7 de agosto de 2010

filosofía mundana (el paso zebra)

Querido sábado,

Aglun momento o otro tenía que pasar. Era de esperar. Lo raro era que aun no hubiese pasado. Se veía venir, de lejos. Todas mis neuronas habían calculado las infinitas situaciones pero, como siempre, un error de cálculo al plantear la ecuación inicial hace que el procedimiento sea diferente. No erróneo. Diferente.

Ayer sobre las 8 de la noche volvía de comprar cuatro cosas del super de dos calles más arriba porque cuando volví de trabajar me di cuenta de que la nevera empezaba a criar unos hijos bastardos bastante feos y asquerosos, así que tiré lo que me quedaba (cuatro lonchas de york, una manzana con forma de pasa y un tetrabrik de leche vacío) e hice la compra de la semana. Al cruzar por el paso de zebra que entra a mi calle me encontré con él. Yo pasé corriendo mientras el hombrecito de verde parpadeaba insaciablemente y me miraba con cara de desafío. Yo iba mirando las bolsas de la mano derecha porque empezaban a rozarme gravemente y entonces me tropecé con él. Dile destino, dile casualidad, dile torpeza. No se me cayeron las bolsas ni hicimos una escena de cine holliwoodiense enmedio de la acera. Fue todo más de cine independiente. Chocamos, por acto reflejo pedí perdón, le miré, me miró, sonrió, puse cara de asco, me cogió las bolsas con un "deja, que te ayudo", me acompañó hasta el portal preguntándome cómo me iba la vida, respondí un simple "bien", saqué las llaves, él me desafió con un "no vas a subirlas tú sola" a lo que yo respondí con un "tengo ascensor", él insisitió "¿nos tomamos un café o algo y hablamos?" a lo que yo respondí:

Algun día, Yago, algun día.

No hay comentarios: