20 de septiembre de 2010

filosofía mundana (comidas y pelotas)

Querido lunes,

Este fin de semana me tocaba comida de empresa. El caso era pasar toda la empresa y familias el domingo de comida en un merendero preparado con carpas, castillos hinchables para los niños, actividades variadas para todos. Un coñazo. Quería reconciliarme con Al antes del domingo porque, sin duda alguna, no pensaba ir sola a esa macro-convención de gilipollez y peloteo.

Nos reconciliamos. Fue fácil. El domingo al volverme a casa lo llamé. No le dije mucho. "Oye, mira que he visto una exposición en el museo nacional que traen algún cuadro de Van Gogh y Monet" y él (haciéndose el ofendido, el indiferente) dijo "ah, ¿y te ha gustado?" y yo "aún no he ido...". Se hizo el silencio. 3 segundos. "Venga vale, vamos mañana. Te recojo cuando salga a las 7". Perfecto. Me lo apunto para la próxima: cultura.

Le comenté el tema de la comida y me dijo que ya hablaríamos durante la semana. Llegó el viernes y no me dijo nada así que di por hecho que tendría que ir sola a aguantar los pelotas y los imbéciles. Pero no. Por suerte (bien, por desgracia) el sábado por la noche Al empezó a vomitar, a encontrarse mal y a tener fiebre. Ya sabemos todos como son los hombres de exagerados pero esta vez no le dije nada, tansolo "nos quedamos el fin de semana en casa, descansa", el muy miserable me dijo "oye ¿y la comida? ve tranquila que yo me se cuidar solo".

Reímos.
Y me vomitó encima.

No hay comentarios: