24 de abril de 2010

filosofía mundana (soledad)

Querido sábado,

Yo siempre he sido partidaria de creer que el destino cambia a cada segundo que se vive pero también es verdad en que hay momentos (quizás días o una tarde) en que parece que te hayan tirado por una cascada y después de salir de los remolinos del fondo consigues navegar otra vez llevada por la corriente del río. Ahora estoy aquí. Ahora estoy haciéndome la muerta sobre el río y dejando que me lleve, porque luchar contra las corrientes de agua es acto de mente insana y ya he luchado demasiado estos últimos días.

Estoy melancólica. A veces me dan días de estos y más desde que vivo sola. Yo siempre he luchado por mi independencia y por no depender nunca de nadie llegando a discutir con los compañeros del colegio, instituto, universidad o trabajo sobre lo fantásticamente apasionante que es vivir solo pero la verdad es que tiene sus pegas.

Con 15 años crees que llegar a casa y no oir la maldita voz de tu madre pegándote gritos desde el momento en que oye la llave en la puerta es la felicidad absoluta.
A los 20 te ves tan capaz de dominar el mundo con un simple chasquido de dedos que todo el mundo te sobra, te parece del todo innecesario tener que dar explicaciones de tu ritmo frenético de vida.
Ahora, abro la puerta y lo único que me responde es el reflejo del espejo. No hay alma que te dé los buenos días, las buenas noches o tan solo que te diga que los calcetines se tienen que poner a lavar y no dejarlos tirados a los pies de la cama. El piso está frío y la calefacción no da el calor humano. Tengo la tele, la radio, los peces, el trabajo, los libros pero ellos no me dicen "venga, anímate que ya lo tienes" o "¿con quien sales hoy? no vuelvas tarde" ni tampoco me tapan con la manta cuando me quedo dormida en el sofá, ni me ríen las gracias, ni me abrazan las penas.

Que esté escuchando una lista de spotify que tengo con el título "para llorar" puede tener algo que ver y que en estos momentos esté acabando "hallelujah" de mi amor platónico Jeff incrementa la ñoñería del momento pero hacía tiempo que quería reflexionar sobre esto, la soledad.

11 de abril de 2010

filosofia mundana (conocimientos)

Querido domingo,

Nunca me han asustado más de la cuenta los cambios pero, con el tiempo, te das cuenta de que no es tan fácil encontrar la llave de nuevas puertas que se esconden detrás de obligaciones, ataduras y rutinas.
Yo, que siempre he defendido mi alma como único equipaje, me doy cuenta que a mis muchas primaveras la maleta se me ha ido llenando sin darme cuenta y ahora, que puede ser la hora de volver a partir, tengo exceso de equipaje.

He aceptado el empleo para finales del 2011. Para ello me exigen niveles estratosféricos de cosas que ni siquiera sabía que existían (¿que coño es nivel avanzado en técnicas de dinámica de grupo? ¡yo toda la vida he trabajado sola! o conocimientos de marketing...pero si para eso ya tenemos todo un departamento!).


Lista de algunos conocimientos requeridos:

- idiomas

- licenciatura, máster o doctorado.

-nivel avanzado en técnicas de dinámica de grupo (vale, chaval, retírate).

-conocimientos de marketing (lo dicho), relaciones públicas e internacionales (eso ya lo tengo).

-pintura o escritura (pa'qué? si yo suspendí dibujo en primária!).

-defensa personal (ni que me fuera a la guerra! por el amor de Spock si soy de ciencias y mi máxima defensa ha sido apagar una calculadora rebelde. Esto acojona porque ya me imagino a los terroristas atacándome en el avión y yo como Karate Kid rompiéndoles la nariz con mi patada ultrasonica que habré aprendido con 3 meses de clase).

- facilidades de entendimiento (eso si, bien, controlado).

- estabilidad familiar o emocional (no tengo familia y lo emocional nos lo saltamos).

- conocimiento de nuevas tecnologías (tengui).


El caso es que tengo un año y medio para tener conocimientos hasta de como se pela una naranja con cuchillo y tenedor.

A tirar de agenda a ver quien me puede enseñar todas estas cosas en menos de 20 meses.

8 de abril de 2010

filosofia mundana (ruleta)

Querido jueves,

-¿Si te dijera que me voy?
-Te diría que me vengo contigo.
-¿Y si te digo que me voy mañana?
-Te diría que ya tengo el equipaje.
-¿Dónde?
-Estoy hablando con él.



Vuelve la ruleta de la suerte.

Consonante: me han ofrecido un nuevo empleo.
Vocal: lejos.
Consonante: el sueldo.
Vocal: un año.
Vocal: mañana tengo la reunión.
Consonante: no es hasta aquí de un año y medio.
Consonante: seguiría viajando tanto
Vocal: otra vez lejos de mamá
Vocal: lejos de MI CASA
y la última consonante: Al cambiaría su vida por mi

1 de abril de 2010

filosofia mundana (David, reencuentro)

Querido jueves,

A veces me pregunto ¿porque escribí la entrada anterior? y no le encuentro respuesta hasta unos días después. Mi abuela, que no es mucho de esas cosas místicas, me dice que es casualidad pero a mi me cuesta pensar en las casualidades y simplemente me fascino con la facilidad en que la vida pone delante nuestro historias inverosímiles.

La historia de cómo conocí a David me vino por casualidad cuando me lo crucé en el ascensor del trabajo el otro día y nos fuimos a tomar un par de cafés en el bar de la esquina. Hacia mucho que no sabia nada de él. No somos dos grandes amigos, ni siquiera sé si "amigos" es la palabra para definir eso, quizás somos más dos conocidos que pasaron una época de "mucho conocimiento" y ahora la cosa se ha vuelto más tensa. El caso es que tomando el café salió el tema de los accidentes de coche y David me habló de un primo lejano suyo muy "freelance"que ahora estaba viviendo en Texel, Holanda que con 10 años tuvo un accidente de coche con sus abuelos y sus hermanos y él fue el único que sobrevivió. Me quedé boquiabierta al oír por segunda vez esa terrorífica vivencia que pocos años antes le había logrado sacar a Adam. David era primo de Adam y eso ya empezaba a parecer la biblia. Nos pusimos a reír un buen rato y entonces, como quien piensa en voz alta, hablamos de las relaciones entre la gente de todo el mundo, de las culturas, de los viajes, de las amapolas, de las botellas de cristal, de la valle del río Omo y sus mujeres Mursi; hablamos del crack del 29, de los bolis Bic, de los discos de vinilo, de amalgamas de mercurio; se nos fue la tarda en el bar, el café pasó a ser una cerveza con un par de tapas, la cerveza se convirtió en una botella de vino. Me llamó Al y se unió a la cena improvisada en el bar. La última copa la tomamos en casa recordando las clases catastróficas de guitarra y celebré que los viejos tiempos dieran paso a esa noche.

Poco después David se fue y nos quedamos con Al dormidos en el sofá.

Es inevitable que el tiempo pase pero gracias a su paso nos podemos permitir el lujo de tener reencuentros, recuerdos, risas, algún que otro llanto y sobretodo nos permite La vida.