". Dudé. "Quizás sí" le reconocí al mismo tiempo que se me llenaban las ganas de llorar a litros. Cambié de tema y ella, me sonrió y siguió comiendo.

Pocos días después, ordenando algunos cajones de la cómoda de la habitación encontré mi diario de cuando era pequeña. Lo empecé a ojear con cierta inquietud y alegría hasta que llegué a la maldita página. Sabía que esa página existía porque la había escrito yo pero desde que la escribí solamente la había vuelto a leer una vez. Con 12 años escribí las palabras con más sentido que he escrito nunca, con más esperanza y frustración que cualquier Premio Nobel. Había escrito mi vida antes de saber cómo sería.

"Si se supone que lo mejor de la vida es la juventud, yo voy a vivir hasta los 50. No habrá nada más allá que no haya hecho antes. Voy a morir a los 50 y, entonces, mi vida habrá logrado su sentido pleno".

Me eché a llorar y pensé "¿Si mi vida se acabara a los 50 qué me gustaría hacer?". Y entonces lo vi claro, tenía una posible solución. No sería la solución ideal ni la definitiva pero podría servir. Y aquí estoy.

Mi solución es hacer listas. No voy a hacer una lista cualquiera, voy a hacer las listas definitivas. Cada año voy a marcarme 10 cosas que quiero hacer antes de morir. 10 cosas al año, aquí de 5 años habré hecho 50 cosas más que posiblemente no hubiese hecho sin pensarlo.

Esta es la lista del 2011:

- Volver a cazar mariposas
- Conseguir el puesto de trabajo en el extranjero
- Andar descalza sobre hierba húmeda
- Hacer una sorpresa a un ser querido
- Bañarme en un río
- Leerme como mínimo uno de los libros de la lista "libros a leer antes de morir" que haré pronto.
- Ayudar para mejorar esta sociedad
- Volver a bailar claqué
- Ir a pasear por un bosque
- Pensar 10 cosas más para el 2012

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