4 de julio de 2008

Filosofía mundana (capítulo II)

1r viernes:


Querido viernes,

Empezamos nuevo mes. Julio para ser exactos. La noticia buena es que este lunes acabé los exámenes de la dudosa pero respetada primera y segunda convocatoria (también llamados métodos de tortura china aplicados a la muchedumbre estudiantil del país). La mala es que aun no tengo trabajo y el ritmo que llevo me parece que acabará en tragedia, un verano sin curro (léase no tener pasta para largarse de viaje).

Siempre que pienso en Julio se me aparece un tio de dos metros con una barba de una semanita, tejanos, camiseta friki (de Supermario, Chanquete, etc.) y diciendo “Hola, soy Julio, ¿me llamabas?”. Lo sé, está cerca de rozar la estupidez injustificable pero aun así, me río. ¿Saben que es la ley de Murphy? Según un primo mío (quisiera decir lejano para que no nos asocien pero tengo que reconocer que el parecido físico nos acerca más de lo deseado) me dijo una vez que la ley de Murphy es la ley por la que se rigen los irlandeses. Si estáis riendo es porque lo habéis entendido, sino pues ya sabéis donde os toca el próximo viaje y qué os toca pedir en el bar (¡más claro el agua!). Bien, a lo que iba, la ley de Murphy apareció en mi vida el miso día en que las llaves se me quedaron dentro de casa cuando cerré, cuando la tostada esució todo el parquet, cuando se me pichó una rueda en un lugar sin covertura, cuando los trabajos se borran justo en la última página y cuando no le has dado a “guardar” y miles de ejemplos. La última aparición fue ayer. Toda la semana esperando el jueves para poder ir a darme un chapuzón y justo cuando llegamos se nos nubla el cielo y se gira un viento de mil demonios. ¿Saben la expresión esa de “pormiscojones”? Bien, pues ayer tuve que aplicarla y por mis mismísimos que me bañé. Resultado: cinco picadas de mosquito y un resfriado que está a punto de estallar y acabar con mis vacaciones y mi paciencia.

Hoy ceno en casa. Viene mamá y he invitado a las vecinas. Haremos fondue, miraremos la tele y comeremos palomitas como unas adolescentes que las han dejado una noche solas en casa. Sólo iba a cenar con las vecinas pero son unas fans de mi madre (no hay nada que joda más que tus amigas adoren a tu madre y esten todo el día hablando de ella) y por eso también vendrá. Otro día os hablaré de mamá pero se merece un capítulo a parte.

Voy a preparar todo, nos vemos el próximo viernes. Mi príncipe azul habrá vuelto de vacaciones (sin mí, se tiene que especificar!) y tendremos un reencuentro con cena…

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