28 de junio de 2012

filosofia mundana (Canada)

Querido jueves, 
 Des de Semana Santa mi vida ha dado un vuelco, como cuando era pequeña y me columpiaba tan fuerte que se me tumbaba el columpio y saltaba antes de caer. Esa sensación. Esa adrenalina de 3 segundos.

La semana del 11 de junio vino Al de vacaciones. Yo no pude pedirme libre porque el 21 entregaba el proyecto más importante de todos los que he empezado aquí, aún así trabajé toda la semana al máximo para poder hacer fiesta el viernes. 
Hasta que que no llegó no me di cuenta de cómo le había echado de menos. 
Su cumpleaños había sido la semana antes, así que aprovechamos para celebrarlo. 

La primera noche no pude ni descansar, no era capaz de pensar en nada más que no fuera él y le miraba y me repetía a mi misma que no había momento de mayor felicidad que ese. 

Se fue la mañana del domingo. El martes entregué el proyecto y cuando pensaba que tendría un par de semanas para descansar me llamó el director, quería que "habláramos" sobre un proyecto. 
Quedamos el viernes, yo solo pensaba que me iban a quitar algún proyecto, que tendría que reducir horas al equipo, que la crisis nos estaba hundiendo...y así empezó. 

Me contó que la sede estaba haciendo reducción de plantilla, que él no era el responsable directo, que la vida daba muchas vueltas. Con una táctica magistral cambió el tema y empezó a alabar mis proyectos, a decir que en menos de 5 meses había puesto mi grupo líder en innovación, que la originalidad de las presentaciones y de los proyectos eran únicos y que toda Europa empezaba a mirarnos con otros ojos. 

Empecé a pensar en un aumento de sueldo y mi cara se relajó y hasta sonreí tímidamente. 
Él calló. "No estoy aquí solo para felicitarte, tengo una oferta para ti". Ya estaba viendo mi sueldo crecer. ¿Qué sería, 200, 500 libras? "Es una oferta que me llega desde más arriba y yo no tengo nada a decir salvo respetar tu decisión".
Me quería morir, me iban a echar, seguro. "He recibido una oferta de la sede mundial que como sabes está en Canadá. Me pidieron tu historial en la empresa, desde que entraste de becaria en tu ciudad hasta ahora. Pensé que sería simplemente para controlar pero no. Te quieren allí. Quieren que trabajes con ellos, con los grandes. Eres buena y lo saben. El sueldo no creo que sea un problema. Nosotros te pensábamos renovar en nuestra sede hasta que quisieras pero esto no lo puedo decidir yo. Te quieren al menos 5 meses, tendrás 1 de formación porque tienes que adaptarte a su estilo. Si no has estado nunca en la sede te va a gustar. Es lo que todos queremos para nuestro futuro. Está en tus manos pero si me dejas darte un consejo, vete. Yo tuve mi oportunidad hace años pero tenía esposa, hijos y la estabilidad que me ha dado Dublin no la hubiese encontrado allí. Pero tu eres joven y aunque me sepa mal perderte de entre nuestras filas sabes que aquí siempre tienes una casa donde volver y te esperaremos, ahora te toca hacerte imbatible".

No dije nada. Llamé a Al y el sábado siguiente lo tenía aquí. 
Hemos estado hasta hoy decidiendo qué hacer con nuestras vidas. Hemos llorado hasta quedarnos abrazados en el suelo de puro dolor. No puede venir conmigo y yo, ahora, no puedo volver. 

Esta mañana he aceptado la plaza, me voy a finales de mes.
Esta mañana Al se ha vuelto a casa. No sé si nos volveremos a ver. Nos vamos a dar un tiempo y cuando yo vuelva entonces lo veré todo más claro. Veré si esto nuestro no era para tanto o si de verdad tenemos que acabar nuestra vida juntos y nada más. 

Aún ahora estoy con el corazón encogido y me oigo los latidos a cada respiro. Voy a empezar una vida nueva. Sola. Sola. Sola (como más lo repito más le echo de menos).