19 de diciembre de 2009

filosofía mundana (subir corriendo y bajar saltando)

Querido sábado,

Son las nueve de la noche y ya me duermo por los rincones de mis pestañas. El frío le susurra a mis pies un vals que no siguen el compás del radiador y mis manos de pianista se alargan hasta las entrañas de este teclado. Mi melena me ha declarado la guerra a favor de la anarquía y mis labios, cortados por el frío siberiano, hace noches que no besan. Y me rompo al pensar que estuve tanto tiempo sin besar esos labios que amaban a bocas de fresa de alguna otra mujer mientras yo besaba sapos descolorados que saltaban en charcos que me mojaban los pies. Y me muero al recordar cuando me hablaste en plata y me confesaste todas las noches que te habías ido a dormir pensando en mí y, desde entonces, yo cada noche sueño contigo.

Sueño contigo pero no te tengo aquí. Sueño con tus palabras con olor a hierbabuena. Sueño con tus pies descalzos, con esos dedos que se articulan a cada paso que vienes a por mi. Lo sueño todo pero hace noches que no lo veo y sé que es mejor así.
Es el todo por el nada, el nada por el siempre. La explosión, la sensatez, la libertad, la vida contigo y conmigo, los caminos convergentes y divergentes. La luz de tu espalda y la oscuridad de mi mirada. Tu barba de dos, de tres, de cuatro días, mi taza de café, tu cigarrillo al alba, mis pijamas de rayas, tus hoyuelos al reír. Mi falta de cordura, nuestra libertad, el subir corriendo y bajar saltando, el rojo de tus venas, la paciencia de mi corazón. Mi lista del 2009 donde tú estás en primer lugar, nuestras guitarras desafinadas que se codean con las tardes domingueras. El desván de tus ideas, mis ganas de llorar, los crepúsculos a orillas del edén, las manzanas que comimos antes de ayer. Mis películas de Disney, tus libros de Oscar Wilde, mis libros de Benedetti, tus películas de Morgan Freeman. Mis jerseys grandes, tus mangas arremangadas, nuestras caricias a los pies del diablo, mis peces de colores, tu perro incansable. Mis alas cortadas por el viento, tus ideas a propulsión, mis sueños de ser astronauta y tus ganas de pilotar un avión.

Hemos vencido al tiempo.
Éramos dos huérfanos de latidos, el cardiograma no nos daba ni dos telediarios y ahora estamos corriendo en tiempos récords en la maratón de las olimpiadas de los escalofríos.

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