1 de febrero de 2011

filosofía mundana (por todos)

Querido martes,

No fui al teatro. Ya tenía planes para el sábado, ir a ver un partido de baloncesto. Mi hermana Ela (la pequeña) entrena a un equipo de niños de 7 años con discapacidades psíquicas y fui a animarles, a pasar la tarde y a merendar con todos ellos bocatas de nocilla y zumo de manzana a la salida del partido.

Llegando a casa llamé a Oscar, el chico. No me contestó. Supuse que aun estaba en el teatro y ya no lo volví a intentar. Desde entonces no he sabido nada más de él y dudo volver a hablar. Con todo esto he vuelto a pensar en toda la gente que aparece y desaparece de mi vida en cuestión de días, meses y algunos minutos. No he vuelto a saber nada de Ancel, el chico berlinés de ojos griegos que me rompió con sus acordes. ¿Qué se habrá hecho de Lukas y el grupo de investigación de Alemania? ¿y de Lisa, T.J, Dylan, Noa y Shiba, los de Amsterdam? y en Amsterdam mismo, el chico del traje marrón seguirá con su vida, con su trabajo, su esposa y quien sabe si sus hijos...Realmente es impresionante la de gente que llegamos a cruzarnos y nunca más volvemos a saber de ellos. Quzás, en alguna tarde dominguera, sentados en el sofá de su comedor vuelven a pensar en nosotros y recuerdan palabras, gestos o besos y sonríen como yo estoy sonriendo ahora mismo. Por ellos. Por todos. Por todo.

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