12 de julio de 2009

filosofía mundana (Amsterdam)

Querido domingo,

Hoy te escribo desde la indignación de la clase obrera del país.
Parece ser que en el momento en que aceptas un trabajo en el cual tú no eres el jefe, tu vida pasa a ser un cajoncito en la gran cómoda de la habitación de alguien, y ese cajoncito lo pueden abrir y meterle lo que quieran o sacar, por ejemplo, las horas que les falta y tú, como buen cajón que eres,gastas todas tus horas hasta que no te quedan más y si tienes suerte de tener otros cajones en la misma columna pues les robas horas a ellos y así sucesivamente hasta que se completa la cómoda.

El caso es que esta mañana, como quien se pasa los días festivos por el arco de triunfo me ha llamado alguien que se hace nombrar director. Supongo que por su voz distendida me llamaba desde el chalet, tumbado en la hamaca del jardín mirando como los niños jugaban en la picina. Mientras, yo abría un ojo que maldecía el teléfono. Mi cansancio venía de ir ayer a la presentación del libro de mi primo (escritor, claro está) titulado "La utilidad del Cortapizas" (objetivamente bueno) saliendo después a celebrarlo.

He descolgado el teléfono con la intención de soltar un "vete a la mierda" al primero que se dignara a hablarme por el otro lado del cable.
-"Mañana a las siete de la mañana te pasa a recoger un taxi por casa y te vas a Amsterdam. El jueves tienes la presentación del proyecto. Volverás el juevues siguiente"
Y claro, no vas a mandar a la mierda al que paga las facturas así que he afirmado más con la cabeza que con la voz, he colgado, he pegado un grito y me levantado a preparar el proyecto que tendré que presentar.

Así que nada, con una temperatura próxima a derretir los termómetros yo me he quedado en casa haciendome la maleta y maldiciendo ser cajón y no la cómoda entera.
Yo, que de Amsterdam sólo conozco los tulipanes, el barrio rojo y los "coffe shops" me voy a estar una semana sola a ver que cuernos encuentro.

No hay comentarios: